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Con nuevo guardaparque y restauración del lugar se cumple 2° aniversario del MN Picaflor de Arica

3 minutos de lectura
Monitoreos dan cuenta de biodiversidad y avances de la flora nativa apto para la especie emblema y sus acompañantes.
Conaf

Aunque la pandemia ha puesto en pausa muchas cosas, el tiempo sigue su curso y este domingo 23 se cumplió el segundo aniversario de la creación del Monumento Natural Picaflor de Arica.  Y pese a que ha sido un año difícil, la gestión en esta área silvestre protegida tampoco se ha detenido.

De hecho, acaba de contratarse vía concurso a su guardaparque de planta, cargo que asumió el profesor de Biología y Cs Naturales de la UMCE Matías Castillo Armijo, quien es además magister en Áreas Silvestres y Conservación de la Naturaleza y candidato a doctor en Ciencias Agropecuarias y Veterinarias con mención en Conservación Biológica, ambos postgrados de la U. de Chile.

Esteban Zúñiga, encargado de biodiversidad de CONAF, detalla que “el quehacer dentro del monumento  ha tenido varios ejes y acciones.  Junto con el monitoreo al lugar y su avifauna, una de las actividades principales actividades  ha sido la propagación in situ de especies nativas, lo que significa no depender exclusivamente del vivero para establecer árboles y restaurar el lugar.  Yaros y chañares figuran entre las más reproducidas.  Todas ellas son especies nativas y resultan vitales para el picaflor de Arica (Eulidia yarrelii), la especie símbolo del lugar y por la cual se creó el área protegida  además de su representatividad del bosque nativo de yaros y chañares y otras especies arbóreas de este tipo (bosque esclerófilo tropical espinoso).

Monitoreos
El monitoreo a través de diversos métodos es una de las acciones más representativas de las áreas silvestres protegidas.  En este caso existe un monitoreo mediante cámaras trampa de los mamíferos del lugar, tal como el zorro culpeo, del que ya se han obtenido varias imágenes.  El propio picaflor de Arica figura por supuesto con un seguimiento constante, y que este año fue más intenso aún en la época de reproducción y nidificación, a partir de agosto.  “Tuvimos gratos resultados, subraya el director regional de CONAF, Héctor Peñaranda, y especifica que registramos nidos y nacimientos, de los cuales tenemos registros gráficos”.

Al consultarle a Matías Castillo cuál fue su motivación para trabajar como guardaparque, nos comenta que “hace unos años tuve la oportunidad de conocer los valles de la región y quedé sorprendido de sus características ecológicas únicas y me fasciné con la gran biodiversidad que albergan en medio del desierto.  Me motivó también la posibilidad de trabajar en la naturaleza in situ y directamente en la conservación, en este caso con una especie que se encuentra en peligro de extinción”.

Pero el picaflor de Arica no es un desconocido para este nuevo guardaparques.  Su trayectoria profesional da cuenta de diez años en el área de la educación escolar y universitaria que ejerció de manera paralela a su participación en algunos proyectos Fondecyt y otros fondos en el laboratorio de Ecología de Vida Silvestre de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile, donde conoció y participó de proyectos de investigación asociados al picaflor ariqueño, el ave más pequeña de Chile.

Por su parte, Esteban Zúñiga refiere también otras tareas complementarias del último año. Una que se ha tornado muy importante es la recolección de basura, tanto de tipo domiciliario que queda abandonada en las cercanías o la procedente del tránsito vehicular de la carretera adyacente.

Pero quizá lo más significativo sea el aporte que ha significado la creación y gestión del monumento en recuperar el ecosistema del lugar.  Zúñiga habla de la existencia de un ensamble aviar y un ensamble vegetacional.  “Aquí junto al picaflor de Arica, conviven alrededor de una quincena de aves.

Asimismo, en la quebrada de Garza, donde se plantaron hace dos años 28 árboles de la especie nativa Haplorhus peruviana (carza), con apoyo del voluntariado INJUV del “Vive Tus Parques” y vecinos de Chaca y Arica, también han crecido ahora yaros y molles, lo que permite visualizar ya una recuperación de lo que se piensa fue la proporción natural de vegetación existente en el lugar previo a los manejos que llevaron a su deterioro, en especial los asociados al uso de los árboles para carbón y leña”.

Matías por su parte, está agradecido de la enseñanza de sus profesores en el compromiso con el cuidado de la naturaleza y la divulgación de la ciencia.  “Ahora espero también aprender de esta institución -CONAF-, acercarme a la comunidad y trabajar colaborativamente con distintas instituciones y agrupaciones interesadas en la conservación de nuestro patrimonio natural fomentando en la sociedad la importancia de cuidar y mantener esa biodiversidad”.

El uso público del monumento actualmente está en evaluación, tanto respecto de los procesos reproductivos del picaflor como de las regulaciones sanitarias del momento.

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