El pasado 7 de diciembre, el agua de California comenzó a cotizar en el mercado de futuros de commodities y materias primas, lo que para muchos sectores encendió las alarmas respecto a la posibilidad que esto se pueda replicar en otros puntos del planeta. Sobre cómo esta tendencia impactaría a Chile, considerando el contexto de definiciones que vive el país en el marco del proceso constituyente, es lo que analiza la académica de la Facultad de Derecho e investigadora del (CR)2, Pilar Moraga.
“El agua ya cotiza en Wall Street. Ahora llover será comunista”, versa un meme recientemente difundido luego de que a inicios de mes se comunicara que el agua en California comenzara a cotizar en la Bolsa Mercantil de Chicago (BMC). Más allá del humor, esta es una noticia que ha encendido las alertas, particularmente de las organizaciones ecologistas y defensoras de la naturaleza.
¿Cómo esto podría impactar al país? Para la académica de la Facultad de Derecho e investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, Pilar Moraga, a pesar de la laxa legislación nacional, difícilmente podría encaminarse en esa dirección tanto por los avances en términos de la conciencia social, por la existencia y cuantificación del recurso hídrico en un contexto de impacto del cambio climático, así como por las posibilidades que abre el proceso constituyente de cambiar el actual modelo en lo que a agua respecta.
Ante esto último, enfatiza la experta en derecho ambiental, es fundamental leer “el tema del agua como recurso estratégico en Chile. Ese un tema importante a posicionar con una mirada de futuro”.Esto porque el territorio es “vulnerable frente al cambio climático, lo que significa que vamos a tener menos agua. En ese contexto, es necesario tener una mirada colectiva país y de futuro; y de futuro en el corto, mediano y largo plazo. Como hubo políticas en largo plazo con miras estratégicas -pensemos en la Antártica, en las 200 millas marinas-, con el agua estamos frente a un desafío de ese orden”.
Hay quienes plantean que al transarse en la bolsa, este recurso adquiere un “valor” y con ello se puede “ponderar” ese mismo valor y plasmar su carácter “finito”. Mientras que hay otras visiones que hablan de que con esto se abre una puerta a la especulación. ¿Qué mirada sería la más idónea?
Yo estoy de acuerdo con las dos cosas –y no quiero que se me mal entienda- en cuanto a que esto transparenta el valor, y por supuesto, en la oferta y demanda un bien escaso va a tener un valor mayor. Eso es así. Pero yo creo que la pregunta que uno se tiene que hacer en seguida es que si este elemento del medioambiente -que es un elemento esencial para la vida humana y los ecosistemas- debe estar tratado en un sistema financiero, que transparenta el valor, pero un valor económico que le atribuye un mercado respecto a un fin individual. El agua es un bien colectivo también.
Entonces, ¿vamos a seguir tratándolo como un elemento de goce individual cuyo valor se va a definir por aspectos puramente económicos en un mercado financiero, o vamos a considerar este elemento como un elemento de interés colectivo de la sociedad, de los ecosistema, de la naturaleza, del territorio, que se va a gestionar colectivamente y que el valor se va a considerar no solo el precio económico atribuido por el mercado financiero, sino que también el valor social y ambiental? Porque reducir el agua a solo un bien económico creo que en el mundo actual es una cosa completamente surrealista.
¿Cómo esto afecta a Chile, considerando el grado de privatización del recurso que vivimos acá?
Nosotros ya tenemos ese modelo pero en un mercado interno, entonces la pregunta que uno se puede hacer es qué pasa si este mercado deja de ser interno y pasa a ser un mercado internacional, y ahí yo tengo ciertas aprensiones. La primera es que me pregunto cuál es la regulación del agua en California, porque, por ejemplo, la regulación del agua en Chile establece que no hay afectación a un uso particular en los derechos del agua, y en ese sentido es una de las regulaciones más laxas que existen en el mundo en términos de que si yo tengo un derecho, yo hago con esa agua lo que yo desee hacer. Si yo quiero la uso para la agricultura o la uso para otra cosa. Eso es bien crítico, sobre todo en el tema agrícola, porque con la especulación, el paso siguiente es el aumento del valor del alimento.
