A través de una precisa y cuidada técnica de caracterización de núcleos de sedimento, el equipo de la UCSC inició su investigación llevando núcleos de sedimento extraídos del fondo de 20 lagos del sur de Chile a la Universidad de Minnesota para su análisis.
Con el objetivo de evaluar el hidroclima del sur de Chile y averiguar cómo ha cambiado durante los últimos 2 mil años, el docente de la Facultad de Ciencias de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC), Sergio Contreras, viajó hasta Estados Unidos para analizar 44 núcleos de sedimentos lacustres que se muestrearon en lagos de la zona de Lonquimay, Chiloé Continental y Chiloé Insular.
Todo un desafío significó el envío por carga aérea, la caracterización y muestreo de los núcleos de sedimento como un primer hito de esta investigación, que es parte de un proyecto Fondecyt, debido al riesgo que es enviar este tipo muestras por su tamaño, fragilidad y alto valor científico desde Concepción hasta Estados Unidos. Cada núcleo de sedimento media cerca de 2 metros de longitud y se debían embalar cuidadosamente, ya que no podían romperse ni transportarse verticalmente, para no alterar los resultados de la investigación.
El objetivo de analizar estos núcleos de sedimento, es conocer los cambios climáticos de los últimos 2 mil años del sur de Chile, conocer específicamente los cambios de la precipitación y comparar los resultados con el actual déficit hídrico del área. “Creemos que al medir núcleos de varios lagos en el área de estudio y buscar coherencia en la variabilidad climática, nos ayudará a tener interpretaciones y conclusiones más robustas que usando un núcleo o diversas técnicas en varios. Por eso analizamos, utilizando las mismas técnicas científicas, núcleos de lagos del sector Lonquimay, Chiloé Insular y Continental con el objeto de evaluar cambios en la precipitación los últimos 2 mil años. Los pocos registros hidroclimáticos no muestran importantes variaciones en el área durante estos 2 mil años, y usualmente son analizados con diferentes técnicas e interpretados individualmente sin buscar coherencia regional”, enfatiza Sergio Contreras.
“Gran parte de nuestro esfuerzo en Estados Unidos fue buscar restos de hojas o macro restos que se pudieran datar con Carbono 14, lo que permitirá definir la edad de cada núcleo de sedimento. Se han descrito cambios importantes en el hidroclima los últimos 2 mil años en el hemisferio norte, situación que en el hemisferio sur no está bien registrada y representada”, señala el también investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Ambientes Sustentables (CIBAS). Desde ahí nace la motivación de iniciar este trabajo en el extranjero, que además contó con el apoyo de Eduardo Tejos encargado del laboratorio de ciencias ambientales de la UCSC, Alberto Araneda como co-investigador del centro EULA de la Universidad de Concepción, Josef Werne y estudiantes de doctorado de la Universidad de Pittsburgh y apoyo técnico de colegas de la Universidad de Minnesota en Estados Unidos.
El análisis de este tipo de muestras en Estados Unidos permite considerar hasta el más mínimo detalle durante esta parte del estudio. De este modo se incluye análisis de propiedades físicas del sedimento, elementos inorgánicos, identificación y caracterización de tefras que son vinculadas a erupciones volcánicas en el área. Los lagos de Chiloé tienen una carga orgánica muy alta. “Es difícil con este tipo de muestras ver cambios recientes. Lo que queremos analizar es si realmente existen cambios de precipitación significativos en el pasado, utilizando indicadores biogeoquímicos que no se han utilizado en este tipo de estudios hasta la fecha en el sur de Chile”, afirma el docente. Esto, generaría un diagnóstico del clima en el pasado, lo que ayudaría a entender la coherencia hidro climática que existe en los lugares analizados.
“Si nosotros podemos determinar el cambio de precipitación en los últimos 2 mil años, podemos proyectar los resultados de los análisis para saber cuál sería el comportamiento en la región de las precipitaciones, por ejemplo en Chiloé continental donde no hay registros instrumentales, ver si la tendencia en precipitación es disminuir o aumentar en el futuro. Luego, comparar con el registro de otros núcleos y evaluar la coherencia de la proyección”, finaliza Sergio Contreras.