“Las fugas de petróleo y la contaminación de la industria pesada están afectando la salud de los ciudadanos locales”. Así parte la revista Wired Magazine un extenso reportaje sobre la compleja situación que se vive en la comuna de la Región de Valparaíso.
“Fue brutal. Casi no podías respirar. Me dolía la garganta, tenía los brazos y las piernas entumecidos ”, relató Carolina Astudillo a la revista británica. Cuenta que salía de su casa y luego de unas hora notó un cambio de aire a su alrrededor, se sintió enferma entumeciéndose sus extremidades.
No es un caso aislado. Quintero lleva desde 1964, cuando había sólo una instalación de fundición de cobre hasta hoy en donde son 20 las instalaciones industriales que hacen de esa ciudad un verdadero infierno.
“Muchos de sus vecinos padecen enfermedades respiratorias como el asma. El aire a menudo sabe metálico, en lugar de marino. Incluso la playa se ve más oscura de lo que debería ser: en lugar de conchas, la arena está llena de carbón derramado de los buques de carga. Algunas aves muertas yacen arrastradas a pocos metros de donde algunas familias comen”. Es la frase que utilizó la prestigiosa Wired, para poner en contexto lo que viven los habitantes de aquel lugar.
En palabras consistentes, la publicación cuenta sobre la situación de contaminación más compleja que han enfrentado los habitantes. Concretamente lo sucedido entre el 21 de septiembre y el 18 de octubre del 2019, cuando “1.398 personas fueron tratadas por intoxicación por gas en hospitales locales, según el Ministerio de Salud de Chile”.
Habla de las protestas realizadas luego de conocidos los casos de intoxicación y de cómo también este tema se transformó en otro de los detonantes del estallido social, responsabilizando que “en parte, las comunidades han sido demasiado débiles para luchar contra el poder económico” y que “las zonas de sacrificio solo le ocurren a comunidades vulnerables. No tienen ninguna capacidad para luchar o huir, solo tienen que quedarse allí”
De hecho, hace sólo unos días nos informamos acerca de la denuncia de Greenpeace Chile por el intento de silenciamiento a los afectados de la ciudad, por parte de una importante compañía.
Chile sigue siendo extremadamente dependiente de estas industrias. Codelco es responsable del 11 por ciento del cobre del mundo. China es uno de los mayores importadores de cobre chileno, y alrededor del 60% de la demanda mundial total de cobre es para electricidad; está en nuestro cableado doméstico, nuestra fontanería, publicó el medio inglés.
Agregó que el 40% de la energía producida y consumida en Chile proviene de la quema de carbón y las 28 plantas termoeléctricas que generan esta energía se encuentran en cinco ubicaciones en todo el país, en las zonas de sacrificio. “La energía de todo el país depende de estas terribles zonas de sacrificio donde viven muy pocas personas que no tienen ninguna capacidad de defenderse, son pobres y vulnerables”.