El miércoles 8 de enero se realizó en la Sala Minera Escondida de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la Universidad de Concepción, el seminario titulado “Variabilidad y Cambio en el Océano Costero de la Península Antártica”, el cual fue dictado por el académico de la Universidad de Delaware (Estados Unidos), Dr. Carlos Moffat; este seminario tuvo como objetivo la exposición de un estudio efectuado por el Dr. Moffat sobre el aumento de la temperatura del océano en las costas de la Península Antártica y su influencia en el derretimiento de los glaciares de la zona.
Este estudio muestra cómo el clima y los vientos en los alrededores de la Península Antártica han afectadado la temperatura de las aguas oceánicas, especialmente en el Mar de Bellingshausen y el Estrecho de Bransfield, y cómo las corrientes oceánicas fluyen por los cañones submarinos ubicados bajo las capas de hielo, los cuales alcanzan profundidades de entre 400 y 2.500 metros en las zonas más cercanas a la costa peninsular; para ello, se identifican ciclos de movimiento de aguas en los cuales la temperatura disminuye en invierno y aumenta en verano, y las variaciones de la temperatura son distintas entre las zonas norte y sur de la península.
En su exposición, el Dr. Moffat agregó también que hay otros factores que afectan las temperaturas de las aguas oceánicas alrededor de la Península Antártica, tales como nivel de oxígeno, clorofila y salinidad, los cuales no fueron incluidos en el estudio pero que serán considerados en futuras investigaciones. Considerando los cambios experimentados por el clima a nivel global, se espera que la intensidad de los vientos, una mayor temperatura en la atmósfera y cambios en la composición de los océanos, provoquen que la península posea una temperatura oceánica cada vez mayor a lo largo del año, y el derretimiento de los glaciares en la zona sea mayor.
Cada verano, en el mes de enero, se realiza un crucero de investigación en la costa occidental de la Península Antártica, con base en Palmer Station, donde científicos de todo el mundo analizan las variaciones en las temperaturas oceánicas, considerando la mayor cantidad de variables posibles, e incluso, empleando animales como lobos marinos para registrar de mejor manera la información disponible en la zona de investigación.