Sandra Ibañez Hinojosa
Directora de Postgrados y Desarrollo Profesional
Universidad San Sebastián Sede Concepción
El permanente cambio tecnológico, la globalización, la migración y los cambios demográficos, configuran hoy un escenario muy distinto al que vivieron nuestros padres o nuestros abuelos y, sin duda, estos cambios influyen en la vida de las personas mayores.
Según la Organización Mundial de la Salud, el año 2050, el 22% de los habitantes del planeta tendrá sobre 60 años, fenómeno que también se replica en Chile.
Si bien en los países desarrollados este proceso fue paulatino, lo que les dio tiempo para adecuarse, en nuestro país está ad portas, situación que nos plantea diversos desafíos, entre otros, el generar un ambiente propicio para incrementar la participación de los adultos mayores en la sociedad, fomentar su autonomía, mayor productividad y auto realización.
En este sentido, la evolución de la economía en el mundo ha logrado que el emprendimiento sea una herramienta poderosa para generar mayor movilidad social y una nueva generación de personas mayores se abre espacios emprendiendo, como una forma de continuar vinculados al mercado laboral, manteniéndose activos y vigentes en la sociedad.
Según resultados del Global Entrepreneurship Monitor Chile 2017, uno de cada seis adultos mayores emprende, y estos lo hacen más por necesidad (35% del total) que los más jóvenes (21%).
Respecto del nivel educacional, en 2017, el 48% de los emprendedores seniors en etapas iniciales tiene estudios de posgrado (diplomados, magíster, entre otros), cifra inferior a los emprendedores menores de 50 años (60%).
Otras investigaciones recientes consideran el emprendimiento en adultos mayores como un modelo de negocio que ocupará un importante lugar en las actividades económicas de mediados del siglo XXI. Otros estudios apuntan también a que éstos tienen gran capacidad de transferir sus conocimientos y habilidades a los más jóvenes, impulsando de esta manera la creación de empleo.
Hoy en día los emprendedores mayores son foco de investigación e interés y actualmente no existen suficientes programas que fomenten el emprendimiento en personas mayores.
Sin embargo, apoyar el emprendimiento del adulto mayor tiene un fuerte impacto en el desarrollo económico, de ahí la importancia de abordar el desafío tanto a nivel de la generación de una política pública, como a nivel del mundo privado y académico.
Es en ese contexto que el rol de las universidades resulta fundamental, ya que la educación es un pilar necesario para el cultivo del emprendimiento, y la manera de gestionar el conocimiento y el aprendizaje es vital para el éxito de las empresas y su impacto en la economía.
Mejorar nuestra productividad es clave para lograr un mayor crecimiento, reducir los niveles de pobreza y construir sociedades más equitativas y con mayor justicia social, que incluyan y hagan partícipes a nuestros adultos mayores, y para ello, es esencial desarrollar nuestro capital humano invirtiendo en educación y formación permanente, pues solo así podremos responder adecuadamente a los nuevos desafíos de un mundo en constante cambio.