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Mariela Núñez-Ávila, investigadora IEB y directora Est. Biológica Senda Darwin: “Cuidar y restaurar nuestra casa es el centro de una Constitución ecológica”

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La doctora Mariela Núñez-Ávila, investigadora del IEB y directora de la Estación Biológica Senda Darwin, es una de las candidatas a constituyente en representación del Distrito 26, que reúne a comunas de la Región de Los Lagos sur. 

La científica, inscrita en la lista de Independientes No Neutrales, lleva años vinculando el quehacer científico de la ecología, con la participación ciudadana activa. La descentralización de nuestro país y la conservación de nuestra biodiversidad son algunos de los pilares fundamentales de su propuesta para una nueva Carta Magna.

Redactar una nueva Constitución para Chile, con la participación de la ciudadanía, es un hito histórico no sólo para el país, sino también, a ojos del mundo. Cientos de nombres de ciudadanos independientes han sido patrocinados e inscritos en el Servel para ser parte de las próximas elecciones en abril del 2021 que definirán a nuestros representantes constituyentes.

Mariela Núñez-Ávila, doctora en ecología, investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB, y directora de la Estación Biológica Senda Darwin, es una de las candidatas que figura en la lista de Independientes No Neutrales, y quien busca representar al Distritito 26, integrado por las comunas de: Ancud, Calbuco, Castro, Chaitén, Chonchi, Cochamó, Curaco de Vélez, Dalcahue, Futaleufú, Hualaihué, Maullín, Palena, Puerto Montt, Puqueldón, Queilén, Quellón, Quemchi y Quinchao.

Imagen satelital de un sector de Chiloé | Foto: Fundación Senda Darwin

Convencida de que es crucial cambiar las bases estructurales de nuestro actual sistema capitalista para avanzar hacia un desarrollo sustentable, la ecóloga sostiene que esta transformación debe incluir aspectos éticos, filosóficos, culturales, científicos y funcionales, tanto a nivel país, como del territorio en el que vive y espera representar: Chiloé, donde asegura existen graves problemas medioambientales que amenazan el buen funcionamiento de los ecosistemas naturales y a los habitantes locales que dependen de ellos.

Mariela Núñez en Estación Biológica Senda Darwin

“La reciprocidad o mutua dependencia entre los humanos y el entorno en donde habitamos, necesario para un buenvivir, es uno de los principios que debemos consagrar en la nueva Constitución y de esta forma promover un cambio cultural y de hábitos que permita cuidarnos y cuidar nuestro hábitat, la casa de todos”.

Otro aspecto es la conservación de la diversidad biocultural y la necesidad de descentralización. “Chile es un país con una tremenda diversidad biológica y cultural. De norte a sur existen diferentes biomas como el desierto de Atacama, zona mediterránea, bosques templados y la Antártida chilena.

De oeste hacia el este tenemos una enorme riqueza marina con uno de los bordes costeros más extensos del mundo, una antigua Cordillera de la Costa con una alta biodiversidad y los ecosistemas altoandinos en la Cordillera de los Andes con sus glaciares que nos proveen de agua dulce y bañan con sus cristalinas aguas nuestros fértiles valles. Esta gran riqueza que ha moldeado durante miles de años a las diversas culturas prehispánicas y a los nuevos colonos llegados desde Europa, hacen inviable el centralismo que trae diversos conflictos socioambientales por decisiones tomadas sin reconocer las particularidades de cada territorio”, explica la científica

Junto con esto, las prácticas productivas que degradan y sobre-explotan los recursos naturales y dejan diversas externalidades negativas e impactos ambientales, como por ejemplo la contaminación, la escasez hídrica y condiciones favorables para incendios forestales, deben ser asumidos por los habitantes locales que muchas veces carecen de herramientas técnicas y legales para defenderse.

