El castor es un roedor norteamericano introducido por la Armada argentina en 1946 al lago Fagnano, en Tierra del Fuego, como un intento por diversificar biológicamente al sector e iniciar una industria peletera.
Una delegación liderada por la Corporación Nacional Forestal, CONAF, e integrada por representantes del Programa de las Naciones Unidas ONU REDD, FAO y la ONG Wildlife Conservation Society (WCS) llegaron hasta la comuna de Timaukel para conocer los resultados del proyecto que busca restaurar bosque dañado por la presencia del castor.
Se trata del proyecto financiado por el programa de las Naciones Unidas ONU REDD, la FAO y ejecutado por CONAF, denominado “Restitución de procesos ecológicos a través de la restauración del estrato boscoso en áreas afectadas y abandonadas por castor (Castor canadensis Kuhl) en Tierra del Fuego”, iniciativa inserta en los planes de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales de la Unidad de Cambio Climático y Servicios Ambientales (UCCSA) y que busca restituir 27 hectáreas dañadas por el castor a través de una masiva plantación de árboles nativos que busca reforestar el suelo de la isla más extensa del país, que es compartida con Argentina.
El paso de esta especie exótica invasora, introducida en el sector argentino de Tierra del Fuego el año 1946 para aumentar la biodiversidad local y generar recursos económicos, no obstante, terminó transformándose en un depredador del bosque nativo del sector, estimándose en una superficie de bosque afectada que alcanza las 23.500 hectáreas en la parte chilena de islas Grande de Tierra del Fuego y Navarino.
En este contexto, la UCCSA de CONAF, a través de su equipo de profesionales, eligió sectores de la isla abandonados por el castor para realizar la reforestación, siendo este el trabajo que la delegación conoció en terreno el pasado jueves 16 de enero, al trasladarse hasta los sectores interiores del parque Karukinka y llegar hasta el Lote 10, percatándose de las alteraciones ecológicas provocadas por la especie invasora.
El director ejecutivo de CONAF, José Manuel Rebolledo, dio inicio a la jornada el pasado miércoles 15 de enero en Punta Arenas ante los representantes de las distintas agencias que componían la delegación, señalando los alcances del proyecto en los objetivos de CONAF al reducir la deforestación y degradación de los bosques, así como también contribuir con la tarea de mitigar los efectos del cambio climático. “Estamos hablando que solamente en esta región son 30 mil hectáreas de daños por los castores y que son tierras que pertenecen a medianos y pequeños propietarios que hasta hoy día no cuentan con resultados y soluciones”, indicó.
Tras conocer en terreno los avances del proyecto en Tierra del Fuego, Claudia Mojica, coordinadora del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), destacó la labor realizada por CONAF, señalando que si bien el trabajo concluye este año, se encuentran interesados en seguir avanzando sobre lo que se está haciendo en el territorio así como también acercarse a las autoridades regionales para movilizar financiamiento del Estado hacia este fin.
Por su parte, Juan José Ferrando, representante para América Latina de ONU REDD declaró que: “Si bien el problema es tanto del lado chileno como argentino nos encontramos con el mismo problema, lo que necesitamos es como los actores involucrados pueden hacer sinergia para reducir el impacto y recuperar las tierras degradadas”.
Además, el director ejecutivo de CONAF destacó que lo realizado ya se encuentra inserto en la misión de la institucional: “Los pilotos que hoy estamos ejecutando en este tema nos permiten saber qué tratamiento tuvo mejores resultados y, a partir de eso, nosotros podremos implementarlos más operacionalmente con el fin de restaurar estos terrenos” señaló la máxima autoridad del organismo.
En este ámbito, CONAF ha destacado varios logros en este trabajo de restauración de sitios dañados por el castor, sobre todo en otorgar una respuesta técnica y económica a través de la aplicación de una metodología nueva y exitosa que consiste en la plantación en núcleo, donde son múltiples plantas en un mismo territorio que aseguran la sobrevivencia y propagación de las especies arbóreas; el trabajo con material existente en el mismo sector, reduciendo de esta forma los costos de traslados de materiales; y, finalmente, la viabilidad de un “escalamiento” de la metodología, es decir, de aplicarla a mayor extensión de territorios dañados por el castor.
Plantación en núcleo de lengas, para la restauración ecológica del lote 10 del Parque Karukinka, en Tierra del