Geraldine Asencio Subiabre.
Representante INACH de equidad de género y no discriminación
Año tras año, el Instituto Antártico Chileno (INACH) ha reportado que la participación femenina en proyectos del Programa Nacional de Ciencia Antártica (PROCIEN) ha ido en aumento. Tal es el caso que durante el año 2020 se prevé ejecutar más de 100 proyectos y de ellos, aproximadamente un 48 % será liderado por científicas. Esto significa un aumento del 10 % en el índice de distribución de lideresas en los últimos 10 años.
Sin embargo, las cifras a nivel nacional e internacional estiman que las mujeres responsables de proyectos de investigación se mantienen en torno al 35-40 %, lo que es contrastante con nuestra realidad. A raíz de esto nos preguntamos: ¿es realmente la ciencia antártica una excepción a la regla o las cifras positivas esconden dinámicas que han pasado inadvertidas y nos han ocultado parte de la información?
Para desentrañar el “misterio”, en los últimos meses se ha trabajado en la construcción y análisis de bases de datos más robustas, lo que nos ha develado características del sistema que son importantes de considerar al momento de planificar con enfoque de género nuestras políticas públicas.
Por ejemplo, la mayor participación de mujeres se da en fases tempranas de la carrera científica. Esto incluye proyectos de pregrado, posgrado, posdoctorado e iniciación. Dado que en las estadísticas señaladas más arriba se otorga el mismo peso a cada proyecto, se abultan las cifras de participación femenina. Si se realiza el ejercicio de aislar los proyectos que están enfocados a investigadores e investigadoras de la fase regular, el porcentaje de mujeres se equipara con las cifras globales, incluso, desde el año 2017 se nota una tendencia a la baja en la proporción de mujeres adjudicándose fondos.
Por otra parte, de acuerdo con el análisis de 250 proyectos presentados al Concurso Nacional de Investigación Científica y Tecnológica Antártica, desde el año 2015 al año 2019, existen grandes diferencias en la conformación de los equipos de trabajo según el sexo de quien postule. Así se evidenció que mientras las mujeres componen sus equipos de trabajo equiparando la cantidad de hombres y mujeres involucrados, los hombres solo incluyen, en promedio, a una mujer por cada tres hombres. Más aún, un 36 % de estos proyectos no incluyeron mujeres en el grupo. En cambio, en los proyectos presentados por mujeres solo un 7 % no incluyó hombres en su equipo.
El fenómeno que develamos realizando un análisis más profundo de los datos se conoce como “techo de cristal” y se refiere al conjunto de barreras invisibles que dificulta el acceso de las mujeres a puestos de mayor jerarquía y su efecto es la consecuente pérdida del talento y potencial femenino.
Desafortunadamente, hasta el momento no hemos observado que la participación mayor de mujeres en fases tempranas de la carrera científica esté aumentando y posicionando a las científicas gradualmente. Al contrario, en los últimos años la tendencia es abrir la brecha en vez de reducirla.
Si bien es cierto, se han implementado algunas medidas o políticas que buscan equiparar las posibilidades de desarrollar carreras científicas antárticas para hombres y mujeres, estas aún son insuficientes y no abordan efectivamente todas las dimensiones necesarias para cumplir con el objetivo final.
Queda en evidencia que los programas de financiamiento para el desarrollo de la ciencia no son neutrales al género y, por lo tanto, se demanda canalizar algunas acciones tendientes a promover la equidad en todos los niveles.
El INACH ha tomado este desafío incorporándose a la agenda de género de la región de Magallanes y de la Antártica Chilena, el que incluye no solo realizar diagnósticos y seguimiento con enfoque de género a sus principales programas, sino también acciones a nivel comunicacional, con el fin de no reproducir estereotipos, de fomentar la participación de niñas y adolescentes en ciencia, los diálogos ciudadanos, así como promover una cultura organizacional pro-equidad.
Este trabajo busca ser una contribución al diálogo sobre la transversalización del enfoque de género en las políticas públicas, aportando datos y análisis de la realidad de la ciencia antártica nacional que sirvan como fuente para la toma de decisiones para las política institucionales futuras.