Por Gonzalo Vial Luarte
Director ejecutivo de Fundación Huella Local
En el marco del Día de la Tierra, es necesario reflexionar sobre la preocupación por el medio ambiente enfocado en el desarrollo sustentable del país. Nuestro sentido común, señala que la protección del ecosistema se vincula a proteger la vida, y en consecuencia, mejorar la calidad de vida de todas las comunidades, sin embargo, esta situación se contrapone con el modelo de desarrollo que contamos actualmente, basado en el crecimiento infinito del consumo, hipotecando la sustentabilidad del medio ambiente.
Recientemente la Organización Metereológica Mundial informó que los efectos del cambio climático han incrementado, siendo 2019 el segundo año más cálido del que se tiene registro, meses donde el aumento de la temperatura de las aguas oceánicas ha alcanzado los 1,1°. A esto se suma el incremento de catástrofes medioambientales en el mundo: sequías, inundaciones (dificultando el abastecimiento de las personas); ciclones tropicales, incendios forestales, contaminación atmosférica, entre otros. Todas con consecuencias terribles para el planeta, y específicamente, para los más vulnerables.
Se calcula que 7 de cada 10 millones de refugiados y desplazados en el mundo, lo hicieron a consecuencia de desastres climáticos. Hoy existen metas mundiales reflejadas en el Acuerdo de París de 2016, pero, ¿cuál es nuestro aporte desde lo local?, ¿tenemos ejemplos institucionales para crear espacios que aporten en la sustentabilidad y el desarrollo “glocal”?
A raíz de esto, destacamos a los Objetivos de Desarrollo Sustentable de la ONU, que invitan a disminuir la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad para el año 2030. En Chile, pese a que diversas organizaciones ya se han sumado a este llamado, aún queda mucho camino por recorrer. Hoy tenemos una gran oportunidad. El Covid-19 ha dejado en evidencia muchos aspectos históricamente desplazados tanto por el Estado como la industria, uno de ellos, algo que suena muy obvio: la vulnerabilidad de las zonas rurales y aisladas del país.
Creemos que el desarrollo debe tener como base el territorio local, donde las medidas se apliquen primero y se verifiquen concretamente. En esta línea, parece esencial tomar un enfoque que considera realmente las diferencias y desigualdades del territorio, entendiendo que el crecimiento sostenible se basa en 3 variables: económico, social y ecológico. El desarrollo local puede reagrupar perfectamente estos ejes, añadiendo dos ingredientes: participación ciudadana y vinculación de los actores relevantes y la comunidad de un territorio. Esto, por medio de alianzas público-privadas.
Ejemplos hay varios en estos tiempos. Recientemente, la Municipalidad de Quillota junto a la PUC de Valparaíso, lanzaron una plataforma gratuita para las pymes locales, entregándoles nuevos canales de comercialización y difusión online, para incentivar la actividad económica. Por otra parte, INDAP entregó en Cabildo más de 20 estanques de agua para apoyar a la ganadería y la agricultura. Por último, el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética lanzaron el 4° Concurso de Inversión Energética Local, buscando incentivar la inversión energética local, financiando proyectos de generación de energía renovable. Iniciativa que busca efectivamente la integración de la comunidad y la industria. Todas las anteriores tienen un fuerte impacto en los territorios y con nuevas gobernanzas asociadas.
Hoy más que nunca, debemos tomar conciencia de que tenemos un sólo planeta para habitar, por lo que debemos generar un escenario que posibilite un desarrollo armónico entre sus habitantes y los recursos disponibles. En este contexto, el desarrollo local surge como la clave para hacer partícipe a las comunas y sus comunidades como los actores centrales del territorio, por lo que hacemos un llamado a avanzar en una efectiva descentralización, con las regiones y sus autoridades a la cabeza. No perdamos la oportunidad de trabajar colaborativamente por el desarrollo y disminuir con ello el impacto sobre el cambio climático, más aún hoy ante la pandemia que enfrentamos la cuál desnuda muchos de los grandes problemas que provocaron la reciente crisis social, y de cara una gran discusión luego del triunfo del apruebo para una Nueva Constitución. El futuro está en nuestras manos.