Desde Langley Research Center -uno de los centros de investigación más antiguos de la NASA-, David Painemal, Ingeniero civil eléctrico y magíster en geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), monitorea los cambios ambientales que ocurren en la tierra.
Las preguntas y cuestionamientos sobre el viento, las nubes y el cielo de un niño que pasaba los veranos en la región de la Araucanía, se transformaron en las respuestas de un científico que vive en Estados Unidos y trabaja para una de las instituciones científicas más prolíficas del mundo.
Esta historia, pertenece a David Painemal, Ingeniero Civil eléctrico y magíster en geofísica de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, quien trabaja como investigador en Langley Research Center —uno de los centros de investigación más antiguos de la NASA, monitoreando los cambios ambientales que ocurren en la tierra.
La aventura espacial de David comenzó hace siete años, cuando al terminar sus estudios de doctorado en ciencias atmosféricas en la Universidad de Miami, obtuvo una beca postdoctoral para trabajar en NASA Langley, centro de investigación de la NASA ubicado en el estado de Virginia, Estados Unidos.
Muy pronto fue contratado por Science Systems and Applications, Inc., para trabajar en la división de la NASA que monitorea los cambios de energía. Es decir, lidera investigaciones que analizan el rol de las nubes y aerosoles -pequeñas partículas suspendidas en el aire-, en la variabilidad climática y en el balance de energía en el planeta. Durante los últimos años, ha desarrollado métodos para derivar propiedades atmosféricas usando satélites, estudiado la distribución de aerosoles, y analizando cambios en las propiedades físicas de las nubes atribuidos a la actividad humana, en el contexto del cambio climático.
“Como científico uno hace estos ejercicios de obtener los datos y traducirlos en un lenguaje que tenga sentido con el objetivo de ponerlo a disposición de la comunidad científica y la sociedad en general”, explica Painemal sobre su trabajo.
De su paso por la Universidad de Chile valora, la rigurosidad en la enseñanza, el enfoque multidisciplinario y la posibilidad de explorar diferentes ramas de la ingeniería y ciencias. Cabe destacar que Painemal aún mantiene el contacto con el Departamento de Geofísica de la FCFM, donde realizó su magíster. “Tengo un gran aprecio y respeto por la investigación de la FCFM y la Universidad de Chile, pues no tienen nada que envidiarle a otros centros de investigación en Estados Unidos o en el mundo. El enfoque de lo que se hace en Chile, son temas climáticos que afectan al país y tiene sentido pues la ciencia que se hace allá tiene que beneficiar a los chilenos”, señala al respecto.
Asimismo, David rememora su paso por la Universidad de Chile y el momento en que decidió dedicarse a la investigación científica: “Mi experiencia con el clima es la experiencia de todos. Cuando iba al sur en los veranos -su familia paterna es originaria de la región de la Araucanía- pasaba semanas en el campo viviendo al aire libre y conviviendo con mi familia. Pero realmente desde el punto de vista científico, todo cambió cuando entré a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile”.
“Tomé un curso electivo de geociencias dictado por el profesor José Rutllant”, prosigue, “y descubrí mi interés por el estudio de la atmósfera, una elección que cambió literalmente el rumbo de mi vida”, sentencia. Y afirma: “Su curso resonó en mí porque todas estas visiones poéticas que tenía sobre las nubes, los colores del amanecer y atardecer, tenían una explicación desde el punto de vista físico. Fue una revelación y epifanía”.
En este contexto, es que David desliza las maneras en que grupos internacionales e interdisciplinarios, pueden sumar esfuerzos para analizar lo que pasa a nivel climático en Sudamérica y a escala planetaria. “Tal vez la diferencia con la NASA es que el enfoque de esta última es global, pero obviamente uno tiene que comprender que lo que pasa en el planeta, tiene mucho que ver con lo que pasa en regiones específicas del mundo”, afirma.
Trabajar en la NASA
“Lo más interesante de trabajar en NASA a nivel profesional es que uno tiene acceso a gente que ha estado trabajando con satélites desde el principio, gente que realmente son leyendas en mi campo de investigación”, afirma, relevando que en este espacio tiene acceso a redes e investigadores que trabajan en áreas parecidas que lo favorece su investigación.
“NASA está en un momento muy interesante pues muchos instrumentos y satélites que se lanzaron a principios de la década del 2000 están empezando a salir de circulación. Es decir, muchos instrumentos ya no están funcionando, lo que significa que en un futuro cercano, varios de estos instrumentos van a tener que salir de circulación. Lo que está pasando ahora, es que muchos centros de investigación y universidades de Estados Unidos están siendo liderados por NASA y reuniéndose para desarrollar la Red de Observación Climática del Futuro”, cuenta.
¿En qué estará basada esta red? Como detalla el profesional de la U. de Chile, los equipos de investigación se están reuniendo para responder preguntas tales como: ¿Cuáles son los mejores instrumentos para medir aerosoles o contaminación atmosférica? ¿Cuáles son los mejores instrumentos para cuantificar y analizar la lluvia? ¿Cuáles son los mejores instrumentos para medir energía? ¿O la contaminación atmosférica? ¿Y las partículas en el aire? Por ejemplo, relata, “las partículas de las tormentas del desierto del Sahara, viajan miles de kilómetros. Desde África, hasta Brasil, o el Caribe o la Costa Este de Estados Unidos. Lo mismo pasa con las partículas de humo, que lamentablemente en cada verano, se hace visible por los incendios forestales. ¿Cómo podemos medir los efectos del humo? Con satélites”.
“A nivel general, en la NASA no sólo estamos en un proceso de renovación de instrumentos sino también de replanteamiento de preguntas científicas. Las preguntas científicas del presente y del futuro son diferentes y tenemos que pensar muy bien la forma en que nuestros instrumentos y mediciones puedan ayudar a toda la sociedad en el futuro”, finaliza.
Marta Apablaza, periodista Prensa U. de Chile.