Se anunció el retorno a clases presenciales para estudiantes de básica, media y educación superior para este segundo semestre, independiente de la fase en la que se encuentre la comuna. Frente a este escenario, especialistas de la Universidad de Chile afirman que es fundamental responder a las principales dudas, temores y necesidades de cada comunidad escolar y no solo entregar directrices unidireccionales de manera centralizada.
En la última actualización del plan “Paso a paso”, creado por la autoridad sanitaria para contener el avance del COVID-19, se anunció que durante el segundo semestre de este año los estudiantes de educación básica, media y superior volverán a clases presenciales, sin importar la fase en la cual se encuentre cada comuna. De esta forma, el cambio plantea que incluso asistan a los establecimientos cuando haya cuarentena decretada. La modificación fue presentada este jueves por el gobierno y espera ser aplicada al regreso de las vacaciones de invierno.
Sin embargo, es importante recalcar que, pese a los avances en la vacunación de adolescentes, este proceso aún está en estudio, aplicándose por ahora solo a adolescentes entre 12 y 17 años, lo que podría implicar un riesgo directo para la salud de este grupo e indirecto para personas de otras edades. En este sentido, resulta crucial aplicar medidas que logren disminuir de forma rápida y efectiva los casos nuevos de coronavirus para propiciar el retorno presencial en un contexto seguro.
Para el académico del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Universidad de Chile, Dr. Juan Pablo Vilches, una de las principales líneas que debería abordarse en relación al retorno está en la comunicación del riesgo, así como también medidas de autocuidado y protocolos claros frente a un caso positivo. “Cuando un estudiante se contagia, lo más probable es que haya ocurrido en el ambiente intrafamiliar, por lo que el colegio, más que un foco de contagio, es una expresión de cómo se está llevando la trazabilidad y el aislamiento en las casas, las comunidades y los territorios”, agregó.
Recomendaciones para un retorno seguro
Uno de los principales efectos de la pandemia para estudiantes de todo el mundo han sido los problemas de aprendizaje y rendimiento escolar en este contexto. Estas consecuencias están determinadas por el cambio a la modalidad de educación remota durante el año y medio que ha durado el confinamiento. Por una parte, hay colegios que han podido tener clases online y brindar mayores recursos a sus estudiantes, por otro lado, en colegios vulnerables del país, ha sido más difícil lograr esta modalidad, entregando una educación a distancia con alta complejidad.
Para la académica del Centro de Investigación de Estudios Avanzados en Educación (CIAE) de la U. de Chile, Carmen Sotomayor, este retorno a clases presenciales es clave dado los problemas en el aprendizaje y en el bienestar socioemocional de niños, niñas y adolescentes en el país. Sin embargo, es fundamental escuchar a las comunidades y no tomar las decisiones de forma centralizada. “Son las comunidades escolares las que tienen que tomar esta decisión, de manera participativa, escuchando todas las voces y tomando todas las medidas sanitarias de protección. Hay que guardar calma, no hay que presionar más a los niñas y niñas ni a los directivos y profesores de las escuelas”, señaló.
En este punto coincide con el Dr. Juan Pablo Vilches, quien aclaró que es fundamental la participación comunitaria en la toma de decisiones, frente al retorno a clases presenciales, además de contar con la infraestructura necesaria para tener un ambiente seguro, como es alcohol gel, mascarillas, protectores faciales, entre otros. “Un eventual retorno seguro a clases se debe basar en protocolos y flujogramas claros para la comunidad escolar, basados en una participación constructiva de todas sus partes, en la que se puedan rescatar las distintas necesidades de cada grupo particular”, enfatizó.
Matías Marín
Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar
Universidad de Chile