¿Cómo hacer que los novatos se sintieran estudiantes UC desde su casa? ¿Cómo disminuir la ansiedad y estrés propios de una situación de este tipo? ¿Cómo estar cerca y atentos a las necesidades estudiantiles? Estos son algunos de los desafíos que debieron enfrentar las unidades de acompañamiento académico y de salud de la universidad durante la crisis sanitaria por Covid-19.
Cambiar la sala de clases por una pantalla de computador, las juntas en el patio por el Whatsapp y la vida de campus por la propia habitación… Sin duda que el 2020 alteró la vida de todos, pero para los estudiantes universitarios fue una transformación total de su vida cotidiana. Un desafío aún mayor para los novatos y novatas, quienes ya venían de un fin de cuarto medio afectado por el estallido social y tuvieron que adaptarse a una vida universitaria en formato virtual, con amigos y profesores en línea.
Las dificultades no fueron pocas. A la angustia, la ansiedad y la frustración naturales frente a una situación de este tipo, se sumaron dificultades “prácticas”, como no contar con el espacio adecuado de estudio, no tener un computador o acceso a Internet, dificultades económicas, asumir otros roles en el hogar o el contagio de su familia por Covid-19, entre otras.
Para ayudar a afrontar con éxito todo esto, la Universidad puso a disposición de todo el estudiantado una diversa gama de apoyos, desde lo académico hasta de salud y económico.
Como afirma el vicerrector Académico Fernando Purcell en una entrevista en Visión UC: “La universidad ha sabido responder ante un escenario que ha implicado desafíos importantes, y lo ha hecho a través de la entrega y el respaldo muy potente del cuerpo docente, profesional, administrativo y estudiantil. En ese sentido, se advierte la capacidad institucional para proveer de los medios para una educación distinta. En marzo ya habíamos incorporado la plataforma Canvas y la disponibilidad de Zoom. Se hizo también un esfuerzo para asegurar la conectividad. Asimismo, brindamos capacitación y el apoyo necesario por parte del Centro de Desarrollo Docente para poder transitar rápidamente a este nuevo escenario. Satisfactoriamente pudimos sacar adelante a la universidad”.
Acompañamiento en línea
“Lo más difícil es sentirse universitario cuando estás en tu casa, la vinculación, el sentido de pertenencia… Para los novatos ha sido particularmente complejo sentirse ‘estudiante UC’”, afirma Angélica Bustos, jefa del Centro de Apoyo al Rendimiento Académico y Exploración Vocacional, CARA. “También es complejo para quienes los apoyamos sentirnos cerca, ser un soporte, un apoyo real”, agrega.
Como explica María Paz Jana, directora de Salud y Bienestar Estudiantil: “El 2020 fue un año muy difícil para toda la comunidad, pero especialmente para los novatos y novatas, por la dificultad para hacer redes, que es un factor protector importante; la falta de sentido de pertenencia y las fracturas a nivel personal, familiares y amorosas, todo esto se vive con mayor intensidad”. Pero también fue difícil para otros grupos de estudiantes, como aquellos que se encontraban próximos a egresar o quienes debían realizar sus prácticas -quienes tuvieron que hacerlas en formato online-.
También fue difícil para los equipos de profesionales de apoyo estudiantil, quienes debieron pasar todos sus programas a un formato remoto. El equipo de CARA se tomó una semana para pensar cómo se podían adaptar los programas y actividades habituales a la nueva realidad y necesidades más urgentes de los estudiantes. La idea era aprovechar la coyuntura para ofrecer servicios más pertinentes al nuevo contexto. Gracias a esto, los estudiantes pudieron continuar sus atenciones individuales, lo mismo que las charlas y tutorías.Asimismo, privilegiaron ciertos temas, como por ejemplo, organización del tiempo, estrategias de estudio y manejo de estrés.
Lo mismo se hizo a nivel universidad para realizar una serie de ajustes en docencia. “La protección de espacios y ajustar las clases a una hora, fueron esfuerzos muy valorados y es muy satisfactorio el reconocimiento por parte de los estudiantes”, expresa la jefa de CARA. Lo mismo ocurrió con las semanas de receso, práctica que se ha seguido en otros establecimientos educacionales. Esto es reflejo de una capacidad de escucha institucional importante.
En Salud y Bienestar Estudiantil la prioridad también fue pasar la mayoría de los servicios a un formato remoto: programas de bienestar, salud física y mental; psicoterapia, consejerías, talleres y conversatorios, en una amplia variedad de temas: promoción y prevención en salud; salud sexual; programa para padres y madres; manejo de ansiedad, estrés y sueño; y enfermedades crónicas, entre otros.
En la Dirección de Inclusión -que acompaña a los más de 800 estudiantes que entran por las distintas vías de equidad, pero que está abierta a todo el estudiantado- también debieron cambiar las formas de atención y pasar al formato online. Allí la preocupación fue mantenerse cerca de los estudiantes. “Queríamos conocer a los nuevos estudiantes y contarles que somos un puente. Buscamos favorecer su inserción en la universidad, su proceso de adaptación”, cuenta Javiera Muñoz, coordinadora de la unidad de Acompañamiento.
