Dr. Fernando Chuecas Saldías
Vicedecano de la Facultad de Medicina y Ciencia
Universidad San Sebastián
En los momentos en que entramos en una nueva fase en la ardua tarea de contener la pandemia por coronavirus, cuando comienza una vacunación inédita en la historia mundial dado los alcances y magnitud de ella, se suscitan algunas preguntas y a veces cuestionamientos. Analizaremos algunos de los temas más recurrentes.
El primero podría ser el de la efectividad y seguridad de las vacunas en general, punto que pareciera no tener discusión, ya que desde que se descubrió la vacuna contra la viruela a fines del siglo XVIII, esta tecnología ha logrado salvar a cientos de millones de vidas, por enfermedades que diezmaban a la población. Su seguridad tampoco debería ponerse en duda, sobre todo las desarrolladas en los últimos 50 años, las que han sido testeadas y controladas científicamente. Además, tenemos instancias regulatorias en salud pública que velan por el correcto uso de ellas.
En la actual pandemia se han desarrollado y ya se encuentran bajo aplicación varias vacunas contra SARS COV-2, cuyas características son inducir una respuesta de anticuerpos contra coronavirus y probablemente también activan otras formas de reacción de nuestro complejo sistema inmunológico. Llama la atención la rapidez con que se han desarrollado los estudios y fabricación de estas vacunas, lo que no es extraño ya que los avances científicos y tecnológicos de las últimas décadas, especialmente en el área de la biología molecular, virología, inmunología y procedimientos de manufactura, han presentado enormes progresos.
En especial en nuestro país, en momentos en que ya se han vacunado miles de personas, empezando por los grupos más expuestos como los agentes de la salud y adultos mayores, debemos tener confianza en que contamos con un sistema de salud pública y privada con larga tradición en vacunación. Cabe destacar la gran red de atención primaria, basada especialmente en los municipios, que está demostrando en la ejecución de esta medida de prevención una gran capacidad y despliegue a pesar de los inconvenientes inherentes a una campaña sin precedentes.
Sólo queda que todos nos dispongamos a vacunarnos en forma voluntaria y decidida, para obtener la ansiada protección personal frente al virus, con lo que contribuimos también a la protección de quienes nos rodean. Así, todos juntos lograremos que la tasa de circulación del virus disminuya en los próximos meses. Eso sí que, independientemente de este proceso, por favor, siempre recuerde mantener las medidas que serán necesarias por mucho tiempo más: uso de mascarilla, lavado frecuente de manos y distanciamiento físico. Y cuando le pregunten ¿vacunación?, no dude en responder con confianza: ¡SÍ!