Desde la región con la mayor superficie de bosque nativo del país, el académico de la Universidad de Aysén, Dr. Daniel Soto, trabaja junto a investigadores nacionales e internacionales para comprender cómo funcionan y se desarrollan los bosques, pues sólo a través de ello señala, se podrán generar sistemas de manejo con la biodiversidad necesaria para que logren convertirse en la mejor fábrica para combatir el cambio climático.
Entender cómo funcionan y se desarrollan los bosques en contextos de cambio global es la cruzada del académico e investigador de la Universidad de Aysén, Daniel Soto, Ph.D. en Ecosistemas Forestales de la Universidad Estatal de Oregón (Estados Unidos), Magíster en recursos forestales e Ingeniero Forestal de la Universidad Austral de Chile. Hace tres años, dejó la vida en Valdivia, para trasladarse a la región con la mayor superficie de bosque nativo del país (4,3 millones de hectáreas) donde realiza docencia y también investigaciones que ayudan a comprender mejor cómo conservar los ecosistemas forestales.
En octubre pasado y junto al investigador de la Universidad Estatal de Oregón Klaus Puettmann (reconocido ecólogo forestal y silvicultor), publicó el artículo “Fusión de modelos de equilibrio múltiple y teoría del ciclo adaptativo en ecosistemas forestales: implicaciones para el manejo sucesional” en la prestigiosa revista Current Forestry Reports de Springer Nature, donde plantean que la integración de diferentes teorías ecológicas podrían ayudar a entender mejor cómo funcionan y se desarrollan los bosques y cómo, el cambio global, puede afectarlos de manera negativa.
“Estuvimos cinco años trabajando en este artículo, con mucho pensamiento y maduración de ideas, tiza y pizarra y mucha retroalimentación de colegas para poder plantear principalmente que en muchas ocasiones usamos teorías científicas para describir y entender fenómenos naturales y ecológicos, pero esas teorías son usadas de manera aislada para tratar de explicar fenómenos complejos de comprender, pero hoy en día, cuando se presentan anomalías o perturbaciones novedosas (perturbaciones que no siguen un regimen natural, como aquellas producidas por el cambio global), la reacción potencial de los ecosistemas podría ser alternativa o no deseada, como por ejemplo la degradación o la no recuperación de los sistemas naturales”, señala el investigador.
De esta manera, junto a Puettmann lograron establecer que existen diversas teorías que podrían vincularse, como por ejemplo, la sucesión de bosques, los modelos de múltiple equilibrio y el ciclo adaptativo de la teória de sistemas, lo que los llevó a pensar que los bosques son sistemas complejos adaptativos, por lo que su resiliencia (su capacidad de absorber perturbaciones humanas y naturales, y volver a su estado original) va disminuyendo a medida que los bosques se hacen más adultos, mientras su resistencia (la cantidad de energía que hay que invertir para transformar un bosque en una pradera, por ejemplo) es más alta a medida que el bosque se desarrolla.
“Cuando se integran teorías ecológicas es posible entender de mejor manera la dinámica de los bosques y cómo un buen manejo y acciones de restauración, pueden contribuir a que los bosques sean más resilientes y resistentes a las perturbaciones humanas, si logramos realizar intervenciones basadas fuertemente en conocimiento ecológico, será el mejor negocio ambiental que podemos hacer para mitigar el cambio global, incluido el cambio climático y la degradación de los bosques”, señalas Soto.
Entendiendo cómo funcionan los ecosistemas forestales, o mirándolos desde múltiples ángulos, se podría lograr un manejo que permita mantener y en algunos casos mejorar la resiliencia y resistencia de los bosques.
“Se ha descrito que los bosques adultos son altamente resistentes y poco resilientes, por lo que una alternativa sería manejar los bosques adultos con baja intensidad para que los recursos como la luz, agua y nutrientes puedan ser aprovechados por los árboles remanentes y de esa manera aumenten su vigor y crecimiento, lo que está ligado a la captura y almacenaje de carbono atmosférico”.
Para lograrlo los investigadores plantean que el manejo mutiétaneo (muchas edades y tamaños de árboles), con abundante material leñoso en pie y en el suelo (fomenta la diversidad, carbono y agua en el bosque), con un abundante y diverso sotobosque (flora a nivel del piso del bosque) podrían aumentar las conexiones entre distintos componentes del bosque, y de esa manera su resistencia y resiliencia. “Está bien documentado que mientras más biodiverso sea un sistema, más productivo será el bosque y, de esa manera, más carbono será capturado y almacenado en los bosques; la mejor fábrica para combatir el cambio climático son los bosques”.
Proyecto Fondecyt
La teoría que el investigador plantea en el artículo publicado en Current Forestry Reports terminó de ajustarla teniendo en cuenta la dinámica de los bosques lenga de Aysén y actualmente trabaja para probarla a través del proyecto Fondecyt “El potencial de la silvicultura mutietánea para mejorar la complejidad estructural en los bosques de Nothofagus pumilio en el norte de la Patagonia” que ejecuta desde el año 2019 y donde por primera vez realiza manejo de bosques con criterios de complejidad.
“Esta práctica de manejo es la primera vez que se implementa en los bosques de lenga, y nos permitirá evaluar cómo se adaptan los bosques en términos de biodiversidad, recuperación post intervención, y cómo se alteran algunas funciones ecológicas, que son base para mantener sistemas vitales y adaptativos.
Congreso IUFRO 2020
Desde marzo del año 2019 el académico es además el Officeholder del área de manejo multieáneo para América Latina de la Unión Internacional de organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO), organización global y sin fines de lucro, que interconecta a científicos a nivel global relacionados con los bosques. Entre las tareas que realiza como Officeholder se encuentra diagnosticar, informar y proponer iniciativas que mejoren el estado del arte del conocimiento en torno a bosques y su manejo. Asimismo, es el encargado de organizar la 4° versión del congreso IUFRO Restoring Forests en Coyhaique.
“Dada la relevancia de este evento y la contingencia por la restauración de cientos de miles de hectáreas en la región, este evento podría tener importantes repercusiones para iniciar potenciales colaboraciones con científicos e instituciones que podrían ayudar en esta titánica misión de recuperación de los ecosistemas forestales de la Patagonia después de los masivos incendios de antaño”.
Fuente: Universidad de Aysén