Artículo por Equipo Amigos de Los Parques de la Patagonia
El microbosque o bosque en miniatura es una metáfora que permite reconocer y valorar los pequeños organismos que en su coexistencia dan lugar a complejos ecosistemas que muchas veces no alcanzan el centímetro de altura. Para entender más acerca de estos ecosistemas milenarios que han evolucionado a través de los años adaptándose al cambio climático y adoptando estrategias de cooperación entre especies para sobrevivir en distintos espacios, desde Amigos de los Parques entrevistamos a Viviana Pizarro, Directora de Bosque con Lupa, una iniciativa del proyecto “Ecoturismo con Lupa en Áreas Silvestres Protegidas de Aysén”, impulsado desde el Campus Patagonia de la Universidad Austral y financiado por el Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC) del Gobierno Regional de Aysén.
Bosque con Lupa se inspira en la Filosofía Ambiental del Campo impulsado por el modelo de la conservación biocultural del Parque Etnobotánico Omora (ubicado en la Reserva de Biósfera Cabo de Hornos), para generar un producto turístico innovador basado en el conocimiento, exploración y cuidado del microbosque, que permita la diversificación del portafolio de oferta de turismo de intereses especiales en la región de Aysén.
¿Qué puede aprender la humanidad de las relaciones en los microbosques?
Tenemos mucho que aprender de los microbosques y las especies que lo componen. Son innumerables las interacciones ecológicas que se dan entre ellas y que sustentan la vida en el planeta, cada una de las especies cumplen un rol fundamental e insustituible que ponen a disposición de todo el ecosistema. La humanidad tiene que aprender de esa solidaridad y del respeto hacia los otros, comprender que cada habitante (todo ser vivo) tiene su rol y que somos sólo una pequeña parte de una gran red de interacciones que lamentablemente modificamos permanente, poniendo en riesgo incluso nuestra propia existencia.
¿En qué áreas silvestres protegidas de Aysén se han enfocado?
El proyecto está trabajando en el Parque Nacional Queulat, como una experiencia piloto que esperamos posteriormente replicar en otras Áreas Silvestres Protegidas (ASP) de la región. Este Parque fue escogida porque es el área silvestre más visitada en la región. Durante la temporada alta 2020 registró 38.154 visitas, lo que correspondió a un 41,6% del total de visitas según Sernatur. Como este número de visitas ha superado con creces la capacidad de carga del parque, ya que los visitantes se concentran principalmente en el sector Ventisquero, vimos la necesidad de ampliar su oferta turística enfocándonos en áreas poco visitadas, como por ejemplo el Sector Angosturas, que es donde estamos trabajando.
¿Qué particularidades tienen los ecosistemas presentes en la región para este tipo de actividad de aprendizaje y ecoturismo?
En general la región presenta una diversidad de ecosistemas que se caracterizan por su estado prístino y buen nivel conservación, sumado a que más del 50% del territorio regional se encuentra bajo algún tipo de área de protección oficial, convirtiéndose en la región con mayor superficie protegida del país. Estas características propician el diseño de actividades de ecoturismo que permitan observar la gran diversidad y abundancia de especies en superficies reducidas, además de poner en práctica los sentidos e inviten a la conservación y valoración del patrimonio natural y cultural.
¿Qué tipos de talleres han hecho?
En lo que va del Proyecto, hemos realizado capacitaciones a guías de turismo, guardaparques y estudiantes de carreras afines al turismo. Estas capacitaciones han incluido temáticas como biología y diversidad de líquenes; briófitos; diversidad y ecología de macroinvertebrados de agua dulce; ecoturismo y ética ambiental; marketing y estrategias de comercialización de experiencias turísticas; entre otros. Además, hemos realizado diversas actividades tales como concursos, charlas y conversatorios con la finalidad de divulgar el conocimiento científico sobre el microbosque. Esperamos con todas estas iniciativas contribuir a transformación de la forma prevaleciente en que la sociedad global comprende, valora y se relaciona con los ecosistemas y fomentar hábitos de vida más respetuosos y sustentables en el corto, mediano y largo plazo, además de promover la experiencia de Ecoturismo con Lupa como una alternativa turística de bajo impacto, poco invasiva, pausada y no masiva, características esenciales en contextos de pandemia.
¿Cómo ha sido la recepción de la comunidad?
Nos ha sorprendido el gran interés que las temáticas han despertado en la comunidad regional. En la primera convocatoria al curso de Formación Inicial en Ecoturismo con lupa postularon más de 120 guías de turismo y sólo teníamos cupo para 20. Esa convocatoria nos dejó un tremendo desafío, desde todas partes de la región hay un gran interés de conocer el microbosque y de diversificar la oferta de experiencias turísticas con actividades que promuevan la valoración y cuidado de todos los habitantes del ecosistema, incluso los que pasan desapercibidos.
¿Puede nombrar algún aprendizaje del desarrollo del programa?
Creo que lo más importante que hemos aprendido todos quienes hemos participado de alguna forma del proyecto, es el respeto por todos los seres vivos con los cuales cohabitamos. Hemos despertado el interés por el conocimiento de los microbosques y hemos puesto en valor su rol en el ecosistema. Se ha cambiado el paradigma de lo macro para volcarnos a lo micro.
Sumado a lo anterior podemos mencionar que estamos contribuyendo al conocimiento científico de la diversidad de especies en el parque, los catastros de líquenes, briófitos e invertebrados de aguadulce otorgarán información de vital importancia para desarrollar futuros lineamientos orientados a la conservación de estos grupos de organismos escasamente explorados, los cuales cumplen un importante rol ecológico y otorgan variados servicios ecosistémicos.
foto en terreno: Mónica Mora (Gestora Científica de Bosque con Lupa)
foto principal: Juan Larraín