En las últimas dos décadas, el investigador ha realizado significativos hallazgos sobre los microorganismos que viven en ausencia de oxígeno en el océano y sobre el impacto de ellos en el funcionamiento de los ecosistemas marinos.
El Dr. Ulloa, quien lideró además la reciente expedición nacional que alcanzó por primera vez el punto más profundo de la Fosa de Atacama, será el primer oceanógrafo en ser integrante de número de la entidad.
“Nos estamos dando cuenta, cada vez más, que nuestro futuro depende del mar y que hoy también está en peligro”, señaló el director del Instituto Milenio de Oceanografía.
La Academia Chilena de Ciencias designó como su nuevo miembro de número al Dr. Osvaldo Ulloa, actual director del Instituto Milenio de Oceanografía y quien en la última década ha liderado, desde nuestro país, significativos hallazgos sobre los microorganismos que viven en ausencia de oxígeno en el océano y sobre el impacto de ellos en el funcionamiento de los ecosistemas marinos.
De esta manera, el académico del Departamento de Oceanografía de la Universidad de Concepción, quien hasta ahora era miembro asociado, es el primer oceanógrafo en ser elegido como integrante de número del organismo.
En 2018, el Dr. Ulloa lideró además la primera expedición nacional en alcanzar el punto más profundo de la denominada Fosa de Atacama, frente a las costas de Antofagasta, el lugar más profundo del Pacífico Sur Oriental, considerado como uno de los mayores hitos de este campo en nuestro país.
El científico nacional valoró el nombramiento –votado por sus pares, en el que también fue considerada la física Dora Altbir– y aseguró que se trata de un reconocimiento a una línea de investigación que pone a Chile como referencia a nivel mundial en la comprensión de los ecosistemas marinos, con implicancias que van desde el cambio climático hasta la predicción de terremotos.
“Una de nuestras misiones esenciales es hacer entender a la sociedad la importancia del océano, tanto para el planeta como para nuestro país. Tenemos —por ejemplo— una gran biodiversidad marina que no conocemos, y eso para nosotros es una enorme responsabilidad. La oceanografía chilena ha destacado en los últimos años, siendo protagonista a nivel mundial”.
Según el Dr. Ulloa, el reconocimiento hecho por los integrantes de número de la Academia pone en valor, al mismo tiempo, la ciencia hecha en regiones.
Para la presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, la Dra. Cecilia Hidalgo, el trabajo del Dr. Ulloa constituye una referencia en la comprensión del océano, aportando evidencia fundamental para los desafíos que la humanidad enfrentará en el transcurso de este siglo, entre ellos la protección de los ecosistemas en el contexto del calentamiento global.
“Su trabajo ha tenido una gran relevancia en la comprensión del océano, con hallazgos importantes para el país y que demuestran la calidad de nuestra ciencia. Chile no es solo un extenso territorio, sino también el dueño de un extenso mar, y estudiarlo tiene implicancias biológicas, culturales y ecológicas fundamentales para nuestro presente y futuro”, dijo la Dra. Hidalgo, Premio Nacional de Ciencias y académica de la Universidad de Chile.
Ausencia de oxígeno en el océano
En diversas publicaciones de alto impacto en las últimas dos décadas, el grupo de investigación liderado por Osvaldo Ulloa ha proporcionado un nuevo entendimiento respecto al funcionamiento de las comunidades microbianas en aguas deficientes de oxígeno del Pacífico suroriental, que también, advierte, es transferible a otras regiones del mundo. Uno de estos fenómenos es la deficiencia de oxígeno y su expansión como consecuencia del calentamiento global, una potencial amenaza a los ciclos biogeoquímicos fundamentales.
Un estudio elaborado junto a científicos daneses, logró demostrar que estas aguas oceánicas no costeras, denominadas como “zonas de mínimo de oxígeno”, carecen en forma absoluta de este vital elemento. Previo a este hallazgo, se pensaba que existía en bajas dosis, pero suficiente para que ciertos procesos biológicos se desarrollaran.
El Dr. Ulloa explica que “eso hace que los microorganismos que viven ahí realicen otros procesos que no imaginábamos que existían en la columna de agua del océano. En particular, uno de los descubrimientos importantes está asociado del ciclo del azufre, que al no haber oxígeno, se hace muy importante. Pese a esto, la vida sigue funcionando, con otros microorganismos. Cambiamos un paradigma que venía por muchos años.”.
