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Hacia el apartheid climático

7 minutos de lectura

Por Naciones Unidas

Confiar al sector privado la lucha contra la crisis del clima puede conducir a una nueva segregación entre ricos y pobres que permita a los primeros escapar a los peores efectos del calentamiento global y a los segundos sufrir esos efectos hasta las últimas consecuencias. Este es el escenario que dibuja un experto independiente de la ONU, que denuncia que, a pesar de las voces de alarma lanzadas continuamente, muchos Gobiernos están dando tibios pasos o incluso aplicando medidas miopes.

“El cambio climático tendrá consecuencias devastadoras para las personas en situación de pobreza. Incluso en el mejor de los casos, cientos de millones se enfrentarán a la inseguridad alimentaria, la migración forzada, las enfermedades y la muerte. El cambio climático amenaza el futuro de los derechos humanos y corre el riesgo de deshacer los últimos cincuenta años de progreso en materia de desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza”.

Con estas palabras empieza su informe sobre Cambio climático y pobreza el relator especial de la ONU sobre la pobreza extrema, publicado este martes.

Para Philip Alston, el cambio climático no sólo tendrá el mayor impacto sobre quienes viven en la pobreza, sino que también amenaza hasta la propia democracia y los derechos humanos.

“No faltan las voces de alarma sobre el cambio climático, pero parece que hasta ahora no se han escuchado”, asegura el experto.

En este sentido, cita a William Nordhaus quien, al aceptar el Premio Nobel de Economía de 2018, describió el cambio climático como un “Coloso que amenaza nuestro mundo” y “el último desafío para la economía”. También menciona al ganador del mismo premio en 2001, Joseph Stiglitz, quien se refirió al cambio climático más recientemente como el advenimiento de la Tercera Guerra Mundial. Y también recuerda que el Papa Francisco ha declarado una “emergencia climática” mundial y ha advertido que si no se toman medidas urgentes habrá “un acto brutal de injusticia hacia los pobres y las generaciones futuras”.

Los derechos humanos entre las víctimas

“El cambio climático amenaza con consecuencias verdaderamente catastróficas en gran parte del mundo y los derechos humanos de un gran número de personas estarán entre las víctimas. Con mucho, la mayor carga recaerá sobre los pobres, pero de ninguna manera serán las únicas víctimas. Hasta la fecha, la mayoría de los organismos de derechos humanos apenas han comenzado a lidiar con lo que augura el cambio climático. Sin embargo, a medida que una crisis en toda regla se apodera del mundo, continuar como si nada pasara es una respuesta que invita al desastre”, razona el relator.

Para dar una idea de la escala del desastre que supone el cambio climático, recuerda las palabras del periodista estadounidense especializado en el cambio climático David Wallace-Wells, quien en su libro Uninhabitable Earth (La tierra inhabitable) señala que el carbono se agrega a la atmósfera cien veces más rápido que en cualquier momento de la historia humana preindustrial y que desde 1988, cuando las Naciones Unidas establecieron el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, se ha sumado más carbono a la atmósfera que en toda la historia de la humanidad.

El relator repasa entonces muchas de las consecuencias que estamos sufriendo en este momento debido al cambio climático, desde las temperaturas récord que se están alcanzando hasta el derretimiento de los glaciares, los incendios sin precedentes, las peores inundaciones de los últimos mil años, los millones de personas que están malnutridas debido a las sequías que acaban con  las cosechas, el aumento del nivel del mar, la desaparición de los ecosistemas marinos sustento de millones de personas, y las amenazas a la economía y al orden social en general.

El cambio climático exacerbará la pobreza y la desigualdad existentes.

A continuación, destaca las previsiones científicas sobre el aumento de la temperatura, que se intenta limitar a 1,5 a través del Acuerdo de París, pero que si no se logra subirá por encima de los dos gradosla diferencia entre la muerte y la vida.

“Un aumento de solo 1,5 °C en lugar de 2°C podría significar reducir hasta 457 millones el número de personas vulnerables a los riesgos relacionados con el clima, rebajar en 10 millones las personas expuestas al riesgo de aumento del nivel del mar; frenar la exposición a inundaciones, sequías e incendios forestales; limitar el daño a los ecosistemas y reducciones en alimentos y ganado; reducir a la mitad el número de personas expuestas a la escasez de agua; e impedir hasta 190 millones menos de muertes prematuras a lo largo del siglo”, señala el relator, cuyo informe trata sobre cómo el cambio climático afecta a los derechos humanos.

El cambio climático amenaza el pleno disfrute de una amplia gama de derechos. La acción rápida y la adaptación pueden mitigar mucho de esto, pero solo si se hace de una manera que proteja a las personas en la pobreza de los peores efectos.

