FAO
Se estima que casi un tercio de la población mundial depende de los bienes y servicios forestales para su sustento, seguridad alimentaria y nutrición. Los bosques y los árboles que existen fuera de los bosques contribuyen a las cuatro dimensiones de la seguridad alimentaria (disponibilidad, acceso, utilización y estabilidad) al brindar ingresos, empleo, energía, servicios ecosistémicos y alimentos nutritivos.
Los alimentos de los bosques densos, terrenos forestales abiertos y árboles de granja proporcionan complementos alimenticios nutritivos a millones de personas. La fauna silvestre, los peces de agua dulce y los insectos comestibles de los bosques son la principal fuente de proteínas para muchas personas. Los alimentos forestales son una parte habitual de la dieta rural; los bosques actúan como “redes de seguridad” para las personas pobres de las zonas rurales en épocas de escasez de alimentos.
Antecedentes
Los ingresos derivados de los productos y servicios forestales contribuyen a que haya un mayor acceso a la alimentación y nutrición, no solo para quienes obtienen ingresos directamente de los bosques, sino también de forma indirecta en las comunidades rurales a través de vínculos de consumo e inversión. Las organizaciones de productores forestales y agrícolas contribuyen a que las comunidades rurales aumenten su capacidad para iniciar y administrar empresas, vender sus productos y acceder a servicios sociales y culturales.
La principal forma de asegurar una adecuada absorción de nutrientes es a través de la cocina. A nivel mundial, se estima que 2 400 millones de personas utilizan leña para cocinar y, por ende, los bosques desempeñan un papel clave en la seguridad alimentaria y nutrición de los hogares. Alrededor de 765 millones de personas (el 10,9% de la población mundial) utilizan la dendroenergía para hervir el agua y así esterilizarla, ya que a menudo es el único medio de que disponen las comunidades que dependen de los bosques para obtener agua potable y para procesar los alimentos.
Los bosques proporcionan muchos servicios ecosistémicos esenciales. Por ejemplo, los servicios de los ecosistemas forestales sustentan la producción agrícola, ganadera y pesquera mediante la regulación del agua, la protección del suelo, la circulación de nutrientes, el control de plagas y la polinización. Los bosques son esenciales para la conservación de la biodiversidad, lo que garantiza el mantenimiento de reservas genéticas para obtener una diversidad de cultivos medicinales y de alimentos nutritivos. Los bosques son cruciales para la mitigación y adaptación al cambio climático, lo que ayuda a reducir la inseguridad alimentaria vinculada al clima.
A pesar de los múltiples beneficios de los bosques para la seguridad alimentaria y la nutrición, se están agotando drásticamente los recursos forestales de algunas regiones, y se estima una pérdida forestal neta mundial de 10 millones de hectáreas en 2015-2020, y se han degradado zonas forestales muy extensas. La conversión agrícola es la principal causa de la pérdida de bosques, exacerbada por factores como la pobreza, una gobernanza deficiente, el crecimiento de la población, la falta de capacidad y una tenencia forestal insegura para las comunidades locales.
A menudo, las políticas forestales se centran en la eficiencia económica y no contemplan el aporte de los bosques a la seguridad alimentaria y nutricional sostenible. La conversión de los bosques a otros usos de la tierra puede tener impactos a largo plazo sobre el ambiente y los medios de vida, principalmente en las comunidades que dependen de los bosques, pero también de manera más amplia.
El papel de la silvicultura sostenible para lograr la seguridad alimentaria y la nutrición
Aunque algunos agricultores y comunidades pueden obtener ganancias a corto y mediano plazo en sus medios de vida y en la seguridad alimentaria a partir de la conversión de los bosques, esto puede ser a expensas de la seguridad alimentaria y la nutrición de las comunidades que dependen de los bosques. Por ejemplo, la disminución en el suministro de dendrocombustibles (leña y carbón vegetal) en algunas regiones está repercutiendo de forma cada vez más grave en la nutrición al aumentarse el consumo de alimentos que no se cocinaron debidamente. Además, es probable que la pérdida de la biodiversidad forestal y de los servicios ecosistémicos, como los relacionados con la polinización y la calidad del suelo y el agua, tengan efectos negativos a largo plazo en la producción agrícola.
En octubre de 2017, el 44° período de sesiones del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial aprobó nuevas recomendaciones de políticas voluntarias sobre el papel de la silvicultura sostenible en el logro de la seguridad alimentaria y nutricional, en un esfuerzo por garantizar la consecución simultánea de la sostenibilidad en la silvicultura y agricultura y la seguridad alimentaria y nutricional.
Un mayor reconocimiento de la importancia de los bosques para la seguridad alimentaria y la nutrición puede ayudar a crear un entorno propicio para la gestión forestal sostenible. A su vez, la aplicación generalizada de la gestión forestal sostenible dará lugar a la obtención de beneficios adicionales relacionados con los bosques para la seguridad alimentaria y la nutrición, así como medios de vida sostenibles.
La FAO responde
La labor de la FAO sobre los bosques para la seguridad alimentaria y la nutrición implica brindar apoyo a los procesos normativos regionales y mundiales, recopilar y analizar datos y dar respaldo a nivel nacional para las políticas y los programas de campo.
A escala mundial, la FAO convoca y facilita los procesos normativos relacionados con la silvicultura (por ejemplo, a través del Congreso Forestal Mundial, el Comité Forestal y las Comisiones Forestales Regionales) y con la seguridad alimentaria y la nutrición (por ejemplo, el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial). La FAO también organiza diálogos, talleres y capacitación sobre políticas regionales para abordar específicamente cuestiones intersectoriales. Genera información para ayudar a sus países miembros y a los actores de la sociedad civil y del sector privado a lograr un consenso mundial y regional sobre los desafíos relacionados con las interacciones entre los bosques y los árboles y la seguridad alimentaria y la nutrición.
Las políticas y estrategias deben basarse en pruebas. La FAO ayuda a fortalecer capacidades a nivel nacional y recopila y analiza datos sobre los vínculos entre los bosques y los árboles y la seguridad alimentaria y la nutrición. Por ejemplo, las publicaciones emblemáticas de la FAO (entre ellas, El estado de los bosques del mundo, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo, El estado mundial de la agricultura y la alimentación y las ediciones de la Evaluación de los recursos forestales mundiales) se basan en los análisis de la FAO sobre la contribución de los bosques y sus productos forestales madereros y no madereros a la seguridad alimentaria y la nutrición. Esto ayuda a mejorar la comprensión del papel que desempeñan los bosques y los árboles en la seguridad alimentaria y la nutrición, por lo que también contribuye a la formulación de políticas nacionales y programas de campo con la información idónea.
A escala nacional, la FAO implementa o respalda proyectos de campo para aumentar la contribución de los bosques a la seguridad alimentaria y la nutrición (por ejemplo, al apoyar a organizaciones de productores forestales y agrícolas, pequeñas y medianas empresas forestales y organizaciones de pueblos indígenas) y ofrece asistencia a los países para fortalecer los derechos de tenencia de las tierras forestales y los procesos de gobernanza en el contexto de la seguridad alimentaria nacional. La FAO también asiste a los países para organizar diálogos normativos nivel nacional sobre la función de las políticas forestales en la seguridad alimentaria y la nutrición (y viceversa) a fin de facilitar la adopción de buenas prácticas y el intercambio de experiencias.