- En Chile, la pandemia ha desatado la inseguridad alimentaria en todos los niveles. El confinamiento obligado por el Covid-19, no solo ha generado el incremento de la obesidad que ya venía en aumento, sino también, ha profundizado la malnutrición, la alimentación por exceso, los malos hábitos alimenticios y la carencia de actividad física. Según expertos, la situación es preocupante ya que la obesidad y Covid-19 son dos pandemias que se están potenciando y afectando a las personas más vulnerables, siendo un peligro para la salud del país.
Antes de la pandemia, la OMS advertía que la obesidad en el mundo había alcanzado proporciones epidémicas, matando como mínimo a 2,8 millones de personas por año, afectando no solo a países de altos ingresos, sino también a los de ingresos bajos y medianos. La entidad llegó a calificar a la obesidad infantil como uno de los problemas de salud pública más graves del siglo XXI; ya que se ha multiplicado por 10 en los últimos 40 años.
En 2021, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, convocó una Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios, como parte del Decenio de Acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030. Esto, como parte del desafío para avanzar en el logro de los 17 ODS, en este caso, el ODS2, que depende de sistemas alimentarios más saludables, sostenibles y equitativos.
En Chile, según cifras de la Federación Mundial de Obesidad (World Obesity Federation), más de 10 millones de personas sufren de obesidad o sobrepeso y la Organización Mundial de la Salud (OMS), la han definido como una enfermedad crónica y multifactorial. De hecho, el 60% de los niños de quinto básico tiene sobrepeso u obesidad.
Precisamente para buscar soluciones concretas y enfrentar al Covid-19 y la obesidad es que Pacto Global organizó un panel en la Cumbre de los sistemas alimentarios en nuestro país. “Debemos con urgencia hacernos cargo de esta problemática, fomentando el diálogo y el debate entre los actores involucrados, para construir políticas públicas y programas de sensibilización, que sean eficaces, además de establecer alianzas para abordar los importantes desafíos que afectan a nuestro sistema alimentario local, que sin duda está en crisis”, afirma, Margarita Ducci, directora ejecutiva Pacto Global de Naciones Unidas.
La pandemia del coronavirus ha profundizado el problema y empeorado las cosas, donde Chile lidera tristemente la tabla de posiciones ya que es el segundo país con más sobrepeso y obesidad de la OCDE, con el 74,2% de su población afectada, en un ranking que encabeza México, con un 75,2% y, en tercer lugar, Estados Unidos, con un 71%.
“Sabemos que lamentablemente la pandemia ha provocado que 1 de cada 5 hogares chilenos presente inseguridades alimentarias, haciéndose evidente que la inequidad en factores como género, es decir mujeres jefas de hogar, están más afectadas por la pobreza y en medio de la pandemia, más de la mitad viraron hacia una dieta menos saludable. Más aún cuando las dietas saludables son 5 veces más caras que las dietas que solo satisfacen las calorías. De hecho, Chile gasta hasta un 9% del presupuesto sanitario asociado a la mala alimentación y el 1% del PIB, sin embargo, podría llegar al 4%”, señala Eve Crowley, representante de FAO en Chile.
Según expertos, la probabilidad de sufrir una infección grave por coronavirus se incrementa en 44% en las personas con sobrepeso y se dobla en quienes sufren obesidad. “En EE.UU. se demostró que el 40% de enfermos hospitalizados eran obesos y si es joven y tiene obesidad, su riesgo se incrementa de manera importante, de manera que se unen la obesidad y el Covid-19. Esta epidemia de obesidad y virus, es una mala asociación y estas batallas, aunque se están dando fuera de la UCI, están unidas inexorablemente”, confirma el Dr. Sebastián Ugarte, jefe UPC Clínica Indisa.
El tema resulta extremadamente complejo de solucionar, tomando en cuenta que el confinamiento obligado, ha generado sedentarismo, mala alimentación, problemas de sueño, eternas horas frente a pantallas, carencia de actividad física y detrimento de la salud mental. “En 2020 disminuyeron los nacimientos y nuestra población envejece junto con la aparición de enfermedades infecciosas, virales y complejas. Una coexistencia que permanecerá durante mucho tiempo, incrementada por una alimentación escasamente saludable y un aumento del sedentarismo en las cuarentenas. Todo ello, está aumentando la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Una situación epidemiológica compleja”, asegura el Dr. Fernando Vio, presidente Corporación 5 al día y académico INTA.
Así, las cuarentenas, el cierre de escuelas, jardines infantiles y salas cuna, han agravado el problema de malnutrición y surgen cambios muy desfavorables de los estilos de vida, donde el sedentarismo y los malos hábitos alimenticios ocasionaron que se pasara de la malnutrición por déficit a la malnutrición por exceso. Un grave problema que se está enfrentando y para el cual se están buscando soluciones que permitan en conjunto construir un país saludable.