“Por ende, debemos promover un estado descentralizado que diseñe e implemente políticas públicas de acuerdo a las características y necesidades de cada territorio de Chile. Un paso crucial es educar a los ciudadanos y ciudadanas en el funcionamiento de nuestros ecosistemas, junto con fortalecer el intercambio de saberes entre la ciencia y el conocimiento tradicional local, de manera de crear consciencia para que el cuidado y la restauración sea una tarea en donde se involucre a toda la sociedad. Eso es el centro de una Constitución Ecológica: cuidar y restaurar nuestra casa”, asegura la investigadora.

En esa misma línea, la bióloga señala que otro de sus grandes compromisos es integrar a todos los ciudadanos y ciudadanas en la construcción colectiva de una nueva Carta Magna, promoviendo la creación de cabildos locales que entreguen los insumos sobre las necesidades de los pueblos a los constituyentes y de esta forma los constituyentes seamos la voz de los pueblos, junto con promover la unión de saberes entre la ciencia, las comunidades locales y los pueblos originarios.

Entre la ciencia y la acción

Desde muy temprano en su carrera, la Doctora en Ciencias Forestales, ganadora de la beca “Ciencia en Parques Nacionales de América” financiado por CANNON INC y organizado por el Servicio Forestal y la Academia de Ciencias de los Estados Unidos de América,  y de la Beca «For Women in Science» liderado por CONICYT, L’Oréal y la UNESCO, se ha enfocado en la investigación del bosque nativo y su conservación, uniendo su trabajo como científica al de la participación activa en diversas organizaciones de la sociedad civil.

Desde la ciencia y el trabajo como científica en el IEB y la Fundación Senda Darwin, y en organizaciones de la sociedad civil en las que ha participado como socia fundadora, tales como ASI Conserva Chile A.G, Corporación Chiloé Patrimonio, Club Cultural y Deportivo Chiloeira, entre otras, “siempre he estado interesada en promover la conservación de la biodiversidad, estudiando el aporte de las Áreas Protegidas al desarrollo de Chile, así como también el impacto de este modelo extractivista que se ha expresado en grandes extensiones de monocultivos de pino y eucaliptus, la degradación de los bosques nativos y pomponales de Chiloé, entre otras actividades que han contribuido a la degradación de nuestros ecosistemas.

A raíz de ello, junto a equipos multidisciplinarios, hemos tratado de entender estos procesos y hacer propuestas para promover cambios en las prácticas productivas, el desarrollo de un turismo sustentable que integre a toda la comunidad y las diversas actividades económicas presentes en los territorios para avanzar hacia un desarrollo sustentable, vinculando las ciencias ecológicas con la toma de decisiones. A su vez, he aportado en diversas comisiones del congreso nacional para el desarrollo del proyecto de Ley, como por ejemplo el que crea el Servicio Forestal y el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas”, recuerda.

Luego, tras el estallido social de octubre del 2019, Mariela Núñez Ávila participó activamente de la Mesa Social de Ancud y en la creación de la Mesa Medioambiental de la misma comuna. Junto a otros científicos, abogados y filósofos, lideró una serie de conversatorios ciudadanos que buscaban contribuir a sentar las bases para una Constitución ecológica, con propuestas concretas para avanzar hacia un desarrollo sustentable desde el Archipiélago de Chiloé para Chile.

Es así como hoy forma parte de la lista de Independientes No Neutrales del Distritito 26, entre los que se encuentran también: Gaspar Domínguez, Carola Cárdenas, Javier Gallardo, Marcela Linzmayer y Víctor Riquelme.

Descentralización y cambios urgentes en Chiloé

¿Cuáles son las propuestas para su distrito y a nivel país? ¿Y cuáles son las mayores dificultades a las que hoy se enfrentan? “Una de las grandes propuestas es impulsar la descentralización y dividir al país en grandes biomas que presentan particularidades en términos ecológicos y culturales, y debieran también tener una gobernanza que asegure una planificación territorial participativa y una adecuada implementación de las estrategias. Un segundo aspecto central es el tema del agua, para lo cual, se plantea un manejo adaptativo a escala de cuencas, guiado en base a la información científica generada a nivel local, uniendo esta información con los diversos saberes de las comunidades y pueblos originarios”, comenta la candidata por la lista INN.

