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Chile requiere de una nueva institucionalidad para impulsar la salud digital post pandemia

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“La falta de estrategias de largo plazo y la interrupción de proyectos entre gobiernos es uno de los principales problemas que enfrenta el país para materializar esta evolución”, explica César Galindo, representante del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) en el reporte.

Chile necesita de una nueva institucionalidad para impulsar la transformación digital de la salud durante la próxima década. Esta es una de las conclusiones del Manifiesto Digital elaborado por la Universidad de Chile y que convocó a expertos de organizaciones líderes de la sociedad civil (academias, sector empresarial y ONG’s).

El reporte, enfocado además en las áreas de Educación y Ciberseguridad, fue resultado de un trabajo de dos años, con el objetivo de levantar un diagnóstico de brechas y entregar recomendaciones para un diseño más efectivo de políticas públicas en la materia. El proceso fue liderado por la Facultad de Economía y Negocios de la casa de estudios pública, como parte de un convenio firmado con Telefónica. 

César Galindo, representante del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) en el Manifiesto, explicó que la pandemia ha acelerado en 10 o 15 años la adopción de herramientas tecnológicas en los sistemas sanitarios del mundo. Sin embargo, esta evolución en Chile ha sido mucho menor, debido a cuestiones estructurales.

“Para materializar la salud digital en Chile y en cualquier país, es muy difícil que el Estado pueda llevar toda la carga y la responsabilidad de articular todos los aspectos de lo que significa esta transformación. La razón es que el Estado debe preocuparse de proveer salud y fortalecer estrategias que conduzcan a ese fin además de generar los habilitantes que permitan la transformación digital, lo que implica que para una sola entidad requiere demasiado esfuerzo y recursos, en momentos en los cuales las necesidades de salud de la población son cada vez mas demandantes””.

Aumento en el uso de tecnologías

Organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud y el Foro Económico Mundial, han advertido recientemente respecto a la importancia de implementar estrategias nacionales para la adopción de plataformas tecnológicas que mejoren el acceso y la calidad de las atenciones. En Chile, CENS proyectó un incremento en el uso de las nuevas herramientas vinculadas a las TICS como consecuencia de la pandemia.

“La gran pregunta es por qué como país no hemos avanzado lo suficiente en esta transformación digital, especialmente en el ámbito de la salud, una cuestión que en el mundo se abre como altamente urgente tras la pandemia”, señaló la Dra. May Chomali, directora ejecutiva del CENS, un centro tecnológico que convoca a cinco universidades y es cofinanciado desde 2017 por Corfo para incentivar la transformación digital en salud en Chile.

“En el ámbito de la salud, las tecnologías pueden mejorar de manera significativa el viaje del paciente, desde la consulta al alta. Sus beneficios hoy no están en discusión, y alcanzan no solo a los usuarios, sino también a los profesionales y a todo el ecosistema. Pese a ello, desde los prestadores existe la sensación de que la tecnología los hace perder el control porque empodera al paciente; y desde el paciente falta alfabetización digital para presionar por las transformaciones. Necesitamos una estrategia que pueda dirigir este proceso”, reflexionó la Dra. Chomali. 

Colaboración para la era digital

José de Gregorio, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, expuso que el Manifiesto recoge “los principales temas digitales” que la pandemia ha puesto en valor: Salud, Educación y Ciberseguridad. Todos ellos “son muy relevantes para una reactivación sostenible, especialmente en los referidos a la educación, salud y asuntos relacionados con los derechos digitales y ciberseguridad”.

El académico de la Universidad de Chile valoró que se ha abierto un campo de colaboración interdisciplinario “enorme”, necesario para convocar “nuevas miradas y mecanismos” para un mejor diseño de políticas públicas en el ámbito de la transformación digital. “Se trata de un camino que debe constituir nuevas formas de cooperación, cultivando la preocupación por el desarrollo integral y humano que conduzca a una sociedad más integrada y feliz”.

El informe da cuenta de cinco brechas en el ámbito de la salud digital. Primero, el alto costo de las transformaciones y la falta de financiamiento para proyectos de largo plazo debido a la poca continuidad de las estrategias. “Los ciclos políticos no permiten generar definiciones a largo plazo”, plantea el Manifiesto, que además advierte sobre la falta concreta de implementación de iniciativas y la aversión y poca flexibilidad de la aversión al cambio en el ecosistema.

Otro punto clave radica en el ámbito de la institucionalidad, tanto por la falta de liderazgo como problemas del modelo institucional, “actualmente no diseñado para absorber o ajustarse a la transformación digital”. Los expertos alertaron acerca de la falta de consideración por parte del sistema sanitario de que las tecnologías de comunicación e información pueden ser un facilitador para la entrega de atenciones. 

