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Alza de bicicletas, falta de ciclovías y la necesidad de fortalecer el transporte público: expertos analizan el estallido social en las calles

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El medioambiente ha sido un tema de gran discusión en el país, dado los debates sobre el cambio climático a nivel internacional y la reciente participación de Chile como país sede de la COP25. Si bien el Ministerio de Transporte celebró que en septiembre de este año Chile la avenida Grecia se convirtiera en el corredor eléctrico de Santiago y Latinoamérica, por tener solo buses eléctricos en ese recorrido, ambos académicos señalan que se necesitan aún más esfuerzos para hacer el sistema de transporte más sustentable.

Paola Jirón duda que la política de electromovilidad sea lo más sustentable: “Ahí se reemplaza auto por auto, no se disminuye la congestión. Además el impacto real que tiene un bus eléctrico en la disminución del CO2 no es tanto. Hay que pensar de dónde sale el litio para las baterías de estos buses. Es una producción súper poco sustentable para el norte de Chile. Debemos enfocarnos en desincentivar el uso del automóvil”. 

El Metro de Santiago fue el punto de partida de la crisis social desatada el pasado 18 de octubre en el país, y la interrupción de su servicio dejó ver -tal vez con mayor claridad que nunca-, las falencias y los desafíos que tiene por delante que tiene el transporte público en Santiago. Tras dos meses observando lo ocurrido en las calles de la capital, los académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y de la Facultad de Arquitectura, Leonardo Basso y Paola Jirón, explican por qué la ciudad se vio colapsada tras el estallido social y proponen soluciones para mejorar el sistema de transporte público de forma sustentable a nivel nacional.

En un sistema de transporte público como el de Santiago, articulado en base a la interacción de buses y metro, la suspensión del tren subterráneo colapsó la ciudad después del 18 de octubre.

En este nuevo contexto, las bicicletas han ido al alza en la capital, evidenciando la falta de ciclovías para los usuarios.

“Hay un problema en la planificación del transporte, ya que se piensa en modos y no en trayectos de la vida de las personas”, afirmó Paola Jirón.

Según Leonardo Basso la decisión crucial que deben tomar quienes están a cargo de las políticas públicas en transporte radica en “la manera en que se comparte el espacio”, a cada medio de transporte.

Desde el estallido social, la movilidad urbana y el sistema de transporte en Santiago se ha visto a prueba. Numerosos cortes de servicio en el Metro de Santiago y en los buses públicos ha llevado a que la gente opte por otras maneras de transportarse, como el uso de bicicletas y scooters eléctricos. Sin embargo, las ciclovías no han dado abasto. Esto sumado a los numerosos tacos de autos particulares y taxis que no respetan la vía exclusiva de buses públicos, han hecho del colapso una situación inevitable.

El académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) y director Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI), Leonardo Basso, detalló que la razón por la cual el transporte en la capital se ha visto tan afectado señalando que: “El sistema de transporte público está basado en la interacción entre bus y metro. Fue diseñado de esa manera. Cuando se cortó el servicio de Metro, el sistema simplemente se vino abajo. No hay ninguna capacidad real de reemplazar a Metro. De hecho, la única forma de reemplazar la línea 4, por ejemplo, serían 14 buses en paralelo en 14 pistas. Eso es simplemente imposible”.

¿Por qué la gente usa más bicicleta?

El ingeniero civil analizó además el uso de la bicicleta como medio de transporte alternativo tras los infinitos tacos y escasez de alternativas para movilizarse, y además evaluó la posibilidad de aumentar la cantidad de ciclovías en la ciudad.

“El uso de las bicicletas aumentó al doble, con respecto a antes del 18 de octubre y eso ocurre porque la bicicleta es imbatible en cualquier viaje de menos de cinco kilómetros. De hecho, el 50 por ciento de los viajes en Santiago son de cinco kilómetros o menos. Las ciudades que tienen la bicicleta como un modo de transporte relevante tienen muchas ciclovías para proteger a los ciclistas, pero el espacio en superficie es escaso. Eso solo se puede hacer a costa del espacio de los autos” explicó el académico, quien señaló  además que la decisión crucial que deben tomar quienes están a cargo de las políticas públicas en transporte radica en “la  manera en que se comparte el espacio. Si acaso le dan más espacio al transporte público, si le dan más prioridad a las bicicletas y cuánto espacio se deja para los autos”.