Según el Banco Mundial, con 2°C grados de calentamiento, entre 100 y 400 millones de personas más estarán en riesgo de pasar hambre y entre 1000 y 2000 millones ya no tendrán suficiente agua. El cambio climático podría dar lugar a pérdidas en el rendimiento mundial de los cultivos del 30 por ciento para 2080, incluso si se toman medidas para adaptarse a él.

Además, entre 2030 y 2050, se espera que cause aproximadamente 250,000 muertes adicionales por año a causa de la desnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés por calor. Dado que las personas en situación de pobreza en gran parte no tienen seguro médico, el cambio climático exacerbará las crisis de salud que ya empujan a 100 millones de personas a la pobreza cada año.

Un ejemplo de secregación climática: los bomberos privados de guante blanco enviados para salvar las mansiones de los clientes de seguros de alto nivel en los recientes incendios forestales.

Las personas en la pobreza enfrentan una amenaza muy real de perder sus hogares. Para el año 2050, el cambio climático podría desplazar a 140 millones de personas en África subsahariana, el sur de Asia y América Latina solamente.

Las inundaciones y los derrumbes pueden debilitar las infraestructuras y viviendas ya degradadas, especialmente para las personas que viven en asentamientos no planificados o sin servicios. En 2017, 18,8 millones de personas fueron desplazadas debido a desastres en 135 países, casi el doble del número de desplazados por el conflicto.

Desde el año 2000, las personas en los países pobres han muerto a causa de desastres a una tasa siete veces mayor que en los países ricos. Además, las autoridades tienen una historia de priorizar las áreas más ricas para la protección, poniendo en peligro a las personas que viven en la pobreza.

Inequidad

Alston destaca un hecho en su informe. Los pobres son los que se llevan a llevar la peor parte del cambio climático pese a ser los que menos han contribuido a él.

“La mitad más pobre de la población mundial, 3500 millones de personas, es responsable de solo el 10 por ciento de las emisiones de carbono, mientras que el 10 por ciento más rico es responsable de la mitad completa. Una persona en el 1 por ciento más rico usa 175 veces más carbono que una en el 10 por ciento inferior”, resalta.

El relator añade: “perversamente, los más ricos, que tienen la mayor capacidad de adaptación y son responsables de la gran mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero y se han beneficiado de ellos, serán los mejor situados para hacer frente al cambio climático, mientras que los más pobres que son los que menos han contribuido a las emisiones y tienen la menor capacidad de reacción, serán los más perjudicados.”.

Y a pesar de todo…

Los discursos sombríos de los funcionarios del gobierno en conferencias regulares no conducen a acciones importantes.

“Incluso hoy en día, demasiados países están tomando medidas miopes en la dirección equivocada”, dice el experto, quien cita a Brasil, Estados Unidos y China entre los países que están actuando de forma miope.

A la luz de la parálisis de los Estados durante décadas, algunos miran con esperanza al sector privado en busca de innovaciones o se involucran estratégicamente con corporaciones, señala Alston, que indica que, “sin embargo, el historial de la industria de los combustibles fósiles deja en claro que el exceso de confianza en los actores con fines de lucro casi garantizará violaciones masivas de los derechos humanos”, ya que mientras los ricos serán atendidos adecuadamente, los más pobres serán marginados.

Como ejemplo de lo que puede ocurrir, el experto de la ONU recuerda que, cuando el huracán Sandy causó estragos en Nueva York en 2012, dejando a los neoyorquinos vulnerables y de bajos ingresos sin acceso a la electricidad y la atención médica, la sede de Goldman Sachs estaba protegida por decenas de miles de sus propios sacos terreros y contaba con la energía procedente de su generador.

Otro ejemplo que cita tiene que ver con los “bomberos privados de guante blanco que han sido enviados para salvar las mansiones de los clientes de seguros de alto nivel en los recientes incendios forestales”.

“Un exceso de confianza en el sector privado podría llevar a un escenario de apartheid climático en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras que el resto del mundo tiene que sufrir”, declara Alston, quien añade: “en lugar de ayudar al mundo a adaptarse al cambio climático, privatizar los servicios básicos y la protección social puede ser una forma de mala adaptación”.

*El experto de la Oficina de Derechos Humanos  Philip Alston, de Australia, fue nombrado relator para pobreza  y los derechos humanos en 2014.

Los Relatores Especiales forman parte de los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Los Procedimientos Especiales, el mayor órgano de expertos independientes en el sistema de la ONU para los Derechos Humanos, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y monitoreo establecidos por el Consejo para hacer frente a situaciones concretas en países o a cuestiones temáticas en todo el mundo. Los expertos de los Procedimientos Especiales trabajan de manera voluntaria; no son personal de la ONU y no perciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y actúan a título individual.

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