Valentina Rebolledo
Noticias UdeC
Angie Díaz, Dra. en Ciencias e investigadora adscrita del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), estudia hace más de 10 años la biota y procesos evolutivos que han dado origen a la fauna marina bentónica.
“Me siento privilegiada y con la responsabilidad de comunicar. El saber debe permear la sociedad, no puede quedar solo en el círculo científico”, manifiesta Angie Díaz, académica del Departamento de Zoología de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas UdeC, quien se traza como objetivo investigativo esclarecer el proceso de especiación del caracol Neobuccinum eatoni, un molusco gasterópodo marino que alberga información sustancial sobre los efectos del cambio climático en la biodiversidad de la Antártica y el Océano Austral.
En ese contexto, participa de un proyecto Fondecyt que se condice con su investigación previa de doctorado y lleva por título Cryptic speciation in the Southern Ocean: integrating genomics, morphology and species distribution models to elucidate the speciation process of a gastropod group.
Según la literatura científica, el caracol de mar Neobuccinum eatoni es endémico, vale decir, solo habita en el Océano Austral y es descrito como la única especie que pertenece al género Neobuccinum, explicó la profesional. No obstante, de acuerdo con la información que reportaron los resultados genéticos de su investigación anterior, la especie estaría representada por más de un linaje, lo que pone en duda la taxonomía establecida y, por cierto, su historia evolutiva.
Esto se conoce como un complejo de especies crípticas, es decir, individuos que bajo morfología se identifican con las mismas características, pero la información genética muestra importantes diferencias, planteó la académica.
Durante su posdoctorado, fueron muestreados los sitios de Bahía Fildes y Bahía Chile con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (Inach) y las Islas Subantárticas Kerguelen, gracias a la colaboración de investigadores franceses bajo el proyecto Proteker del Instituto Polar Francés Paul Emile Victor (IPEV).
En esta ocasión, la Dra. Díaz, también investigadora asociada al proyecto Anillo sobre Biodiversidad Genómica Antártica (GAB), incorporará nuevos lugares de muestreo: Kerguelen, Bahía Margarita, Isla Decepción e Isla Doumer, además de nuevos sitios de las islas Kerguelen y Heard.
Para esta indagación se utilizarán datos genómicos, morfológicos y modelamiento de nicho, que es básicamente una reconstrucción de los nichos ecológicos de las especies o linajes. Luego, se analizarán estos tres tipos de información para identificar cuántas especies del género Neobuccinum hay en el Océano Austral.
Con estos datos, se busca proponer un mecanismo de especiación y se pueden realizar, además, modelaciones de distribución pasada, actual y futura. Por lo tanto, más allá de describir las especies Neobuccinum y los mecanismos o procesos responsables de que un conjunto de estas se genere, es importante determinar cuáles pueden ser los efectos derivados del cambio climático en la biodiversidad de Antártica y el Océano Austral.
Expediciones científicas y Covid-19
Angie Díaz detalla que su proyecto Fondecyt de iniciación cuenta además con el apoyo logístico del Instituto Nacional Antártico Chileno (Inach). La entidad avala investigaciones antárticas, en especial si contribuyen en fortalecer la ciencia nacional.
La investigadora iba a emprender una campaña en el Continente Blanco el 5 de febrero para continuar con las indagaciones en terreno, no obstante, por la situación de Covid-19 y los contagios que se registraron en la Antártica a fines del año pasado, fue cancelada hasta la próxima expedición científica 2022, detalló.
Investigaciones antárticas
“La biodiversidad del continente antártico es única en el planeta, tiene una historia evolutiva independiente, una cantidad de años importantes”. De ahí, argumenta la académica, debe nacer el interés y responsabilidad por levantar conocimiento científico que describa de manera “seria y formal” el proceso evolutivo de este ambiente tan particular.
El escenario de cambio climático es otro punto a considerar, ya que para tratar de prever los posibles cambios que experimentará la biota antártica, es crucial estudiar su pasado, en otras palabras, conocer cuáles fueron los procesos selectivos o evolutivos que atravesaron las especies para ser lo que hoy son.
“Este conocimiento basal invaluable es la única pista o dato fehaciente con el que se pueden realizar proyecciones de cómo podrían responder a esta irreversible situación”, subraya la Dra. Díaz.
“Debemos comunicar a la sociedad el conocimiento que se genera. Tenemos un territorio único. Es un paso fundamental dar a conocerlo no como algo exótico, sino como un llamado a la acción, a sentirnos parte de él”, sentencia la experta.