- La Jefa de Carrera de GeologíaUdeC, Dra. Verónica Oliveros participó en la elaboración del estudio que reinterpreta la conformación de la Cordillera de Los Andes enla evolución tectónica de la frontera suroeste de Gondwana.
Hace algunos días, se publicó la edición correspondiente al volumen 2 del número 70 de la revista especializada AndeanGeology, destacando en su portada el artículo desarrollado por los investigadores Esteban Salazar Pérez, Paulina Vásquez Illanes, y Christian Creixell Torres, todos del Servicio Nacional de Geología y Minería, Sernageomin; junto a Daniela Vallejosde la Empresa Nacional del Petróleo, Enap; la académica del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Concepción, Dra. Verónica Oliveros Clavijo, y el Dr. Mihai N. Ducea del Departamento de Geociencias de Universityof Arizona, Estados Unidos.
“Es muy importante que aparezcan en portada estas cuencas que siempre fueron asumidas como cuencas de rift continental, siendo uno de los paradigmas de la Geología en Chile y nosotros las reinterpretamos con un nuevo contexto tectónico, de subducción”, explica la Profesora Oliveros acerca del artículo titulado Stratigraphic and provenanceanalysisofTriassic rock unitsbetween 28-29° S, northern Chile: implicationsonthetectonic and paleogeographicevolutionofthesouthwesternmarginof Gondwana, que estudia la composición geodinámica de esa franja de territorio para determinar cómo se produjo el proceso de subducción del terreno, a través del análisis de datos recientes y de diversa naturaleza -como estratigráficos, estructurales, fluviales y geocronológicos- del norte de Chile además del análisis de circón detrítico y la caracterización de los detritos y cuencas presentes en la zona: San Félix y Canto del Agua, entre otras formaciones.
“Este trabajo es parte de una serie de publicaciones que se han hecho en conjunto con el Sernageomin, y que ha re estudiado los depósitos del Triásico, tanto a nivel de cuencas como de depósitos volcánicos para interpretar nuevamente el contexto en que se desarrollaron Los Andes en ese tiempo, dado que la teoría más clásica indica que hubo un desmembramiento rift continental, sin subducción, sin embargo, hemos mostrado diversas líneas de evidencia de que lo que se produjo fue una subducción permanente con un componente extensional fuerte que desarrolla cuencas que no se interrumpe o se interrumpe por periodos breves”, afirma Oliveros.
En tanto, para Esteban Salazar destaca que “uno de los resultados más novedosos es una discordancia de edad carniana dentro del triásico, donde la configuración paleogeográfica del margen sufre un cambio repentino, de ahí las dos etapas representadas en la figura de la portada. Qué produjo ese evento es un tema que no se conoce, ni cómo esa discontinuidad podría estar registrada a otras latitudes, lo que invita a ‘buscarla’ en otros segmentos de los Andes”.
Por su parte, Paulina Vásquez detalla que “el objetivo principal de este proyecto era caracterizar la transición entre dos ciclos tectónicos. Fue un proyecto muy fructífero y del cual aprendimos bastante de la geología de nuestro país. El trabajo en particular realiza aportes que pueden ser utilizados en trabajos posteriores. Es una muy buena caracterización para sistemas de rift asociados a procesos de subducción, de las cuales existen escasas publicaciones que podrían servir para comparaciones posteriores”, explica y coincide con los demás autores en que “este artículo presenta un orden y actualización de la estratigrafía Triásica de Chile Central con datos de muy buena calidad que ofrecen también una oportunidad de tener un buen marco de comparación con otras cuencas de la misma edad”, concluye.
En este mismo sentido, Salazar detalla que “en Los Andes chilenos, y principalmente al norte de los 30°S, una gran cantidad de datos geocronológicos (edades), se han generado de forma explosiva en la última década, principalmente por el Sernageomin y su Plan Nacional de Geología. Este artículo responde a la necesidad de recapitular esa información, y actualizar los contextos estratigráficos para distintas épocas geológicas y latitudes. Esa tarea pendiente no se puede realizar sin establecer redes de colaboración como las que, en este caso, se configuró entre el Sernageomin y la Universidad de Concepción”, enfatiza.
Finalmente, Oliveros explica que con el Dr. Ducea, de la U. de Arizona, colaboraron “en la parte analítica que nos permitió determinar las edades de las secuencias sumadas a todo el trabajo de terreno y clasificación estratigráfica que fue hecho principalmente por los profesionales del Sernageomin”.