Por: Sergio Cabezón
Agencia Inés Llambías Comunicaciones
El también Premio Nacional de Ciencias Naturales, ha inspirado y ha sido mentor de distintas generaciones de científicos; y además ha impulsado la descentralización de la ciencia.
El Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV) -centro del cual es uno de sus fundadores y ex director- celebrará mañana viernes 29 de octubre, a las 11 horas, vía zoom, los 50 años de investigaciones en canales iónicos del Dr. Ramón Latorre. El bioquímico ha convertido esta área de estudio en su principal fuente de investigación, y por la cual en 2002 le fue otorgado el Premio Nacional de Ciencias Naturales.
El simposio conmemorativo contará la trayectoria y descubrimientos del doctor Latorre en este campo, a través de las exposiciones de importantes investigadores locales y extranjeros, representantes además de distintas generaciones de científicos.
Es así, como la primera mujer galardonada con el Premio Nacional de Ciencias Naturales y presidenta de la Academia Chilena de Ciencias, Dra. María Cecilia Hidalgo, relatará los primeros años de investigación de Latorre en canales iónicos, con quien trabajó codo a codo en muchos estudios relacionados.
“Fuimos de los primeras estudiantes que decidieron hacer su doctorado en Chile, cuando la Universidad de Chile estaba recién aprobando su doctorado en Ciencias. Nosotros éramos muy decididos y convencidos de la calidad de lo que hacíamos mientras estudiábamos. De manera poco convencional y sin la participación de profesores, con Ramón decidimos publicar en la revista Nature nuestros estudios que probaban que la diferencia de potencial eléctrico entre el interior y exterior de las células nerviosas (neuronas) disminuye a medida que aumenta la temperatura, algo que iba contra la teoría existente. Además publicamos nuestras tesis en The Journal of Physiology, relacionadas a distintos procesos que ocurrían con el cambio de temperatura en los axones o prolongaciones que conectan a estas células”, recuerda la Dra. Hidalgo.
También el connotado biólogo y biofísico, Dr. Francisco Bezanilla, quien además es profesor de relevantes universidades estadounidenses como la Universidad de Chicago y la U. de California, Los Angeles (UCLA), hará una revisión de sus estudios más avanzados.
En tanto que representantes de generaciones más jóvenes, como su hijo, el Dr. Claudio Latorre y la Dra. Karen Castillo, destacarán su legado científico y la importancia que revistió su mentoría en sus respectivas carreras.
Los canales iónicos son premiados
El Doctor Latorre, realizó su doctorado en el Laboratorio de Fisiología Celular de Montemar, en la ciudad de Viña del Mar, liderado por el doctor Mario Luxoro, destacado científico nacional y Premio Nacional de Ciencias. Finalizaba la década del sesenta, y los estudios de Ramón Latorre, utilizaban los axones de la jibia o calamar chileno para investigar sobre canales iónicos.
“Este tipo de calamar tiene una particularidad enorme, ya que tiene una neurona cuyos axones son inmensos siendo una sola célula que tiene un milímetro de diámetro. Entonces prácticamente todo el entendimiento de las señales que viajan por las neuronas de cualquier ser vivo con estas células, viene de la jibia. ¡Impresionante!”, enfatiza el Dr. Latorre.
Los canales iónicos, son proteínas presentes en la membrana celular, que controlan la entrada y salida de iones -átomos o moléculas que tienen carga eléctrica- de la célula, apuntando especialmente a las membranas que regulan la entrada de calcio, potasio y sodio. Son especies de compuertas que tienen carga eléctrica y que se abren en las capas más externas de las células, permitiendo el paso de estos elementos, lo que explica que las células sean elementos vivos que finalmente captan estímulos diversos que ocurren alrededor, vinculados con el olfato, el oído y otras formas de relación con su entorno en el ser humano.
Posteriormente, el doctor Ramón Latorre realizó investigación en las universidades de Duke, Chicago y Harvard, en Estados Unidos. Y fue mientras era profesor asociado en esta última, que se convirtió en el primer investigador en demostrar la existencia de los canales iónicos en tejido muscular.
En 1991 recibe el Premio de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo, convirtiéndose en el primer chileno en ser honrado con ese galardón, hecho reforzado en 1999 cuando también es el primer compatriota incorporado a la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Ya en esa época su trabajo de fisiología molecular era ampliamente admirado y citado por varios. Esto último lo convierte en el científico chileno con el mayor número de citas nacionales e internacionales según un estudio elaborado sobre la base de los indicadores ISI para todo el mundo. En 2002 es galardonado con el Premio Nacional de Ciencias Naturales, debido al reconocimiento internacional de su investigación en canales iónicos.
Y a propósito de la influencia de su investigación de canales iónicos entre destacados miembros de la comunidad científica mundial, Ramón Latorre junto al Dr. Ardem Patapoutian -uno de los científicos distinguidos con el Premio Nobel de Medicina 2021- publicaron en 2014 un artículo que explica cómo cambios en la estructura de la secuencia de la proteína sensora de temperatura (TRPA1), son suficientes para generar una amplia diversidad de sensibilidades térmicas.
