Gabriel Utria es un biólogo colombiano amante de las aves. Privilegiado por vivir en el país más megadiverso en aves del mundo, creó junto a sus hermanas un emprendimiento turístico que en conjunto con las comunidades locales ha ayudado a convertir a Santa Marta en uno de los destinos más cotizados por los avituristas a nivel mundial.
En su paso por Chile invitado por el Centro de Humedales Río Cruces de la UACh destacó la potencialidad que tiene nuestro país para el desarrollo del aviturismo.
Santa Marta es un destino turístico de Colombia no sólo conocido por sus playas, sino que también por otras actividades del rubro dada su extensa zona montañosa que contempla una sierra nevada con la montaña costera más alta del mundo con casi 6.000 mts de altura. Allí, y con diversidad de ambientes en pocos kilómetros, los colombianos han logrado de hacer del turismo una aventura a todo nivel.
Hace pocas semanas estuvo en Chile Gabriel Utria, biólogo colombiano y CEO de Quetzal Birdwatch, un emprendimiento familiar que realiza tours guiados enfocados en el avistamiento de aves, aprovechando que Colombia es por lejos el país donde más especies se pueden encontrar en el mundo. Fue invitado por el Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral de Chile, por una parte, para dar clases en el curso de Guía Bilingüe de Aviturismo (que se realiza ya por cuarta vez) y además para visitar una ruta de observación de aves en la región de Los Ríos.
El emprendimiento de Gabo –como lo llaman comúnmente- es bastante particular, dado que no solo ha desarrollado rutas turísticas sino que también se ha conectado fuertemente con las comunidades locales de los sectores que se visitan para que ellos no sólo ofrezcan servicios como alojamiento, alimentación u otras experiencias culturales, sino que también apoyen la conservación de las especies de aves presentes en el lugar.
¿Qué te motivó a trabajar con aves?
Tuve la oportunidad de crecer en la parte alta de la sierra nevada de Santa Marta, una zona muy especial porque tiene la montaña costera más alta del mundo casi 6000 mts de altura con nieve a 40 km de la costa. Mis padres administraban una estación biológica entonces tuve la oportunidad de participar en un proyecto de anillamiento de aves recién salido del colegio. Esto influyó para que estudiara biología y durante toda la carrera en la Universidad de Magdalena participé en investigaciones haciendo monitoreos de aves y anillamientos. Luego, cuando terminé mi carrera, empecé a hacer aventurismo. Poco a poco empecé a aprenderme los cantos de las aves, los sitios de interés las aves, logística, el perfil de los clientes y me fui dando a conocer con otros turoperadores. Después empecé a viajar por todo el país y me di cuenta de que en esta región había mucho potencial para el aviturismo.
¿Y cómo das el salto para crear tu propia empresa?
Advertí que no existía una empresa local especializada que pudiera gestionar acciones de modo que las ganancias que deja esta actividad quedaran en las mismas comunidades. Entonces convencí a mis dos hermanas para formalizar esta empresa, y con el tiempo, hemos logrado formar alianzas comerciales con muchos proveedores, transportistas, comunidad local, restaurantes y hoteles en las zonas rurales donde antes no había tantos empleos formales. Con esta estrategia, hemos logrado que las comunidades se formalicen y generen empleos, pero al mismo tiempo se conviertan en guardianes de los recursos naturales y así aporten a la conservación, en especial las de las aves.
¿Cuál es el perfil de la gente que visita Santa Marta?
En el mundo hay dos mercados principales emisores: Inglaterra, donde están los observadores de aves más especializados que destinan su tiempo a venir a estos sitios megadiversos a incrementar sus listas de aves. El otro es Estados Unidos, que son medianamente especializados. Nosotros hemos priorizado mercados no tan especializados ya que este tipo de clientes quieren combinar la observación de aves con otras experiencias. Por ejemplo, ofrecemos una ruta de ocho días donde se visitan diferentes ecosistemas, como playas, bosques secos y bosques húmedos como la montaña. Entonces combinas la observación de aves con mañana de snorkeling en las playas del mar Caribe o una tarde de un tour del café o un encuentro con comunidades indígenas.
Aquí enganchas el aviturismo con las comunidades locales…
Claro, nosotros asesoramos a las comunidades para estos clientes que son de nicho especializado. Y ha funcionado para la entrega de alimentación, alojamientos u otros servicios. Pero no solo eso: se hacen acuerdos de conservación. Nosotros le llevamos los clientes, ellos ganan dinero, pero tienen que darnos cosas a cambio como por ejemplo, que liberen zonas para la conservación o prohíban la cacería de aves. Es un ganar – ganar. Con el tiempo, ellos lo han entendido. Nuestra filosofía es usar lo más que se pueda de los servicios comunitarios para que el dinero se quede en la región y no usar hoteles de cadena, de modo de ayudar a mejorar la calidad de vida de las comunidades locales.
¿Y cómo realizan actividades de conservación con ellos?
Desde nuestra operación aportamos a la conservación de las aves, generando proyectos de investigación. Por ejemplo, estamos ejecutando uno con un pavo, que es una especie endémica amenazada por destrucción de hábitat y la cacería ilegal. Entonces, en alianza con un ornitólogo del zoológico de Phoenix Arizona en Estados Unidos, estamos instalando cámaras trampas alrededor de la montaña de la mano con las comunidades locales en sus fincas. Estimamos que quedan menos 700 individuos en su área natural y la idea de encontrar estas poblaciones para implementar estrategias de conservación de la manos con las comunidades y vincularlos al ecoturismo para que cuiden esta especie. Además, hacemos foros, y generamos alianzas con universidades e instituciones públicas para hacer educación ambiental.
