Por: Gladys Vidal Sáez, directora del Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería CRHIAM y académica de la Universidad de Concepción.
Cada 22 de marzo se celebra el “Día mundial del agua”. Este año el tema propuesto por Naciones Unidas es “valorar el agua”, entendiendo los diferentes significados que tiene para cada persona. El agua es vida, es esencial para los ecosistemas, tiene un rol en las prácticas culturales y/o religiosas, es parte de nuestro paisaje; genera desarrollo socioeconómico, es necesaria para la salud y la recreación, permite garantizar varios derechos y es clave para la producción de alimentos. La lista, por supuesto, es mucho más larga.
Considerando esta multiplicidad de roles, es que desde el Centro de Recursos Hídricos para la Agricultura y la Minería (CRHIAM) investigamos el agua desde una mirada interdisciplinaria y con un foco en la seguridad hídrica. Buscamos que esta evidencia científica sea parte de la formación de los profesionales que trabajarán con el agua, colaboramos en redes con el sector público y privado y generamos material para que los tomadores de decisiones y la ciudadanía pueda informarse sobre aspectos relevantes que involucran a este vital elemento. Creemos que estos aspectos en su conjunto pueden llevar a que cada uno de nosotros y nosotras entienda las diferentes aristas que tiene el agua y darle el valor que le corresponde.
Según datos de 2019 de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) más de 15 millones de personas, que viven en las zonas urbanas de nuestro país, tienen acceso a agua potable. Sin embargo, muchas veces damos por sentado que este recurso está ahí para nosotros, en un estado apto para el consumo y de manera fácil. Para quienes la tenemos a diario, nos podría costar identificar rápidamente en qué aspectos de nuestra vida necesitamos agua.
El gran problema, y la caída en cuenta de su importancia, llega cuando no la tenemos, ya sea por un periodo breve, como un corte programado, o ante una catástrofe natural. Pasada esa contingencia y al regresar a la normalidad, al parecer, se nos olvida el problema, obviando que en el mundo son más de 2.200 millones de personas las que carecen de acceso a agua potable. Chile no está exento de esta condición. El 47,2% de la población rural no cuenta con acceso a fuentes formales de abastecimiento de agua potable, es decir, solo tienen acceso a este vital elemento a través de ríos, pozos, esteros y camiones aljibes. Esto conlleva a que exista una correlación casi perfecta entre pobreza y falta de agua.
Entonces, antes de que la escasez de este recurso sea una realidad para la gran mayoría de la población, te invitamos a reflexionar ¿qué significa el agua para ti? Cuando tengamos una respuesta clara a esta pregunta, podremos cuidar este recurso y protegerlo de una manera adecuada para todas y todos.
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