Con su laboratorio, el doctor Latorre ha estado dedicado a las relaciones que existen entre la estructura y la función de estas proteínas intrínsecas de membrana, con el fin de entender como el estímulo cambia la estructura del canal. Para ello, han estado usando el material genético que codifica para estas proteínas y expresando los canales de iones en células que carecen de ellos o que tienen muy pocos. Esto permite comparar proteínas, para determinar cuales son las estructuras (secuencias de aminoácidos) involucradas en detectar cambios y proponer modelos de cómo estas estructuras podrían influenciar el cierre o la apertura de los canales iónicos.
“El trabajo de Ramón es al más alto nivel de la biofísica, en que relaciona estructura y función de canales de iones. Su trabajo es una maravillosa combinación de Física, Química y Biología, que le ha permitido desentrañar cómo las estructura y los movimientos íntimos de las moléculas permiten el paso de iones a través de la membrana celular . Esto no solo contribuye al conocimiento básico de las ciencias biológicas, sino también se aplican a la salud, puesto que estos canales de iones, como el canal de potasio BK y los canales que responden a temperatura, son indispensables para el funcionamiento normal del cuerpo humano y frecuentemente sufren alteraciones que llevan a enfermedades. El entender sus mecanismos básicos es necesario para corregirlos cuando estos fallan”, destaca el doctor Francisco Bezanilla.
En búsqueda del verdadero sitial de la ciencia en Chile
En Chile, el doctor Ramón Latorre, ha realizado clases en las universidades de Chile, Austral de Valdivia y de Valparaíso, formando a distintas generaciones de investigadores e investigadoras en todo el país. Con el mismo afán de entregar a todos su inacabable potencial científico, es que se ha preocupado de descentralizar la ciencia en nuestro país.
Con este preocupación, junto a Claudio Teitelboim, fundó en 1984 el Centro de Estudios Científicos de Santiago (una corporación de derecho privado, sin fines de lucro, dedicada al desarrollo, fomento y difusión de la investigación científica) y que el año 2000 se trasladó a Valdivia como CECs. Pero su interés por la descentralización de la ciencia en Chile no acababa ahí. En 2011, fundó el Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), un centro cuyo foco principal es comprender cómo el sistema nervioso funciona y responde al ambiente.
“Ramón es un científico muy activo y sigue formando nuevas generaciones de estudiantes, a quienes continúa inspirando con su gran presencia, carisma, rigor y amor por la ciencia de excelencia. Es, además, un ‘regionalista furioso’ como el mismo se describe, empujando desde regiones el desarrollo e implementación de centros de excelencia fuera de la capital, donde también a través de distintas actividades, ha propiciado el acercamiento entre investigadores y la ciudadanía, promoviendo la accesibilidad a la información en temas científicos contingentes relacionados a la neurociencia”, destaca la Dra. Karen Castillo, investigadora del CINV.
En esta labor de gestor de centros de investigación, al doctor Latorre le ha tocado ver de cerca a través de los años las limitaciones que la ciencia ha sufrido en Chile. “La ciencia en Chile necesita mucho más presupuesto y más ayuda del Gobierno, para poder hacer que produzca conocimiento. La ciencia de base y la aplicación de la ciencia, están juntas, y se ha tratado de separarlas; y no se entiende que hacer innovación sin tener ciencia básica resulta imposible y no ha ocurrido en ningún país desarrollado. No es fácil hacer entender esto a representantes del sistema político chileno. Muchas veces hay un criterio economicista que cree que se pueden saltar etapas, es decir hacer innovación sin la ciencia de base”, se lamenta el doctor.
El verdadero sitial de la ciencia en Chile, ha sido el tema central de muchos científicos en las últimas semanas, y por supuesto de quienes participarán de las exposiciones en este simposio de homenaje.
“La inversión en ciencia que hace el Gobierno es vergonzosa. Es muy importante generar conocimiento en las áreas de la ciencia, el arte y las humanidades, porque nuestro país tiene desafíos muy importantes y la única forma de que los pueda abordar es con mayor conocimiento. La creación de Ministerio de Ciencias fue un paso positivo, pero lo que fue negativo es que no se le dio el presupuesto que requiere, entonces esperamos que una nueva Presidencia si le de el estatus que el país merece”, señala la Dra. María Cecilia Hidalgo.
En el potencial educativo y social de la ciencia coincide el doctor Bezanilla: “La ciencia básica es una necesidad de los seres humanos. El desarrollo de la investigación hace que los pueblos surjan, y por lo tanto lo que esperamos es que un nuevo gobierno disponga mayores recursos para la investigación científica, lo que incluye mayor presupuesto para los investigadores, para las universidades y becas para los alumnos para mejorar el nivel de la investigación y expandir la masa critica de científicos, necesario para hacer contribuciones que puedan competir a nivel mundial”.
Las generaciones más jóvenes de científicos también han vivenciado esta adversa situación, que buscan sea modificada tanto en el Gobierno central como en distintas políticas públicas. “El proceso constituyente que se está llevando a cabo es un momento histórico único que abre las puertas para que la participación ciudadana tenga cabida, incluyendo a la diversa comunidad científica de nuestro país. La comunidad científica sin duda debe ser parte activa de este debate, y aportar en la generación de propuestas, que permitan revindicar la ciencia como uno de los pilares fundamentales del desarrollo del país, en beneficio de la sociedad. Estamos frente a un proceso de la más alta relevancia para nuestra convivencia cívica y la comunidad científica a través de sus centros, sociedades y organizaciones ciudadanas tiene el deber de ser parte y no me cabe la menor duda que así será”, reflexiona la doctora Castillo.