La vitamina ayuda a la formación de los huesos y fortalece el sistema inmunitario. Por otra parte, la deficiencia puede afectar a algunos órganos e incluso es factor de riesgo en diferentes tipos de cáncer.
Con la llegada de la primavera, aumentan las horas de sol y las ganas de salir a caminar por las plazas, el patio o el balcón del hogar. Este calor que se siente y que emana desde el sol ayuda a sintetizar la vitamina D, una sustancia importante para nuestro organismo y que nos ayuda a fortalecerlo y a combatir los virus y bacterias que lo invaden.
Según la directora de la carrera de Química y Farmacia de la U. San Sebastián, Sonia Prieto Rodríguez, la vitamina D ayuda desde los huesos hasta el sistema inmunológico. “Esta vitamina favorece la absorción de calcio para la formación normal de los huesos, ayuda a la movilidad de los músculos y los nervios lo requieren para mandar mensajes a cada parte del cuerpo. Además, favorece al sistema inmunitario para combatir los virus y bacterias que lo invaden”, aseguró Prieto.
Respecto a su consumo, la vitamina D se sintetiza en un 90% en la piel gracias a la radiación de la luz ultravioleta tipo B. Mientras que el porcentaje restante se puede obtener con alimentos fortificados o suplementos alimenticios. “Esta vitamina tiene dos procesos de activación, el primero de ellos en el hígado y el segundo en el riñón. Recién aquí la vitamina queda disponible para ser usada por el organismo”, explicó el académico de Nutrición y Dietética USS Kristian Buhring Bonacich.
Carencia vitamínica
Debido a la pandemia, el confinamiento dificulta que las personas cubran los requerimientos necesarios de vitamina D, pudiendo alterar la funcionalidad de los órganos activadores de la vitamina y su disponibilidad en el organismo. Eso debido a los inadecuados patrones alimentarios, el sedentarismo, el exceso de trabajo o estudio y la prevalencia de mantenerse dentro del hogar.
Las consecuencias de no consumir vitamina D son múltiples y, en diferente grado, afecta a menores y adultos. “Aunque no es muy frecuente, los niños pueden sufrir raquitismo, en donde los huesos se deforman y debilitan. En los adultos, se puede presentar osteomalacia, la cual provoca dolor óseo y debilidad muscular, así como también osteoporosis en los más mayores. Asimismo, se ha identificado el desarrollo de enfermedades autoinmunes como esclerosis múltiple, diabetes tipo 1 e incluso cáncer de colón, próstata y mama”, afirmó la química farmacéutica.
Por eso, los profesionales recalcan prestar atención a las manifestaciones del déficit de vitamina D: cansancio, dolor, debilidad muscular, sobre todo en la parte inferior de la espalda y en las caderas. “Lo recomendable es tomar sol 15 o 20 minutos al día en horarios de menor radiación solar. Durante la exposición, no se debe utilizar ningún tipo de bloqueador y debe ser, como mínimo, en la cara, cuello y extremidades. Por último, se debe aumentar la actividad física y regular la dieta, ya que el exceso de grasa corporal inhibe los beneficios de la vitamina”, aseguró Kristian Buhring.