Lo que sí -a pesar de la regulación actual que es muy laxa en esta materia y que ahora se va a definir sobre todo con el proceso constituyente- actualmente hay una conciencia nacional de que este modelo no es el que queremos. ¿Cuál es el que queremos? Yo aún no lo tengo tan claro, pero hay cosas que nos parce que son inaceptables. Por ejemplo, que haya poblaciones que se tengan que abastecer con camiones aljibes, que el Estado tenga que invertir caudal público de presupuesto en esta materia. Entonces, creo que en este tránsito en el que está Chile, es difícil pensar en agudizar el modelo, que es lo que significaría llevarlo a mercados internacionales.
Yo creo que estamos un poco en retirada de este modelo, en el sentido de poder incorporar preocupaciones que permitan considerar el agua como de interés colectivo, y que aseguremos el acceso universal a la población en la línea que propone el DD.HH. al agua que no es solo cantidad, sino que también calidad.
¿Hay alguna regulación internacional al respecto, o depende de cada país?
Este sistema puede ir en contra del DDHH al agua, en el sentido de que el mercado internacional ponga en peligro este derecho en los respectivos países. Ahora, en esto lo más importante son las regulaciones nacionales, son las pueden poner un freno a este tipo de especulación.
Estados más centrados en el bienestar, en el que el bien colectivo se resguarda, y en los cuales estos servicios esenciales para la vida humana y los ecosistemas se consagran, esta situación seria casi imposible. Son muy pocos los sistemas que pueden acceder a estos mercados internacionales. Podría ser un modelo que se imponga, pero yo lo veo muy difícil por las características. Hay sociedades en las que esto es inaceptable, como los países europeos.
¿Y en Chile?
Es difícil porque el propietario y titular de los derechos de agua tiene todos los atributos de sobre ese derecho. Ahora, el problema está también en que estos derechos van a tener más valores en la medida que tengan agua. Porque ese es otro punto sobre el cual en Chile existe poca información, entonces yo no sé qué parte de los derechos del agua podrían ser transados en bolsas extranjeras, dado que, en primer lugar, hay problemas de información respecto de los derechos efectivos; y lo segundo, es la cantidad real de agua, porque ahí hay una distancia entre el derecho de aprovechamiento del agua y el caudal efectivo que hay en los ríos.
Y además de eso, están las proyecciones climáticas. Ahí podemos decir que hay sobre otorgamiento de derechos en los ríos. Además, en una proyección, con el aumento de la temperatura y la baja de precipitaciones, estos derechos van a tener cada vez menos agua y por ende van a ser menos reales. Y eso en los mercados internacionales creo que no va a resultar.
¿Qué claves deberíamos considerar para poder evitar que realmente algo así suceda?
Es súper importante que quede plasmado en la constitución quién es Chile en términos geográficos, de recursos, etc. Tenemos que mirar Chile como un país costero, con reservas de biodiversidad y de aguas importantes. Eso tiene que quedar plasmado, y tener una mirada estratégicade proteger esta situación, porque somos un país vulnerable frente a los impactos del cambio climático, por ende todo nuestro patrimonio actual se va a ver amenazado por esta situación que se va a agudizar.
Por supuesto que está el tema del DDHH al agua, que no resuelve toda la problemática, pero este es el piso mínimo de asegurar a un agua de calidad a la población.
El segundo punto es que perfectamente Chile podía pensar en el agua y otros recursos como recursos estratégicos, de los cuales depende la seguridad nacional. Yo creo que el tema de la seguridad nacional en esta discusión es muy importante analizarlo, porque hoy día las amenazas dejaron de ser las guerras porque el país vecino que quiere más territorio. Hoy las amenazas son de otro orden y justamente atentan contra estos aspectos esenciales para la vida humana, como son el agua, el resguardo de la salud de los océanos, de las montañas, etc.
Texto: Francisca Palma
Prensa U. de Chile