Antes de la pandemia del COVID-19, el 2020 había sido declarado como el “súper año” para la naturaleza, principalmente porque tendrían lugar diversas citas internacionales muy relevantes en materia ambiental.
Sin embargo, la crisis sanitaria hizo que varias de ellas se aplazaran, como la Cumbre del Clima de Glasgow (COP26), y movió también el foco de atención hacia el coronavirus. Sin embargo, como lo destaca Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, “la crisis ambiental, que se expresa en la emergencia climática que vive el planeta y también en la acelerada pérdida de biodiversidad, sigue muy presente. A pesar de algunas señales que vimos durante el año respecto a efectos de la menor circulación y actividad humana, que nos sorprendió con el avistamiento de especies en lugares donde ya no se veían, o nos mostró una reducción de emisiones, este alivio lamentablemente es solo pasajero”.
En específico, según datos recientes de la ONU, la caída en la actividad producto de la pandemia solo implica 0,01°C menos de temperatura al 2050, lo que plantea que la Tierra sigue en la peligrosa ruta hacia un aumento superior a los 3°C sobre los niveles preindustriales, para este siglo.
Esta situación abre un desafío gigante para 2021 en términos de poder encauzar la reactivación económica dentro de límites sustentables, que consideren las variables climáticas y de biodiversidad. “Una de las lecciones que podemos sacar de la pandemia es el recordatorio del estrecho lazo que existe entre una naturaleza sana y personas saludables, por tanto, no debemos perder de vista estos aspectos, cruciales para volver a pensar en un desarrollo resiliente, duradero y equitativo”, comenta Bosshard, recordando la propuesta para una reactivación verde y azul realizada por WWF Chile en julio pasado.
Otros desafíos
Junto con la reactivación económica, Bosshard plantea otros temas que deberían concitar atención y esfuerzos durante 2021, tales como la crisis hídrica y la sequía, que son una preocupación permanente para Chile, dado su impacto en términos de incendios forestales y disponibilidad del recurso, entre otros efectos. Asimismo, el camino hacia una nueva Constitución aparece como una gran oportunidad para avanzar hacia una carta fundamental que efectivamente aporte a la conservación de la naturaleza y los demás desafíos y brechas ambientales que enfrenta el país.
Contar, después de 10 años de tramitación, con un Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas, también es un tema prioritario, dado que se visualiza como un elemento clave de la institucionalidad para la protección de nuestra biodiversidad. Es necesario, además, profundizar los procesos de restauración de paisajes, y también destaca el tema del financiamiento para las Áreas Protegidas, en donde el anuncio de un fondo ambiental sin duda será seguido con atención durante 2021. A esto se suma el avance de un Estándar para la Gestión de Áreas Marinas Protegidas (AMP), herramienta que busca subsanar la brecha del manejo efectivo de dichas áreas. También, en lo más específico, se destaca la aprobación de un Espacio Costero de Pueblos Originarios (ECMPO) para proteger isla Guafo.
En cuanto a la acción climática, la COP26, que se realizará en noviembre en Glasgow, debería impulsar un entusiasmo renovado, así como una mayor ambición con miras a poder alinearnos con el objetivo de 1.5°.
“Como WWF Chile también tenemos el desafío de seguir sumando el apoyo de la sociedad civil y la comunidad en general, tanto con el respaldo a nuestras propuestas como con su adhesión como socios de nuestra organización”, puntualiza Bosshard.
Foto: Perspectiva Digital