Leonardo Basso aseguró que en la disputa por el espacio público, el auto es el gran ganador y que la prioridad debe focalizarse en mejorar la circulación del transporte público. “Se gasta y se construye para el auto, pero respecto al transporte público de superficie ocurre poco. Hay que priorizar al transporte público en el espacio y construir más pista solo bus. También se necesita más fiscalización en las pistas que ya existen”, advirtió.

Una de las ideas que propone el director del ISCI para mejorar fiscalización, dice, es que la cámara que grabe las infracciones de tránsito estén dentro del bus público, en vez de en la calle. Sin embargo, para ello se requeriría una modificación en la ley.

Para el docente, quien además es senador universitario, el gobierno debe apuntar a sistema de transporte público que garantice la igualdad espacial de movimiento. “Lo que ocurre hoy día es que la gente más pobre viaja el doble que la gente más rica y por lo tanto, no ve tanto a su familia que la gente con mayor poder adquisitivo, y esto sin mencionar las extensas jornadas laborales”, afirmó.

Transporte y vida cotidiana

La académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo y directora del nucleo Milenio Movilidades y Territorios, Paola Jirón, explicó que la falta de movilidad no tan solo produjo un colapso en el sistema de transporte, sino también irrumpió en cómo la ciudadanía estaba acostumbrada a desplazarse y entendía el espacio público.

“La gente adoptó otros modos de transporte. El uso de las bicicletas, automovilistas llevando gente gratis, eso también fue importante. Esto dio cuenta de la poca capacidad de reacción que tenemos como sistema de emergencia en Chile, como reaccionamos frente a ciertas emergencias. Aquí no hubo una capacidad inmediata, por ejemplo, que el Metro o los buses públicos, como red entera, tuvieran un sistema de sustitución”, argumentó.

La académica también destacó que otros factores que influyen en la congestión de las calles, como la ausencia de semáforos. “Hasta hoy día no hay claridad de alternativas de poder enfrentar la falta de semáforo. A veces hay carabineros, a veces personas hacen de semáforo humano. A veces no hay nadie. Tienen que haber soluciones alternativas frente a eso”, señaló.

Una de las soluciones que propone la directora del Núcleo Milenio para futuras políticas públicas, es dejar de entender el análisis del transporte en Chile usando un solo tipo de transporte exclusivo y entenderlos como trayectos que pueden ir mutando mientras se llega al destino.

“Nosotros funcionamos por trayectos. A veces tomo una bicicleta, luego camino, luego tomo el metro. Hay un problema en la planificación del transporte, ya que se piensa en modos y no en trayectos de la vida de las personas. Por eso hay discontinuidad en la forma de diseñar las ciclovías, hay ciclovías que no están emplazadas en los mejores lugares. Este momento es ideal de recoger información hacer un levantamiento de rutas preferenciales o más adecuadas que los ciclistas usen en este momento y planificar en función de eso”, explicó.

Transporte y sustentabilidad

El medioambiente ha sido un tema de gran discusión en el país, dado los debates sobre el cambio climático a nivel internacional y la reciente participación de Chile como país sede de la COP25. Si bien el Ministerio de Transporte celebró que en septiembre de este año Chile la avenida Grecia se convirtiera en el corredor eléctrico de Santiago y Latinoamérica, por tener solo buses eléctricos en ese recorrido, ambos académicos señalan que se necesitan aún más esfuerzos para hacer el sistema de transporte más sustentable.

Paola Jirón duda que la política de electromovilidad sea lo más sustentable: “Ahí se reemplaza auto por auto, no se disminuye la congestión. Además el impacto real que tiene un bus eléctrico en la disminución del CO2 no es tanto. Hay que pensar de dónde sale el litio para las baterías de estos buses. Es una producción súper poco sustentable para el norte de Chile. Debemos enfocarnos en desincentivar el uso del automóvil”. 

Fuente: uchile.cl

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