Aunque la tasa de mortalidad entre los niños es relativamente baja, el cierre de las escuelas afecta al bienestar físico y mental de los niños. Es un enorme desafío para muchos de los niños pobres que no van a la escuela, para los que no tienen acceso a un lugar seguro durante conflictos y para los que no disponen de la única comida del día que obtienen de la escuela. La experiencia adquirida durante la epidemia del ébola está ayudando ahora a ofrecerles un mejor apoyo.
Los niños son el grupo más importante de personas a las que el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia está proporcionando protección, apoyo y ayuda en la crisis del coronavirus COVID-19.
En una entrevista con noticias ONU, Luwei Pearson, la jefa interina de la Sección de Salud de la División de Programas de UNICEF, nos habla sobre esa ayuda y otros temas relacionados con la respuesta al Covid-19.
¿Cómo ayuda su agencia a aliviar las cargas familiares y el estrés de los niños?
Debo admitir que ha sido una curva de aprendizaje para UNICEF, así como para los gobiernos de diferentes países y para las organizaciones internacionales como las Naciones Unidas. Al principio, pensamos que era una situación parecida a la gripe. Nadie previó que cerrarían las escuelas, las fábricas y las fronteras.
Aunque la tasa de mortalidad entre los niños es relativamente baja, el cierre de las escuelas afecta al bienestar físico y mental de los niños. Desde los primeros días enero UNICEF en China y Estados Unidos colaboraron en herramientas de aprendizaje saludable en el hogar puedan seguir interactuando unos con otros, tengan un espacio saludable y estén bien informados. Interactuamos con los niños sobre cómo lidiar con el estrés a través de las redes sociales.
Recientemente el director de educación de UNICEF publicó un artículo de opinión en un periódico de Estados Unidos, creo que en el Los Angeles Times, para recordarnos que, aunque los niños no mueren por la enfermedad, soportan gran parte de la carga social por lo que debemos tener cuidado a la hora de medir lo que les sucede tras los cierres de escuelas.
Lo que aprendimos del Ébola en África occidental es que el cierre de escuelas no siempre es saludable para los niños. Es un enorme desafío para muchos de los niños pobres que no van a la escuela, para los que no tienen acceso a un lugar seguro durante conflictos y para los que no disponen de la única comida del día que obtienen de la escuela.
Hablando de los niños no debemos olvidarnos de sus madres…
Estamos recopilando información sobre qué sucede con los niños nacidos de madres que con Covid-19. ¿Es segura la lactancia? ¿Hay transmisión de madre a hijo si existe tal cosa? Estamos monitoreando la situación. Todavía es pronto y las pruebas aún no están claras. Muchos de los datos iniciales vendrán de China, porque tuvimos el primer brote y se empezó antes con la recolección de datos.
Después están los efectos en las mujeres con los niños que se tienen que quedar en casa. ¿Qué pasa si muchas han de ir a trabajar? Necesitan salir para ganar un salario. Así que somos conscientes de lo que significa para ellas tener hijos en casa sin escuelas. Por eso, le pedimos al mundo, al marido, al padre, a los otros miembros de la familia y a todos que den apoyo adicional a las mujeres, porque la carga no debería estar sólo sobre sus hombros. Debería ser compartida por todos nosotros.
¿Cómo podemos pedir a los países subdesarrollados?
Lo que nos preocupa es la carencia de necesidades básicas. ¿Qué quiero decir con básicas? Electricidad, agua para lavarse las manos, agua en los quirófanos para operaciones, agua para limpiar la sala de partos. El agua no es algo que se pueda dar por descontado en los centros de salud de muchos países africanos. No está disponible en las áreas remotas. Cuando hay sequía es un bien realmente escaso.
UNICEF ha prestado mucha atención al lavado en las instalaciones de salud y en las escuelas. También apoyamos las actividades de atención primaria básica en casa para que las enfermeras y las parteras capaciten a los proveedores de salud que sirven en dichas instalaciones.
Esto es realmente importante no sólo para la prestación diaria de cuidados médicos, sino para los brotes de enfermedades. Siempre que hay un brote de algún padecimiento retomamos el diálogo de la importancia de la atención médica primaria, pero cuando se acaba no invertimos lo suficiente y siento que no dedicamos suficientes esfuerzos y recursos para construir un sistema de atención médica primaria, ya sea por parte del gobierno o de los socios en países desarrollados.
¿Qué impacto tienen las restricciones como el cierre de fronteras al trabajo de UNICEF?
El tema de los niños en tránsito ya era un tema candente antes de la aparición del Covid-19. Hay niños que se desplazan entre países de una zona afectada, cruzando fronteras para estar seguros. El cierre fronterizo sin duda repercutirá en las familias, en los niños desplazados, los desplazados internos, los refugiados y los migrantes, en UNICEF, que cuenta con un grupo especial establecido durante la respuesta del Covid-19 para asegurarse de que esos niños vulnerables no sean olvidados.
Nuestras reservas mejoraron esta semana con respecto a la anterior, especialmente tras la vuelta al trabajo de los fabricantes chinos. Sin embargo, para enviar esos productos y que salgan de China tenemos que asegurarnos de que los aviones de carga estén disponibles y que el espacio aéreo esté abierto para permitir que lleguen a su destino. Así que el cierre fronterizo y la cancelación de vuelos por las aerolíneas, sin duda afectan a la disponibilidad de productos básicos y medicamentos. Tenemos que seguir trabajando con el gobierno y las autoridades, así como con los sectores público y privado para asegurarnos de que la producción esté disponible, así como el transporte y la distribución.
¿Por qué y cómo puede UNICEF ser tan rápida en su respuesta?
Mi análisis se centra en dos áreas. La primera es que, pese al gran desarrollo del país durante las últimas tres o cuatro décadas, China sigue siendo un socio clave para UNICEF, pese a no ser un receptor de ayuda convencional. Sin embargo, se ha convertido en un socio estratégico.
La segunda es la experiencia de UNICEF en la preparación para emergencias. Tras las lecciones aprendidas con el Ébola en África occidental, estamos preparados en términos de programas y planificación, en suministros, en disponer reservas de productos básicos para tratar las enfermedades y las amenazas más comunes. La preparación es fundamental para efectuar una actuación rápida.
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Desde el primer envío de asistencia a China, ¿qué ha hecho UNICEF?
Ha sido todo un reto. La enfermedad hizo que nuestras reservas iniciales se agotaran muy rápidamente. No podíamos conseguir materias primas o continuar la producción y los pedidos desde China. Hubo un período temporal de aprovisionamiento de productos básicos, escasez de guantes, PEP (profilaxis post-exposición), mascarillas. La situación está mejorando. Tras la vuelta al trabajo de los fabricantes chinos hemos logrado que algunos medios privados de China, así como del sector público, llegasen a acuerdos especiales para preparar muchos de los materiales esenciales para otros países que se enfrentan al brote, como Europa o América.