Publicado por: Paulina Ossa Magaña
Universidad de Los Lagos
Pese a los avances en materia de igualdad entre hombres y mujeres, en las universidades chilenas se siguen viviendo situaciones de discriminación y violencia hacia las mujeres, expresadas en resistencia al liderazgo femenino, abuso laboral, acoso sexual e invisibilización del aporte de las mujeres en términos de curriculum de estudios y en la asignación de cargos de jerarquía, entre otras formas.
En una nueva conmemoración mundial del 8M, en el Día Internacional de la Mujer, tales fueron las conclusiones emanadas a partir del Encuentro de Mujeres de la Educación Superior organizado por la Dirección de Igualdad de Género de las Universidades de Magallanes y de Los Lagos transmitidas por Youtube, por ULagos TV y Radio TV UMAG
Los días 8 y 9 de marzo se analizaron los temas “Movimientos feministas en las universidades chilenas” y “Sexismo en la Educación Superior”, respectivamente. Durante la última jornada, participaron la doctora Oskarina Palma Candia, profesional de apoyo de la Dirección de Género de la Universidad de Magallanes; Valentina Torres Chaura, activista y estudiante ULagos en Chiloé; Mónica Álvarez Mansilla, presidenta funcionari@s Universidad de Magallanes y Karen Navarrete socióloga de la Dirección de Igualdad de Género ULagos, en su rol de moderadora.
En ambas jornadas, se abordaron los avances y desafíos para mejorar las oportunidades y trayectorias profesionales de las mujeres en la educación superior, diálogos que fueron ilustrados in situ por Magdalena Armstrong y contaron con la participación de las cantautoras Rocío Peña y Evelyn Cornejo.
La doctora Oskarina Palma enfatizó en la doble y triple jornada laboral que queda en evidencia tras la pandemia, con la consecuente disminución de la productividad laboral en el caso de las mujeres. “La maternidad resta presencia a la hora de acceder a las oportunidades de desarrollo y ascenso, frente a una cultura androcentrista que inhibe el espíritu de cooperación y promueve la competencia. En el plano académico, se ha avanzado en la integración de mujeres al mundo de la academia, no obstante, persiste la tendencia a feminizar o masculinizar algunas carreras, dado que aún no se consigue la paridad».
En el ámbito estudiantil, la doctora Palma aseguró que falta apoyo frente a las necesidades de las estudiantes embarazadas, o que son madres, y requieren permisos especiales para seguir sus estudios. “El lenguaje inclusivo o que incluya diversidad sexual tampoco es habitual en las cátedras universitarias; tampoco la inclusión de bibliografía con autoras femeninas. El discurso político es inclusivo pero en la práctica la brecha persiste y es necesario erradicarla. Es importante intervenir el curriculum de modo de ir tomando conciencia y avanzando en este camino de la inclusión y construir una forma distinta de relacionarnos. Desde el punto de vista del sexismo entre estudiantes aún existe mucha resistencia a estos temas relacionados con el machismo y un cierto control agresivo que ejercen algunos varones sobre sus parejas mujeres”, apuntó la académica.
Para la dirigente Valentina Torres se debe revisar el lenguaje que se ocupa en la sala de clases, los roles que se le asignan a las mujeres en el discurso. ”El sexismo relacionado con la división del trabajo, cuando en las asignaturas se alude a ejemplos y autores masculinos y así se invisibiliza el rol de las mujeres que históricamente han hecho aportes a las distintas disciplinas”, indicó.
¿Qué hacer para avanzar en la igualdad de género?
La socióloga Karen Navarrete destacó la importancia de visibilizar las formas androcéntricas y cuestionar estas prácticas, a objeto de ir erradicándolas.
En esta línea, Mónica Álvarez, dirigente gremial de la UMAG,, aseguró que es importante no seguir callando o normalizando lo que nos ocurre. “Muchas veces se soporta una relación laboral que no es sana en términos de trato, cuando lo que corresponde es canalizar las denuncias donde corresponda a fin de mejorar los ambientes laborales, desde el empoderamiento. Aunque las sanciones que acarrean los sumarios constituyen a veces un desincentivo, no se avanza sin denuncia frente al maltrato laboral o el acoso sexual. Las funcionarias debemos aprender de las estudiantes que visibilizaron estas realidades y debemos ser el espejo de un buen clima laboral a modo de ejemplo para los profesionales que estamos formando”, señaló la dirigente.
La doctora Oskarina puso el énfasis en que las universidades son instituciones altamente jerárquicas, lo que se suma a un concepto de autoridad que muchas veces genera abuso de poder. “Abusos que van desde malas prácticas hasta la violencia y el acoso sexual, presente en todas las universidades como una situación de poder de unos frente a otros. Está la sensación de autoridad que algunos utilizan de mala manera como una práctica que se debe denunciar y erradicar. Las micro-violencias que se dan en el aula frente a la edad, etnia o discapacidad de las personas o frente a la situación de persona extranjera. Como docentes es importante reflexionar en torno a nuestro quehacer al interior del aula, en las situaciones que dejamos pasar y que puedan atentar frente a colegas o estudiantes, donde hay sexismo, maltrato, subvaloración, discriminación en la asignación de tareas o cargos. La invitación como docente es a estar alerta de lo que estamos transmitiendo al interior de las clases y sobre qué les está pasando a nuestras estudiantes”, detalló la académica.
Para Valentina Torres la alternativa está en la organización que permita ir eliminando prácticas de abuso y sexismo en la educación superior. “En Chiloé hay una deuda en términos de organización, porque las mujeres tenemos el deber de organizarnos y apoyarnos entre todas”, declaró la estudiante.