Colaboración permite ayudar, entre otros logros, a pequeños empresarios que no contaban con mayores recursos, pero sí con un amplio potencial.
Trabajar de manera colectiva implica generar confianzas, no solo tener un objetivo en común. Esto es precisamente lo que ha logrado el Departamento de Mecánica de la Sede Concepción de la Universidad Técnica Federico Santa María con productores vitivinícolas, tras años de actividades conjuntas que han permitido obtener recursos estatales para beneficio directo de los pequeños productores.
Actualmente ejecutan el proyecto “Nodo vitivinícola “Valle Biobío” para productores de la zona de Yumbel y San Rosendo”, donde Copeval actúa como agente operador intermediario, mientras el financiamiento lo entrega Corfo.
Es dirigido por el docente Marcelo Quiroz quien cuenta con la participación del profesor Guillermo Larson y su finalidad es mejorar la competitividad de un grupo de empresarios viñateros de la citada zona, mediante la articulación de redes, generación de nuevos productos, integración de los conceptos de sustentabilidad y de producción limpia e incorporación de innovación para la comercialización, explicó el Director del Departamento, Víctor Valdebenito.
El trabajo con los viñateros a nivel de Sede se remonta al año 2014, cuando la institución se adjudicó recursos del Gobierno Regional, trabajando con pequeños empresarios de Cabrero, Florida, Hualqui, San Rosendo, Santa Juana y Yumbel, fortaleciendo sus capacidades de gestión, más y mejor oferta de servicios de turismo gastronómico y rural, asistencia técnica, formación de capital humano, difusión y visibilización de la oferta de productos y servicios.
Luego, un equipo liderado por Valdebenito ahondó en aspectos técnicos, adjudicándose el primer proyecto local financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt), vinculándose con empresas del sector agroalimentario de la Asociación de Municipalidades para el Desarrollo Económico Local (Amdel). Esto surgió, dijo, “porque queríamos trabajar con medianos y pequeños empresarios”.
Agregó que “veíamos que generalmente la academia se vincula a con grandes territorios, con grandes empresas, y sentíamos la necesidad de abordar temas, actores, que habían estado al margen de las universidades. Con ese proyecto pudimos prospectar la zona y nos dimos cuenta que entre los empresarios también estaban los “desvalidos meritorios” de quienes habló don Federico Santa María, es decir, en este caso pequeños empresarios que no contaban con recursos, pero tenían un amplio potencial”, detalló.
El trabajo continuó con el “Nodo Vitivinícola Valle Biobío para productores de Yumbel, San Rosendo y Cabrero”, financiado por el Comité de Desarrollo Productivo Biobío, a través del agente operador intermediario Copeval, que contó con el respaldo de Corfo, Sercotec, Innova Biobío, Gobierno Regional, Consejo Nacional de Producción Limpia y la Secretaría Regional Ministerial de Agricultura. La urgencia fue homologar la producción y calidad, por lo que gracias a la asesoría de la Sede, 11 productores obtuvieron recursos de Indap para crear la primera planta de vinificación de la zona. Desde aquella fecha, incluso estudiantes de Mecánica se han involucrado, por medio de sus proyectos de título.
Todo esto ha permitido un estrecho trabajo con los productores, quienes valoran este vínculo indicó Arturo Escobar, Gerente de la Cooperativa Vitivinícola y Silvoagropecuaria “Frutos del Biobío”, entidad conformada en el marco de este trabajo conjunto, conformada por una veintena de socios pertenecientes a Yumbel y Cabrero, quienes cuentan aproximadamente con 100 mil plantas en cerca de 25 hectáreas.
Muchos de ellos integran la Asociación de Viñateros de Yumbel, con quienes se inició esta labor conjunta, Precisamente por los positivos logros y por ser el único valle viñatero –Itata ahora pertenece a la región de Ñuble- es que, dice Escobar, “estamos con muchas esperanzas de que en este sentido el Gobierno Regional nos pueda cooperar y fortalecer más todavía el Valle Biobío”.
Con viñas originadas hace más de cuatro siglos, cepas patrimoniales, vicisitudes climáticas que han incidido en el cultivo y variaciones en el precio de las uvas, los productores han potenciado el trabajo conjunto, envasando vino en botella y vendiéndolo en muestras costumbristas, buscando nuevos mercados, apoyados por el proyecto.
Consultado respecto al trabajo con la Universidad, Escobar afirmó que “lo encuentro excelente. Ha sido un muy buen aporte ya que, con esto, hemos logrado darnos a conocer, tener un sentido, un norte hacia dónde avanzar”. De hecho dijo, un paso importante en este trabajo conjunto fue la creación de la página web Valle Biobío, “y viene ahora una gira comercial para buscar nuevos puntos de venta, así que ha sido un gran aporte para la Cooperativa”, destacó.
Si bien la familia de Escobar como la mayoría, tiene tradición viñatera, reconoce que trabajar con la USM ha facilitado el desarrollo y avance. “Cuesta mucho cuando las personas tienen las ganas solamente de asociarse o agruparse, si no tienen la persona idónea que pueda guiar y simplificar las cosas para que el caminar sea más rápido como lo han hecho los profesionales de la Universidad, así que estamos muy agradecidos de su gestión”.
Producción Limpia
Los positivos análisis no solo son de los beneficiados directos. Glenda Montero, Secretaria del Comité Regional de Producción Limpia de la Región, consultada respecto a cómo evalúa el aporte del plantel al desarrollo de la industria del vino en la zona, fue clara en su apreciación. “Claramente la evaluación es positiva; el aporte de la USM se traduce en un compromiso conjunto de promover y difundir la sustentabilidad ambiental desde el sector público y de entender que el pilar de la competitividad es la sostenibilidad”.
Resaltó que “la USM ha sido un eslabón muy importante en el proceso de vinculación con los productores, ya que ellos tienen un trabajo anterior con el sector a partir de otros proyectos. Por lo mismo destaco la posibilidad que nos dieron de dar a conocer lo que hacemos y generar un espacio que permitió sensibilizar la importancia de implementar medidas de producción limpia en los procesos de producción y elaboración del vino, lo que finalmente se tradujo en la firma de un Acuerdo de Producción Limpia (en enero de este año). Igualmente, enfatizó que “destacamos la disposición de abrirse a trabajar de manera conjunta en la elaboración de nuestro instrumento, poniendo a disposición el conocimiento e incorporando innovación tecnológica”.
Montero indicó que la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático tiene la misión de articular los esfuerzos públicos y privados para que los sectores productivos regionales implementen nuevas formas de trabajo bajo un modelo de innovación e incorporación de conceptos de sustentabilidad, producción limpia y eficiencia energética “y todo ello ha sido posible gracias al esfuerzo y la colaboración de un equipo multidisciplinario que desde un comienzo entendió la lógica de nuestro trabajo”.