Vista aérea de Chiloé | Foto: Fundación Senda Darwin

Y en el caso del Distrito 26, ¿cuáles son las necesidades territoriales y ecológicas más urgentes? Mariela Núñez explica que esta zona es una de las que presenta mayor biodiversidad en el país, y una gran riqueza cultural, en la que destaca, el legado del pueblo Huilliche.

Sin embargo, la realidad de Chiloé es compleja en términos medioambientales. Al ser una zona archipelágica, desconectada de la cordillera de los Andes, no se cuenta con aguas de deshielo que provengan de la cordillera andina, tal como en el resto de Chile continental. En Chiloé, se requiere del suministro de agua que se almacena en bosques nativos, turberas y pomponales. “Sin embargo, estos ecosistemas están siendo cada vez más degradados y eso implica que en la actualidad, muchos lugares no tengan abastecimiento de agua potable, la cual debe ser llevada en camiones aljibes”, declara la científica del IEB.

Otro problema que afecta a la Isla, y principalmente a la comuna de Ancud, es el tema de la falta de un sitio adecuado para recibir los residuos sólidos domiciliarios. “El cierre del vertedero municipal y la falta de planificación territorial causó la improvisación de las autoridades afectando a una localidad rural de Puntra el Roble, que se vio obligada a soportar un vertedero transitorio en una zona aledaña a un recientemente declarado Santuario de la Naturaleza Humedales de Chepu, una de las zonas con mayor atractivos turísticos y visitantes de la comuna”, constata la Ecóloga.

Otra problemática es el uso del suelo. “Una vez que se ha extraído el bosque nativo y el pomponal, continúan con la extracción de áridos, que si bien son de un tamaño que les permite solicitar la autorización sectorial pertinente, se van generando diversos permisos individuales que evaluados a escala de paisaje generan un gran impacto en la zona noreste de la Isla de Chiloé, los que pueden ser detectados con imágenes satelitales”.

A raíz de este escenario se plantea revisar otros aspectos estructurales. Uno de los principios que propone incluir como constituyente, es que la planificación territorial esté por sobre la propiedad de la tierra. “Esto significa que en primera instancia se diseñe una Infraestructura Ecológica que defina las zonas de prioridad para la conservación de la biodiversidad y se resguarden los beneficios que ésta provee a la sociedad, definir las zonas que requieren ser restauradas para recuperar funciones esenciales de los ecosistemas y las zonas en donde se puede realizar un manejo bajo determinadas prácticas productivas sustentables. Si bien la propiedad de la tierra puede ser pública, comunitaria o del Estado, todos debieran regirse por este plan de ordenamiento territorial. Asimismo, debiéramos contar con los adecuados recursos del Estado para realizar una protección y conservación efectiva de esta biodiversidad, ya que beneficia a toda la sociedad. Éste y otros temas deben ser abordados a través de toda la Constitución, de modo de promover una nueva sociedad, basada en el respeto, el cuidado y la administración responsable de la casa de todos”,  comenta la bióloga.

Otro punto que preocupa, es la posible firma del TTP11, acuerdo comercial internacional entre 11 países de América, Asia y Oceanía, incluido Chile, y que el pasado 10 de enero, fue retirado de la tabla de votación por el Senado.

Sin embargo, una futura aprobación de este tratado, podría obstruir el desarrollo de una nueva Constitución. Grandes privilegios de empresas transnacionales y pérdida de soberanía sobre cambios en nuestras leyes, políticas y programas, son algunos de los mayores inconvenientes que se advierten. “Aprobar el TTP impediría que se realicen los cambios estructurales que necesitamos hacer en la Constitución. Con la firma de este tratado, incluso nos podrían demandar internacionalmente. Por todo ello, es muy relevante que no se firme este acuerdo, ya que sería amarrarnos de manos en medio de este proceso tan importante para el buenvivir de los ciudadanos y ciudadanas de nuestro país”, puntualiza la científica.

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