Un nuevo informe destaca la urgencia de que los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero actúen sobre el riesgo de una pérdida de naturaleza sin precedentes.
Dado que la pérdida de biodiversidad no solo agrava los riesgos relacionados con el clima, sino también una crisis global por sí misma, el informe advierte que las prácticas actuales de integrar solamente los riesgos e impactos climáticos en los mandatos de los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero, y excluir los riesgos relacionados con la pérdida de naturaleza no permite garantizar un sistema financiero sostenible
El informe de WWF Los próximos guardianes de la naturaleza: por qué los bancos centrales deben tomar medidas sobre el riesgo de la biodiversidad, con contribuciones del Instituto de Economía Climática (I4CE), Finanzas para la Biodiversidad (F4B), ECOFACT, la Comisión de Planeación Ambiental (CEP) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), se publica en el marco de la Iniciativa de Enverdecimiento de la Regulación Financiera de WWF. Esta iniciativa apoya a los bancos centrales, los reguladores y supervisores del sistema financiero para mejorar la estabilidad y resiliencia del sector financiero ante los riesgos relacionados con el clima así como los riesgos ambientales y sociales, permitiendo a su vez la movilización de capital para la transición hacia una economía baja en carbono, resiliente y sostenible.
“Los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero tienen un papel fundamental que desempeñar en la transición hacia un sistema financiero más sostenible y resiliente que beneficie a las personas, el clima y la naturaleza”, señalaron Olivier Vardakoulias e Ivo Mugglin de WWF.
Este enfoque es muy relevante para nuestro país, como destaca Mariann Breu, coordinadora de Huella Ecológica y Mercados, de WWF Chile. “Países como Chile, donde la naturaleza ha marcado buena parte de su historia, deben considerar no solo los riesgos financieros que supone su alta vulnerabilidad al cambio climático, sino que también en forma urgente las consecuencias que puede provocar la pérdida de su biodiversidad. En esta línea, Chile es uno de los cuarenta y un países en donde se está evaluando la medida en que los reguladores bancarios, los supervisores y el Banco Central consideran los riesgos ambientales, no solo los climáticos, como parte de la Iniciativa de Regulación Financiera Ecológica (GFRI) de WWF”, señala la experta.
“Los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero han acumulado experiencia significativa para abordar los riesgos relacionados con el clima. Ahora deben aprovechar esta capacidad para ampliar su compromiso e incluir más dimensiones ambientales interrelacionadas en su toma de decisiones”, dijo Chiara Colesanti, miembro del Consejo de Políticas Económicas.
“Como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad genera riesgos financieros materiales para los actores financieros. Además, puede crear un riesgo sistémico derivado de una importante perturbación económica y social vinculada a la aparición de zoonosis”, dijeron Michel Cardona y Romain Hubert de I4CE.
Hoy en día, el mundo se enfrenta a una crisis global de naturaleza que amenaza nuestro clima, alimentos, medios de vida y salud. La pandemia actual de COVID-19, con sus raíces en el cambio desenfrenado del uso del suelo, la deforestación y el comercio de vida silvestre, es la evidencia más reciente de que la actividad humana insostenible está llevando al límite los sistemas naturales del planeta que sustentan la vida en la Tierra.
Impulsada por la agricultura, la deforestación es una de las principales causas del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad, debilitando el capital natural de los países productores y afectando las economías y la estabilidad financiera. Entre 2001 y 2015 más de la mitad de la pérdida total de bosques fue impulsada por la agricultura comercial, lo que se traduce en riesgos financieros para las instituciones financieras que están directa o indirectamente expuestas a ella mediante el financiamiento de productos básicos de riesgo forestal.
Del mismo modo, la presión sobre los recursos hídricos puede tener graves consecuencias para las economías y los negocios que dependen del agua. En India, por ejemplo, cerca del 40% de la exposición crediticia bruta de los bancos indios se encuentra en sectores en donde hay riesgos significativos relacionados con el agua.
El nuevo informe también destaca cómo la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad no son solo materiales para financiar, sino que las finanzas también son materiales para la capacidad del medio ambiente de regenerarse sosteniblemente por sí mismo. Esto significa que los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero deben mirar más allá del manejo adecuado de los riesgos financieros derivados de la pérdida de biodiversidad. También necesitan evaluar y medir los impactos de sus propios balances, así como impulsar a las instituciones financieras para que sigan su ejemplo y garantizar una transición ordenada y segura hacia una economía más sostenible.
Además del caso financiero para actuar, el informe destaca los fundamentos legales para que los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero asuman la responsabilidad que les confieren los tratados y normas internacionales, así como los marcos regulatorios nacionales. Estos incluyen los estándares internacionales para la supervisión bancaria o la supervisión de seguros en los que se requieren medidas preventivas e intervención temprana previo a la aparición de nuevos riesgos. El informe también destaca el deber de los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero de alinearse con los objetivos ambientales gubernamentales de mayor alcance.
“Así como la biodiversidad es crucial para la estabilidad económica, lo es para la estabilidad del sistema financiero global. La evidencia es creciente sobre los riesgos para los negocios individuales, pero estos riesgos también interactúan de manera sistémica y explosiva. Tanto la política como el mercado se están moviendo hacia la divulgación de impactos a través de iniciativas como la obligación de la debida diligencia propuesta por la Unión Europea y el Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con la Naturaleza (TNFD por sus siglas en inglés). Los reguladores del sistema financiero tienen el deber, en nombre del sector privado, de examinar los riesgos de cola y asegurarse de que estén preparados para responder”, dijo Charlie Dixon, gerente de operaciones de Finanzas para la Biodiversidad
“A pesar de la falta de referencias explícitas a la biodiversidad dentro de las regulaciones financieras, las herramientas regulatorias existentes ya permiten a los reguladores del sistema financiero abordar los riesgos financieros reales y potenciales relacionados con la biodiversidad. Además, existe un creciente impulso regulatorio que busca colocar las consideraciones relacionadas con la biodiversidad en el centro de los procesos clave que están sujetos a expectativas regulatorias, tales como los marcos de gobernanza y de gestión de riesgos”, dijeron Gabriel Ziero y Dilan Eberle de Ecofact.
Con base en los hallazgos del informe, WWF recomienda a los bancos centrales y supervisores del sistema financiero:
- La carga probatoria debe invertirse. Los bancos centrales deben asumir que la degradación ambiental, incluida la pérdida de biodiversidad, representa riesgos macroeconómicos y financieros en sus jurisdicciones, salvo que se demuestre lo contrario.
- Deben tomarse medidas preventivas para mitigar los riesgos previstos de la pérdida de biodiversidad y los riesgos relacionados con el cambio climático. El marco regulatorio actual proporciona herramientas para hacerlo, a través de la supervisión microprudencial, la supervisión macroprudencial y la política monetaria. Los bancos centrales también deben abordar los riesgos ambientales en sus propios portafolios y deben promover la investigación necesaria.
- Los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero deben actuar de forma coherente con los objetivos ambientales establecidos a nivel nacional e internacional. Deben abogar por una regulación financiera internacional común que incluya las dimensiones ambientales
“El clima y la naturaleza son dos caras de la misma moneda. Los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero tienen hoy una oportunidad única de utilizar mecanismos diseñados para abordar los riesgos e impactos relacionados con el cambio climático y abordar también la pérdida de biodiversidad. Solo si se abordan en conjunto, se puede garantizar un sistema financiero sostenible. Uno que sea resiliente a los cambios planetarios y socioeconómicos que se avecinan en nuestro camino”, dijo Maud Abdelli, líder de la iniciativa de Enverdecimiento de la Regulación Financiera de WWF.