La contracción de la producción en China debida al COVID-19 ya tiene un fuerte impacto en la actividad económica global. La fabricación de instrumentos de precisión, maquinaria, automóviles y equipo para la comunicación son los renglones más afectados hasta el momento, según una evaluación de la ONU.
La presencia del coronavirus COVID-19 en China ha provocado una contracción del 2% en la producción manufacturera del país durante el último mes y ha causado ya una pérdida estimada en 50.000 millones de dólares a la economía mundial, revela un estudio divulgado este miércoles por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD).
China ha sido el mayor exportador del mundo y una pieza clave de las cadenas de producción global a lo largo de las últimas dos décadas. Es un proveedor fundamental de bienes y componentes de automóviles, teléfonos celulares y equipo médico entre muchos otros productos.
La súbita desaceleración de la actividad económica china debida a las medidas implementadas para la contención del coronavirus coloca su producción en este momento en el nivel más bajo desde 2004, con consecuencias mundiales que han llevado a los bancos centrales de varios países industrializados a bajar sus tasas interés en días recientes para afrontar el embate, estimular la economía y contrarrestar el pánico en los mercados financieros, que registran una caída continua en este periodo.
Impacto por sectores
De acuerdo con la evaluación de la UNCTAD, los rubros más golpeados hasta ahora son los instrumentos de precisión, la maquinaria, los automóviles y el equipo para comunicación.
Las economías de la Unión Europea, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Vietnam están entre las que han sufrido un mayor impacto.
El estudio explica que con la globalización económica de hoy, cualquier alteración en China se extendería fuera de sus fronteras incluso si el brote de COVID-19 se contuviera en el país. Su papel de proveedor de múltiples suministros para empresas en todo el mundo afecta irremediablemente las cadenas de valor regionales en Europa, América y Asia del Este.
Los países en vías de desarrollo que dependen de la venta de materias primas han recibido también un golpe muy intenso.
En la presentación de la evaluación en Ginebra, la jefa de la División de Materias Primas y Comercio Internacional de la UNCTAD, Pamela Coke-Hamilton, advirtió sobre lo que puede venir.
“Si la propagación del virus no se mitiga en el corto plazo, el impacto general en la economía global sería sustancial en términos de un retroceso muy negativo”, dijo.
China se ha convertido en la central manufacturera mundial de muchos sectores. Actualmente, cerca del 20% del comercio global de productos intermedios manufacturados se origina en China, en 2002, esa cifra alcanzaba el 4%.
“Si el COVID-19 se saliera de control, veríamos cierres de fábricas no sólo en China, sino también en India, Estados Unidos y demás países. Ahí tendríamos un gran problema”, acotó Alessandro Nicita, de la misma División de la UNCTAD.
Sacrificio económico
Según los expertos de la dependencia de la ONU, el impacto económico del coronavirus dependerá de las medidas que tomen los países.
“China ha hecho un gran trabajo de contención, pero ha sacrificado su economía, al menos en las primeras semanas. Hizo cierres planificados, restricción de movimiento de personas, ambas medidas necesarias, aunque tomarlas conlleva consecuencias económicas”, recalcó Coke-Hamilton.
La economista indicó que algunas industrias podrían encontrar proveedores alternativos, como México o Europa del Este, pero aclaró que eso requiere tiempo porque no sólo hace falta mover la producción de un país a otro, sino que, además, hay que construir infraestructura y diseñar una logística.
Agregó que los procesos de reubicación de las compañías nunca son fáciles.
Así, previó que el efecto en las cadenas de valor mundiales continuará durante varios meses. “Pero si se recupera en pocos meses, el impacto a largo plazo será diferente y menos grave. Así que depende de lo que pase en China”, apuntó.
Coke-Hamilton reconoció, no obstante, que no está claro hacia dónde va la economía. “Dependerá mucho de lo que pase con el COVID-19, si se pudiera desarrollar una vacuna pronto, veríamos el fin de la desaceleración pronto, pero si no, el impacto puede ser grave”, puntualizó.
FMI y Banco Mundial
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial afirmaron estar listos para ayudar a los países a encarar el desafío que significa el COVID-19.
“Trabajamos con las instituciones internacionales y las autoridades nacionales, especialmente con las de los países pobres donde los sistemas de salud son débiles y la gente es más vulnerable”, informaron en un comunicado conjunto.
Entre las provisiones que estas entidades ponen a disposición de los Gobiernos se cuentan el financiamiento de emergencia, asesoría y asistencia técnica.
“El fortalecimiento de los sistemas de monitoreo y respuesta de salud de los países es vital para contener la propagación y los brotes futuros”, concluyeron el FMI y el Banco Mundial.
El FMI anunció hoy una línea de crédito de 50.000 millones de dólares para respaldar de manera inmediata la respuesta de los países al COVID-19, en tanto que el Banco Mundial puso ayer a disposición de los países que lo necesiten un paquete de hasta 12.000 millones de dólares .