El monitoreo de colmenas y factores climáticos hoy ayudan a apicultores y fruticultores a mejorar los niveles de polinización, incluso a cientos de kilómetros de distancia. Así, la tecnología puede ayudar a evitar la extinción de estos insectos.
Las abejas son una de las especies más relevantes en la subsistencia de los ecosistemas debido a su trabajo de polinización. Sin ellas, no existiría la biodiversidad en el mundo ni la producción de plantas y frutas. De hecho, de acuerdo a cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el 90% de la alimentación en el planeta depende de la polinización de las abejas. Sin embargo, sus tasas actuales de extinción son de cien a mil veces más altas de lo normal debido a la acción humana.
A nivel mundial, la agricultura ha experimentado transformaciones profundas en los últimos años, siendo cada vez más segura y eficiente gracias a la incorporación de nuevas tecnologías que han contribuido a su digitalización y automatización. La masificación de tendencias como el Internet de las Cosas (IoT) ha permitido avanzar más rápidamente en esta dirección, potenciando la productividad de las empresas y minimizando los riesgos de producción, y al mismo tiempo, favoreciendo una industria más sostenible y responsable con el medio ambiente.
“Hoy se estima que la producción de alimentos debe aumentar en al menos 60% para hacer frente a la demanda de cara a 2050. En ese sentido, la mejor decisión es apostar por una agricultura inteligente, que utilice la tecnología como aliada estratégica para garantizar procesos más eficientes, resilientes y amigables con el medioambiente. El desafío es impulsar una era de campos conectados”, comenta Francisco Guzmán, director de Claro empresas.
En ese contexto, áreas como la apicultura tienen grandes desafíos. Para un apicultor, los cambios extremos de temperatura y la sequía que, actualmente, afecta a una buena parte del país, significan la muerte de muchas de sus abejas, un declive en los niveles de producción y un efecto inmediato en la naturaleza. A raíz de este problema, han surgido soluciones como Beewaze.
Este proyecto, 100% chileno y creado por mujeres, instala sensores en las colmenas para monitorear las condiciones climáticas en que están las abejas, su temperatura, humedad y peso, generando pronósticos e información histórica del lugar donde irán a polinizar. Estos datos son monitoreados 24/7, procesada y enviada a una plataforma web a través de conexión wifi o móvil, para ser visualizada en cualquier smartphone o computador. De esta forma, Beewaze permite a fruticultores tomar medidas preventivas para aumentar el rendimiento de los cultivos, con información en tiempo real sobre las condiciones al interior y exterior de las colmenas que permite optimizar el cuidado de las abejas y evitar su muerte.
Actualmente, Beewaze continúa trabajando en mejoras para aumentar la batería y la sensibilidad de la balanza de los sensores. Gracias a una alianza con Claro Chile, espera expandirse a campos de otros países latinoamericanos, contribuyendo a incrementar la producción de miel local, así como al cuidado del medioambiente, aportando al aumento y fortalecimiento en la población de abejas, producción de frutas y semillas, y mejoras de bosques y flora endémica. Así, gracias a una agricultura más inteligente, disminuirá el riesgo de extinción de esta especie, fundamental para nuestra subsistencia en el planeta.