En Chile 1 de cada 11 muertes son atribuibles al sobrepeso y obesidad, y por ello fue urgente poner en práctica esta importante política pública en 2016.
A cinco años de haberse puesto en práctica el sistema de etiquetado de los alimentos -sellos negros- la evaluación de esta política pública se reconoce como práctica, muy positiva y pionera. Así lo señala la experta Cecilia León, profesora del Departamento de Química y Medio Ambiente de la Universidad Técnica Federico Santa María.
En 2016 comienza su implementación en las empresas elaboradoras de alimentos, estableciendo que aquellas provisiones a las que se les hayan adicionado azúcares, sodio o grasas saturadas y que superan los límites establecidos por el Ministerio de Salud. Los sellos escogidos fueron hoy se conocen como “alto en calorías”, “alto en azúcares”, “alto en sodio” y “alto en grasas saturadas”.
En esta línea la profesora destaca la importancia que tiene esta ley ya que “habla de adición de estos nutrientes críticos por sobre los niveles establecidos y eso la industria de alimentos lo debe tener bien claro, puesto que hay alimentos sin adición que superan los límites establecidos y no tienen la obligación de incluirlos. Asimismo, una vez que los alimentos tienen estos sellos en sus envases, la ley especifica que no podrán realizar publicidad dirigida a menores de 14 años, ni comercializarse o entregarse a título gratuito en los establecimientos educacionales de nivel parvulario, básico y media”.
Positivo balance
La discusión parlamentaria y posterior puesta en marcha de este etiquetado, es una respuesta a la alta incidencia del sobrepeso y obesidad en la población chilena de los últimos años.
De acuerdo al Minsal, una de cada 11 muertes en Chile es atribuible al sobrepeso y obesidad, afectando además la calidad de vida de las personas “debemos comprender que puede generar enfermedades crónicas no transmisibles derivadas de una mala alimentación como la diabetes, enfermedades cardiovasculares, colesterol elevado, entre otras, considerando aún más el contexto de pandemia que ha aumentado el sedentarismo, empeorando la situación de salud y mala nutrición en nuestro país”, explicó la docente y magister en Gestión de la Calidad para la Industria de Alimentos.
A la hora de la evaluación a 5 años de su implementación, la profesora León sostiene que ha sido muy positiva. “Ha mejorado la comprensión de lo que significa una alimentación saludable. Según el informe en 2018 de evaluación de la implementación de la ley sobre composición nutricional de los alimentos y su publicidad, el 92,9% de las personas en Chile declaran entender la información que entregan estos sellos, situación que es altamente importante porque avala la campaña educativa detrás de la iniciativa y además a la hora de comprar alimentos muchos consumidores realizan una comparación de acuerdo con la presencia de estos sellos”.
La consecuencia de esta rotulación ha producido cambios importantes que dicen relación con un consumidor cada vez más informado y por ende cada vez más conscientes de una alimentación y vida sana. No obstante, aún en este ámbito falta llegar a la población con menores recursos, donde este tipo de alimentación está fuera del alcance de su presupuesto.
Otro aspecto importante es “destacar que esto ha promovido en la industria de alimentos cambios en la formulación de sus alimentos e innovación en los mismos, para lograr eliminar algunos nutrientes críticos como el sodio y el azúcar, dos detonantes importantes de enfermedades no transmisibles”, concluyó la experta.