Para quienes estén interesados en incursionar en este rubro, cuáles son tus recomendaciones?
Nosotros queremos que nuestros recorridos sean inspiracionales. Es decir, cuando esa persona aterriza en Colombia es una persona y cuando sale del país con estas experiencias comunitarias de conservación de aves sale siendo otra persona. Para esto, la experiencia debe ser de calidad, porque el boca a boca es muy importante en este rubro.
Experiencia en Valdivia
La conexión de Gabo Utria con la región de Los Ríos comienza en septiembre pasado, cuando el director del CEHUM, Ignacio Rodríguez visitó la zona para hacer uno de los recorridos de su empresa. El mismo Gabo fue el que lo guió durante algunos días, ocasión donde pudo conocer el trabajo que realiza el Centro de Humedales, especialmente lo relacionado al aviturismo.
En su visita a Valdivia, además de reunirse con autoridades y emprendedores turísticos, también realizó clases para los alumnos del curso de Guía Bilingüe de Aviturismo que realiza el CEHUM y visitó lugares de avistamiento de aves en la zona costera de la región.
¿Qué te ha parecido esta región para el desarrollo del aviturismo?
En primer lugar creo que Chile tiene las condiciones para desarrollar esta actividad. A veces no resulta tan fácil desarrollar estos proyectos, pero al conocer sitios naturales como el parque Oncol o la zona costera me doy cuenta que hay potencial. Quizás no hay tanta biodiversidad de aves en número como en país, pero el ave no es lo último que se requiere para construir una experiencia de aviturismo, aquí lo más importante es la voluntad de todos los actores del ecosistema como entidades públicas, empresarios, academia y comunidades locales. Entre todos se puede fortalecer el aviturismo para que todos se beneficien y para que las comunidades locales reciban esos beneficios económicos y se puedan convertir en guardianes de los recursos naturales y las aves, como lo vimos en la isla de Maiquillahue donde fuimos a conocer los pingüinos.
Supimos que incluso te emocionaste al verlos.
Me emocioné muchísimo porque desde que uno empieza a estudiar las aves, sabes que los pingüinos tienen adaptaciones especiales para poder vivir en el ambiente en que lo hacen. Ver esto por primera vez fue una experiencia muy emocionante.
¿Cómo conectas entonces la experiencia de la observación de aves?
Lo que nosotros hacemos más allá de ver el ave es conocer su entorno. Entonces las comunidades que están allí asentadas se preparan para ofrecer servicios turísticos además de implementar reglas para la conservación. En Maiquillahue hay una comunidad mapuche con una experiencia muy interesante. Les dimos algunas recomendaciones de cómo pueden seguir mejorando esa experiencia sin molestar el hábitat natural de los pingüinos, ya que llevan un año ofreciendo servicios turísticos, por lo que es el momento de prepararse para evitar impactarlos negativamente. Luego no va a ser necesario ni siquiera verlos o tocarlos. Hay muchas personas que no lo entienden y sienten que vivir una experiencia significa tocar los huevos o los pingüinos. Eso se podría evitar si uno tiene un video de una ficha para mostrar antes. Ya con sólo verlos de lejos al final ya te vas satisfecho. Son cosas que vamos a seguir trabajando con el CEHUM para que se fortalezca esta ruta y hayan diferentes productos tanto para los avistadores principiantes, nacionales e internacionales, ya que son estrategias diferentes. Esto, sumado a instituciones públicas de gobierno, a la academia y a las comunidades locales se puede hacer de Valdivia un destino de turismo con mucho potencial.
Para eso también estuviste contando tu experiencia con futuros guías especializados.
Sí, era uno de los objetivos de este viaje. Ha sido muy interesante compartir con los alumnos y conocer que algunos de ellos tienen emprendimientos turísticos, como kayak o ecolodge y quieren combinar esto con el aviturismo. Lo que hice fue transmitirles mi experiencia y que consideren que hay pasos básicos que realizar antes de iniciarse en el aviturismo (ver recuadro). Lo importante es desarrollar una oferta atractiva para el aviturista y promocionarla.
¿Y cómo ha sido tu experiencia como avistador de aves en nuestro país?
Muy buena, hay mucho potencial. Hemos registrado 70 especies de aves solo estos días. De las 70, 45 fueran nuevas para mí. Muchas veces no es cantidad sino es calidad. Y más que calidad, también es lo que está alrededor de las aves. Los viajeros internacionales ya no van solamente a ver un ave y chequearla, sino a vivir una real experiencia alrededor de las aves. Hay que construir artesanías, bailes típicos u otras cosas relacionadas con el tema de las aves.
Sin duda, un nuevo foco de atractivo turístico para nuestro país que abre muchas nuevas posibilidades de emprendimiento.
RECUADRO: PASOS PARA DESARROLLAR EL AVITURISMO
1.- Reconocer cuántas especies de aves hay en el territorio y sus características: las endémicas, las amenazadas o las de distribución restringida.
2.- Desarrollar infraestructura adecuada para el aviturismo: senderos, rutas de observación de aves, hoteles y restaurantes adecuados para los avistadores de aves.
3.- Formar guías especializados en reconocer aves y rutas.
4.- Desarrollar una oferta de marketing atractiva que vincule las rutas con los servicios conexos que aportan a la cadena de valor.