En relación a la Fosa de Atacama indica: “Sabemos que en estas zonas, además, se generan grandes terremotos y tsunamis que nos afectan como país. Ahí es donde mirando esto hacia el futuro, las ciencias de la tierra, la geología, la geofísica y la oceanografía, vamos a tener que hacer fuerza común para conocer esta parte de nuestro planeta, de la que tenemos poquísimo conocimiento”.
Expansión de la amenaza
Para el nuevo miembro de número de la Academia Chilena de Ciencias, la ausencia de oxígeno en el océano supone una problemática de alto impacto en el planeta, ya que puede perjudicar tanto la vida de la fauna marina, como en la generación de gases de efecto invernadero. “Hemos aprendido cómo funciona el océano cuando no tiene oxígeno y por qué esto podría ser importante”.
“Lo que se ha visto es que estas zonas de bajo oxígeno se están expandiendo, por lo tanto necesitamos predecir lo que va a pasar. Hay una amenaza que tiene que ver con el ecosistema, porque estas zonas al expandirse, hacen que especies desaparezcan o emigren hacia otras regiones. Es decir, que la fauna que existe en el océano tenga una redistribución o no pueda seguir viviendo”.
Por otro lado, agrega el Dr. Ulloa, estas regiones del océano pierden nutrientes, específicamente nitrógeno, poniendo en riesgo su productividad. Al mismo tiempo, el fenómeno incrementa la generación gases de efecto invernadero, como el óxido nitroso, lo que en un proceso de expansión sostenida puede contribuir a liberar a la atmósfera una mayor cantidad de estos elementos y, de esta manera, afectar la temperatura global.
El gran termostato global
El Dr. Ulloa recalca que la investigación en el océano supone un desafío fundamental para la ciencia y su contribución a problemas de impacto global. Este ecosistema es el gran termostato del planeta, absorbe además casi un cuarto del dióxido de carbono que enviamos a la atmósfera y además provee a los seres humanos de innumerables recursos.
“Cada vez nos estamos dando cuenta de que nuestro futuro depende del océano. Pensábamos que el mar era tan grande que no lo podíamos perturbar, que todo se iba a diluir allí. Pero hoy vemos que el océano también está en peligro y que al poner en riesgo la salud del océano, amenazamos nuestra propia existencia como seres humanos”.
El académico de la Universidad de Concepción agrega que “estamos al debe como país, y por eso necesitamos ir convenciéndonos a nosotros mismos y principalmente a quienes toman las decisiones de cuán importante es conocer y preservar este ecosistema”.
La proyección de sus estudios apunta ahora a la comprensión de las grandes profundidades del Pacífico, un ambiente “tremendamente desconocido”, según explica. En 2018, el director del Instituto Milenio de Oceanografía lideró la expedición que dio con el punto más profundo de la Fosa de Atacama, a exactos 8.081 metros.
La travesía, plasmada en el documental Atacamex, permitió a este grupo de investigadores capturar imágenes y realizar hallazgos de interés mundial sobre una zona de más de 5.900 kilómetros de extensión, frente a las costas de la región Antofagasta, donde chocan la litosfera oceánica de la placa de Nazca con la litosfera continental de la placa Sudamericana.
En este ambiente absolutamente oscuro, frío casi al punto de congelación y de altísimas presiones, debido a la existencia de kilométricas columnas de agua por encima, la expedición capturó crustáceos nunca antes descritos por la ciencia. Estos anfípodos, que se comunican por señales químicas, se adaptaron para alimentarse de lo que cae de la superficie.
El Dr. Ulloa explica que las especies que habitan en el océano profundo tienen una importancia enorme para la cadena trófica del ecosistema marino, ya que su base alimentaria está en pequeños organismos microscópicos, y que a partir de ellos se construye una trama que puede llegar hasta las ballenas.
“Ahora estamos haciendo un enorme esfuerzo por instalar un sistema de observación e iniciar un gran experimento geológico-geofísico-oceanográfico para comenzar a entender mejor cómo funcionan estos ecosistemas. Nuestra aspiración es, en un futuro no muy lejano, poder disponer de sistemas de monitoreo y de alerta temprana de terremotos y tsunamis en la Fosa de Atacama”.
(Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Inés Llambías Comunicaciones).