Organismos como la OMS ya vienen exponiendo la urgencia de que los países incorporen tecnologías como parte de políticas públicas en la materia. 

César Galindo comentó que “no es que los gobiernos de turno no tengan liderazgo frente al tema, todo lo contrario. Por lo común ponen encima de la mesa proyectos de alto impacto, pero dado que las administraciones tienen una duración de cuatro años, no tenemos certeza que las estrategias tengan continuidad. Esa falta de continuidad de los liderazgos está relacionada con el hecho de que el Estado no se puede hacer cargo, en un ambiente altamente complejo como es la salud, de llevar a cabo un proceso que requiere tiempo y tanta experticia técnica”.

“Así como el espacio para generar una estrategia que permita levantar en una primera instancia los invisibles, pero absolutamente necesarios habilitantes para construir sistemas digitales en salud que permitan además compartir la información por toda la red asistencial. No tenemos una línea clara por los próximos diez o doce años, sumado a que tenemos un ecosistema que aún tiene un limitado estado de madurez”, puntualizó el representante de CENS.

El investigador aseguró que, en paralelo, el país debe avanzar en “habilitantes” técnicos y humanos para la implementación de proyectos de alto impacto, entre ellos, disponer de un mayor número de profesionales y técnicos con capacidades avanzadas, definición de estándares para compartir datos, gobernanza y seguridad de los mismos e instrumentos de participación de diversos actores. “En salud, cuando queremos implementar un desarrollo, por una cuestión lógica deben integrarse todos los actores que van a ser parte del proceso”.

Respecto al análisis, CENS destacó, además, el interés de los participantes en la elaboración del informe por reconocer las particularidades identitarias y culturales de la población, un aspecto a menudo ignorado por el diseño de políticas públicas en tecnología “Las nuevas plataformas deben considerar las necesidades particulares y culturales de los territorios. Estas quedan a menudo menoscabadas”, expuso el también académico de la Universidad de Valparaíso (una de las cinco casas de estudio fundadoras del centro tecnológico de Corfo).

Autonomía en toma de decisiones

En materia de propuestas, el Manifiesto hace hincapié en la urgencia de contar con una renovada institucionalidad en salud digital. Un organismo especializado, con la autonomía suficiente para impulsar estrategias de manera permanente y una hoja de ruta estable más allá de los gobiernos de turno. Una entidad generadora de políticas públicas de largo plazo y con disponibilidad de recursos para financiar proyectos, de manera independiente a las administraciones políticas.

“Es el aprendizaje que muestra lo hecho por otros países como Canadá, Australia, Nueva Zelanda e incluso Uruguay, que es el caso más cercano. Todos ellos delegaron la responsabilidad del proceso en una organización transversal, transparente e independiente de los gobiernos de turno, con capacidad autónoma de toma de decisiones y definición de tiempos. La articulación de estos modelos de éxito se hizo con el apoyo del Estado, lo que permitió agilizar el avance hacia los habilitantes necesarios para la transformación de la salud”.

El documento establece además propuestas en materia de capital humano avanzado, ciberseguridad en salud, integración de sistemas y protección y ética de datos, entre otros puntos. Según el especialista de CENS involucrado en la formulación de las propuestas, solo el establecimiento de una agencia que sugiera regulaciones y genera estrategias permitirá extraer el valor de las tecnologías para acercar la medicina a los ciudadanos.

“La tecnología es una herramienta para que las personas vuelvan a percibir que tienen una calidad de atención adecuada y valoren el sistema por la contribución a su calidad de vida”. 

Foro Económico Mundial

Recientemente, el Foro Económico Mundial, a través de su Índice de Preparación en Red* (NRI, por sus siglas en inglés), –que mide la propensión de los países para aprovechar las oportunidades que ofrecen las tecnologías de información y comunicación– ubica a Chile en el puesto 50 a nivel mundial, uno de los más atrasados entre los países de ingreso alto. 

César Galindo, quien además lidera la organización HL7-Chile (una entidad global dedicada al diseño y la promoción de estándares para el uso de plataformas tecnológicas en salud, entre ellas el estándar FHIR, utilizada por Apple, Google y Microsoft), asegura que la pandemia ha acelerado en al menos un lustro la adopción de nuevas soluciones en la salud local, aunque aún la aceleración es insuficiente. 

Pese a esto, el experto de la UV cree que ha permitido visibilizar a nivel de prestadores y tomadores de decisiones la urgencia de avanzar en cerrar brechas a nivel de regulación, infraestructura y capital humano. “La pandemia permitió acelerar procesos de digitalización en cinco o diez años. En Chile no fue tan potente, otros lograron avanzar hasta 15 años. Pero la parte llena del vaso es que el ecosistema tomó consciencia de la necesidad de avanzar de manera más ágil en el proceso”, concluye Galindo.

(Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Inés Llambías Comunicaciones).

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