Carlos Ibarra Rebolledo
Director de Pedagogía Media en Historia y Geografía
Universidad San Sebastián (USS)
En estas jornadas que celebramos las Fiestas Patrias es necesario conocer la historia para saber exactamente qué acontecimientos conmemoramos. En 1808, las tropas dirigidas por Napoleón Bonaparte invadían España. En su paso, apresaron al rey, Carlos IV, obligándolo a abdicar en su hijo, Fernando VII, a quien obligaron a firmar las capitulaciones de Bayona, donde entregaban el trono a José Bonaparte. Ambos fueron enviados al palacio de Valencay, en Francia, exiliados.
Ese vacío de poder llevó a la creación de una Junta Central de Gobierno, cuyo modelo se imitó en América. Chile no fue la excepción, y el 18 de septiembre de 1810, se creó una en nuestro país, dado que éramos súbditos del rey depuesto. En dicha instancia, por ende, la elite nacional juró lealtad al monarca hispano, esperando su retorno al trono.
Un año después, José Miguel Carrera, tras un golpe de Estado, destituyó la Junta de 1810 e impuso la suya, mucho más radical: buscaba la independencia. Por ello, celebró ese 18 de septiembre de 1811 como si fuera el inicio del Chile libre.
Desde entonces, los 18 de septiembre se conmemoran como la fecha de la emancipación, lo que realmente no fue así, ya que antes hubo de enfrentarse una larga guerra (1813-1818) hasta que el 5 de abril de 1818 se alcanzó la victoria militar que nos separó de España, al menos en la zona central, porque en la frontera penquista el conflicto continuó con la guerra a muerte (1819-1824).
Pese a todo, la fecha del 18 de septiembre, salvo en la reconquista (1814-1817), siempre se recordó con respeto, pues se le consideró como el primer paso hacia la libertad y la creación de un nuevo país que este año, en contexto pandémico, vuelve a recordar sus raíces tras 211 años de un acto que pese a haberse aferrado al antiguo régimen (monárquico) terminó entregando al mundo, tras mucho sacrificio, una nueva nación, la que somos hoy, la chilena.