Reinaldo Ovando
Guía de pesca internacional instructor de confección de moscas
Yan Kee Way Lodge, Puerto Varas
Docente Universidad San Sebastián Puerto Montt
Los ríos de la zona austral de Chile, desde la Región de la Araucanía al sur, en las últimas tres décadas han sido colonizados por el miembro más grande de la familia de los salmones, el denominado King Salmon o Chinook (Oncorhynchus tshawytscha), especie que desata diversas reacciones, desde quienes lo consideran una plaga, hasta los que abogan por extremar las medidas de protección para evitar que la acción de los furtivos diezme la población de estos “magníficos peces” en nuestro país.
Todos los salmónidos presentes en Chile pertenecen al Hemisferio Norte y fueron introducidos primero con propósitos recreacionales y luego traídos por empresas que se dedicaban a la producción para consumo humano. De hecho, Isidora Goyenechea realizó entre 1883 y 1888 el primer intento de introducción de la trucha Marrón, que tuvo muy buenos resultados y que provocó el total poblamiento en el río Chivilingo, en la comuna de Lota.
En el año 1903, por encargo del Presidente, Germán Riesco, se eligió el terreno para la construcción de la primera piscicultura del país, inaugurada en 1905 bajo el nombre de Piscicultura de Río Blanco, que funciona hasta el día de hoy en Los Andes, muy cerca del Centro de Sky Portillo.
Desde este primer establecimiento estatal se importaron ovas de trucha Arcoiris y Marrón, además de salmón del Atlántico, las que fueron sembradas en las provincias de O´Higgins, Colchagua, Talca, Linares, Maule, Cautín y Valdivia, además en diferentes ríos, desde el Aconcagua al sur.
A principios de los años ochenta el Gobierno de Chile a través de Fundación Chile y una empresa japonesa realizaron un intento de sea ranching en Chiloé y los canales australes, una forma de producción acuícola que consiste en la liberación de alevines en los ríos y esperar su retorno para atraparlos y procesar. En este caso se trató de salmones Chinook, que en cumplimiento de su proceso natural emigran al mar para luego retornar a su río natal, desovar y morir.
Dicho intento no tuvo el éxito esperado, por lo que el proyecto fue abandonado; sin embargo, la enorme cantidad de ejemplares liberados colonizaron diferentes cuerpos de agua desde los canales australes al sur.
El hecho de ver peces tan grandes despierta todo tipo de temores. Para poner esto en contexto, estamos hablando de peces que oscilan entre los 7 y los 25 kilos de peso en ríos donde muchas de las truchas no alcanzan a pesar un cuarto de lo que pesa un salmón Chinook, los cuales una vez cumplido su periodo de estadía en el mar vuelven al agua que los vio nacer para cumplir con la parte final de su ciclo, que es desovar.
Algunos de esos temores, que alcanza casi la calificación de mito, es que estos gigantes depredan todo a su paso especialmente las especies nativas como la Peladilla, Pochas o Pejerrey, los cuales no tienen ninguna defensa frente a ellos.
Más allá de toda teoría, y luego que el Chinook termina su proceso con el desove, no es otra cosa que el triunfo de la vida, un poderoso mensaje que nos habla del viaje épico de una especie que vino para quedarse y prosperar en aguas australes, sus cuerpos tendidos (luego del desove) nos dicen que nada acaba con la muerte, que habrá otro escogido entre miles que recibirá el testimonio para correr esta posta y sortear los peligros que le asechan cada minuto de su existencia.