La comisión económica para la región prevé para este año un rebote tras la crisis de 2020, pero advierte que el crecimiento no se sostendrá. En cambio, proyecta un aumento de la desigualdad, la pobreza y la informalidad en los próximos años a menos que se lleven a cabo cambios estructurales.
El panorama de América Latina y el Caribe “es complejo, muy complejo, porque si bien es cierto que hay recuperación en 2021, también es verdad que si no hacemos los cambios necesarios y profundos del modelo de desarrollo, no vamos a poder salir de esta trayectoria de crecimiento baja”, dijo este jueves Alicia Bárcena durante la presentación de un nuevo informe especialelaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La secretaria ejecutiva de ese organismo de la ONU explicó que si bien la región crecerá un 5,2% en 2021, no alcanzará a cubrir la contracción de 6,8% sufrida el año pasado como consecuencia de la pandemia de COVID-19. El avance en 2022 llegará sólo a 2,9% y, al final de ese año, 19 de 33 países no habrán recuperado el Producto Interno Bruto de 2019.
Cambio con mirada de igualdad
Bárcena afirmó que la crisis agudizó los problemas estructurales, haciendo más urgente que nunca emprender cambios de fondo “con una mirada de igualdad” que elimine “de una vez por todas la cultura del privilegio expresada en la evasión, en la elusión, en los fondos ilícitos, en los gastos tributarios inequitativos, en la excesiva concentración de la riqueza”.
Agregó que si no se abordan esos temas y no se restructuran la educación y la salud, la región no recuperará el 100% de los empleos y seguirá en la senda que se encuentra ahora, generando un aumento de la pobreza, la pobreza extrema, la desigualdad y el deterioro del medio ambiente.
Los grupos de población más afectados por estos lastres serán las mujeres, los estudiantes y los adultos mayores, detalló la alta funcionaria, subrayando el riesgo de perder una generación en términos de educación y previendo un retroceso de trece años en la situación económica y de autonomía de las mujeres.ONU ArgentinaTrabajadores esenciales en el Mercado Central de Buenos Aires durante la pandemia de coronavirus.
Desproporción entre población y decesos
Para ilustrar la necesidad de restructurar los sistemas de salud pública, el estudio de la CEPAL señala que al 28 de junio de este año, más de 1.260.000 personas habían muerto debido al COVID-19 en los países latinoamericanos y caribeños, cifra equivalente al 32% del total mundial de fallecimientos aunque la población de la región sea apenas el 8,4% de la población mundial.
“El acceso desigual a las vacunas y a los servicios de salud (tanto de los países como de los grupos sociales) y la aparición de nuevas variantes del virus aumentan la incertidumbre sobre la evolución de la pandemia y la consiguiente apertura y recuperación de las economías”, apunta el documento.UN Mexico/Alexis AubinDos mujeres en el tren de la Ciudad de México se protegen del coronavirus con mascarillas.
El papel de las transferencias
Según Alicia Bárcena, esta incertidumbre hace imperativo que los gobiernos de la región mantengan los apoyos en forma de transferencias, una medida aplicada en 32 países que permitió sortear el temporal al 49,4% de la población en 2020.
Pese a haber sido un salvavidas para millones de familias, esas transferencias han disminuido de enero a abril sólo 20 países las extendieron para distribuir 10.000 millones de dólares, o 0,26% del PIB de 2020. La CEPAL advirtió que si se mantuviera ese nivel en lo que resta del año, la cobertura beneficiaría a 60 millones de hogares que representan el 29% de la población.
La mayor deuda del mundo
Entre los grandes frenos al avance económico, Bárcena destacó la deuda externa toda vez que América Latina y el Caribe es la región más endeudada del mundo, con un 56,3% de su PIB, y con un pago por el servicio de deuda que equivale al 59% de sus exportaciones.
“Esos niveles de endeudamiento reducen el espacio fiscal y ponen en peligro la recuperación y el crecimiento futuro. En el caso de los pequeños Estados insulares del Caribe, la situación es aún más insostenible, ya que en algunos el nivel de deuda pública supera el 100% del PIB”, especificó la CEPAL.OPSUna mujer es vacunada contra el COVID-19 en Costa Rica.
Vacunación desigual
La secretaria ejecutiva aseveró que las asimetrías son cada vez mayores tanto a nivel global como regional y nacional. Para ilustrarlo, contrastó el aumento de 33,7% de la pobreza y de 12,5% de la pobreza extrema con el aumento de 7,4% de la riqueza mundial y la concentración de la mitad de esa riqueza en el 1% de la población. Detalló también que en América, Estados Unidos y Canadá registraron un aumento de la riqueza del 12,4%, mientras que el resto del continente perdió un 11,4%.
Bárcena argumentó que esas asimetrías se trasladan a la vacunación contra el COVID-19 e hizo referencia a la media de 11,3% de vacunación completa mundial, frente al 46,3% en Estados Unidos y Canadá y al 13,6% de la región latinoamericana y caribeña, donde México y Centroamérica alcanzan un 14% y el Caribe apenas pasa del 7% y Haití no tiene población vacunada.
Este acceso desigual a las inmunizaciones debe cesar, apuntó Bárcena sumándose a las voces que instan a los países que han acaparado la producción y compra de las vacunas a compartirlas con las naciones que las precisan y no tienen acceso a ellas.
¿Qué hacer?
La complejidad de la situación de las economías latinoamericanas requiere de una serie de transformaciones, insistió la responsable de la CEPAL, listando varios de los puntos urgentes:
- Fortalecer papel del Estado y las política públicas
- Sostener las políticas fiscales y monetarias expansivas para potenciar la inversión
- Mantener las transferencias de emergencia
- Robustecer los sistemas de protección social
- Restructurar los sistemas de educación y salud
- Diseñar políticas transversales y de género para un nuevo modelo de desarrollo
- Buscar la integración productiva y comercial de la región
- Trazar un pacto global para una nueva arquitectura financiera internacional