Sara Larraín Ruiz-Tagle
Directora Ejecutiva
Programa Chile Sustentable
Desde 2016 Enel ha emprendido un camino por instalarse como pionera en electromovilidad, lo que difiere del camino paralelo de ser la propietaria de las termoeléctricas a carbón Bocamina I y Bocamina II instaladas en Coronel desde hace 48 y 41 años respectivamente.
Ambas termoeléctricas son las principales responsables de la contaminación local de Coronel, que desde julio de 2015 es declarada zona saturada de contaminantes atmosféricos (PM 2,5), tras décadas de movilizaciones y demandas de la comunidad local afectada, a la que se ha sumado el sector pesquero artesanal por el deterioro de su fuente laboral.
Así también, un nuevo estudio realizado en 2018 encontró la presencia de elevados niveles de arsénico y otros elementos contaminantes en 14 niños y 7 adultos de Coronel. Posteriormente, se iniciaron controles médicos, realizándose exámenes de metales pesados a mil niños de uno a cuatro años, mientras la preocupación generalizada en la comuna aumenta.
Paralela y paradójicamente Enel se ha preocupado en estos últimos años de liderar la entrada de la electromovilidad en el país, surtiendo de buses eléctricos a la Región Metropolitana desde 2016 y aumentando su flota a 120 buses para fines de 2018 y así crear el primer electrocorredor en avenida Grecia en Santiago.
Además, y en la misma región donde es responsable de las emisiones de material particulado, -y por ende de los altos índices de enfermedades asociadas- la empresa inaugura la primera electrolinera con la promesa de buses eléctricos para la capital regional del Biobío.
Luego de tres años de negociaciones con distintos municipios y empresas de transporte, Enel ha encontrado un nuevo nicho para comercializar la electricidad que produce, pero sin mencionar el cierre de las obsoletas y contaminantes termoeléctricas a carbón Bocamina I y Bocamina II.
El problema de la electromovilidad, es que no necesariamente asegura la transición hacia una matriz más limpia, sino que muchas veces aunque los buses no emiten contaminantes, sí lo hacen las termoeléctricas que alimentan la carga a dichos buses.
¿Electromovilidad a carbón? Esta es una realidad que encubre una generación contaminante y con efectos graves en la salud de las comunidades locales y que es necesario aclarar.
La compañía puede superar este doble estándar y alimentar los buses eléctricos con energía limpia. En Chile hoy existe una capacidad instalada de generación de 22 mil 580 MW, lo cual se incrementará con la construcción de los proyectos con Resolución de Calificación Ambiental (RCA) aprobada por una potencia de 4 mil 938 MW adicionales, mientras que la demanda eléctrica máxima es menos de la mitad, y equivale según las autoridades a unos 10 mil 690 MW.
Es decir, en Chile existe una sobreoferta de producción eléctrica que permitiría cerrar las termoeléctricas a carbón y además continuar aumentando el transporte eléctrico. Sólo así limpiaríamos la matriz eléctrica de verdad.
La población de Coronel y del Gran Concepción no deben seguir costeando con su salud la perpetuación de la generación a carbón, en una zona saturada, donde la electricidad sucia se pretende limpiar alimentando a la electromovilidad.