Esta es la unidad encargada de realizar los procesos de diagnósticos que deben rendir los novatos, así como las nivelaciones, tutorías y acompañamiento. Junto con las sesiones en línea, desarrollaron una serie de recursos virtuales para el auto-aprendizaje. Así también la universidad puso a disposición de los estudiantes que lo requirieron becas de Internet, acceso a computadores y otros apoyos económicos.
En el caso del Programa para la Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales, PIANE, se requirió ajustar los apoyos que necesitan para las clases en línea, como por ejemplo contar con un intérprete de lengua de señas. “Las adecuaciones necesarias se lograron. Lo más importante era mantener el vínculo con los estudiantes, porque en general no tienen tanta claridad de qué apoyos pueden pedir, que pueden acercarse a nosotros”, cuenta Andrea Vásquez, coordinadora de PIANE.
Pero no solo se trató de un cambio de formato, sino que todos estos equipos destacan el trabajo en red que realizaron en conjunto con las distintas unidades académicas y de servicio de la universidad. Esta labor mancomunada permitió detectar mejor las necesidades de los estudiantes y brindar soluciones más adecuadas a cada caso.
Mantener los vínculos
Toda esta situación aumentó la ansiedad, los síntomas depresivos y las dificultades de adaptación. Para los estudiantes no fue fácil reconocer que necesitaban ayuda. Como afirma Angélica Bustos, el primer paso es “darse cuenta que es ‘parte de lo posible’ requerir de estos apoyos, la universidad pone todo esto a disposición de los estudiantes porque sabe que lo pueden requerir”. Y agrega que el primer mensaje a los estudiantes fue que “no tenían que batírselas solos”. Es más, que es “estratégico”pedir ayuda.
“Una preocupación de los estudiantes era que no iban a poder rendir de la misma manera que en la presencialidad, lo que les generaba mucha ansiedad. Lo primero fue aceptar que efectivamente no iban a rendir como siempre, porque esta era una situación excepcional. Había que regular expectativas”, explica Constanza Rojas, jefa del Programa Ansiedad, Estrés y Sueño.
A esto se suma el formato online, que es agotador para todos -estudiantes, académicos y profesionales-. Es menos versátil y más desgastante. Pero también incrementa la sensación de soledad. De ahí que las actividades grupales fueron muy valoradas por los estudiantes. “En los talleres, que en formato presencial teníamos 20 participantes en promedio, ahora tenemos más de 150 postulantes. Los estudiantes están buscando instancias de apoyo, donde poder vincularse con otros”, cuenta la directora de Salud y Bienestar Estudiantil, María Paz Jana.
“Los estudiantes necesitaban ‘ser vistos’, querían tener un contacto con la institución a nivel personal”, añade Javiera Muñoz. De ahí que las atenciones se duplicaron, de 400 en promedio por año, a más de 800 en 2020.
Como dice Constanza Rojas, la palabra clave fue “adaptación”. Entre las estrategias exitosas para lograrlo, María Paz Jana destaca el encontrar maneras para mantenerse vinculados con otros, aprovechar los espacios de encuentro que ofrece la UC y conocer los servicios disponibles, ponerle límite al uso de pantallas y planificar: qué quiero hacer cuando pase la pandemia y qué opciones tengo en el presente.
En el caso de los estudiantes con necesidades especiales, como explica Andrea Vásquez, muchas veces tuvieron menos acompañamiento en sus hogares debido a la situación de sus familias, lo que repercutió en su aprendizaje. Por lo que las estrategias estuvieron centradas en generar estrategias de auto-regulación, apoyos individuales y grupales, inserción y acompañamiento, vinculando a los estudiantes con otras unidades. “Los académicos también estuvieron mucho más atentos a sus necesidades”, agrega.
Lo que viene para el 2021
“Hemos aprendido un montón. En 2020 lo hicimos muy bien, pero en 2021 lo vamos a hacer mucho mejor y a un menor costo, en todo sentido”, afirma la jefa de CARA Angélica Bustos. “Ya se sabe cuáles son las ‘zonas complicadas’, lo que funciona y lo que no; también tenemos ciertas certezas, el semestre está calendarizado, están definidas las actividades presenciales que se pueden realizar y cuáles son los aforos”, agrega.
Este año se mantienen los servicios de acompañamiento y se agregarán otros.Por ejemplo, en Salud Estudiantil, incluirán tres nuevos programas sobre identidad de género, depresión y trastornos adaptativos. Además, aunque paulatinamente se realicen algunas actividades presenciales -de acuerdo a las condiciones sanitarias del país-, varios otros continuarán en formato remoto, permitiendo la participación de los estudiantes de los distintos campus, incluido Villarrica.
En el del Programa Ansiedad, Estrés y Sueño buscarán crear más instancias de encuentro, donde los estudiantes puedan compartir en espacios lúdicos, como un juego, un hobby o interactuar con sus mascotas, de modo de promover el bienestar emocional.
Incentivar el sentido de pertenencia también será un aspecto importante. De ahí que distintas unidades de la Vicerrectoría Académica están trabajando en conjunto para desarrollar la “Ruta novata”. Se trata de un curso que busca que los estudiantes nuevos se sientan acompañados y conozcan todos los servicios a los que pueden acceder. Tendrán a su disposición una serie de recursos digitales, videos, cápsulas y también actividades sincrónicas. Como explica la jefa de CARA, “se trata de facilitar su tránsito a esta nueva etapa de manera acompañada”. En definitiva, que se sientan plenamente “estudiantes UC”.
Fuente: UC