Con resultados sorprendentes finalizó el Ice Box Challenge realizado en la Plaza de Armas de Santiago, desafío que por primera vez se realizó en Latinoamérica y que fue coordinado por el académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, Marcelo Huenchuñir. La prueba, que buscaba comparar la norma chilena de construcción y la técnica estándar alemana “Passivhaus”, demostró que la caseta sustentable logró mantener 645 de los 1.000 kilos introducidos en ella, mientras que aquella elaborada bajo los parámetros locales vigentes solo logró conservar 230 kilos.
Este jueves 11 de noviembre finalizó el Ice Box Challenge Santiago de Chile, experimento urbano emplazado en la Plaza de Armas que buscó crear conciencia respecto a los beneficios en materia ambiental del aislamiento térmico en las edificaciones. La intervención, coordinada por el académico de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, Marcelo Huenchuñir, consistió en poner a prueba dos construcciones de madera de 2,40 metros de alto y 2,20 metros de ancho, una construida con la norma chilena vigente y la otra con una técnica estándar alemana denominada “Passivhaus”, basada en la eficiencia energética.
A cada una de estos módulos se les introdujo, el día 2 de noviembre, un bloque de hielo de 1.000 kilogramos y pasado los 10 días se abrieron las compuertas para ver el estado de estos. Los resultados fueron sorprendentes, ya que la construcción con un elevado aislamiento térmico, perdió menos de un tercio de su masa, logrando mantener intactos 645 kilos. En la segunda construcción, por otra parte, el bloque de hielo perdió más de dos tercios de su volumen, quedando reducido a 230 kilos. De esta manera, la instalación que fue aislada térmicamente con la técnica Passivhaus resultó casi tres veces más eficiente.
El experimento urbano fue realizado en Santiago de Chile, siendo la primera ciudad de América Latina en ejecutarlo, y los resultados fueron entregados vía online y en directo a la COP26 que se realiza en Glasgow, Escocia.
“Estamos muy contentos con la atención e interés que hemos tenido por parte de la ciudadanía del país, así como personas de varias partes del mundo. Había mucha expectación, incluyéndome, respecto de los resultados. Se demostró que con unas buenas prácticas de alto aislamiento térmico y aplicando todos los principios de Passivhaus podemos contar con edificios o construcciones más sustentables, porque el cubo de hielo se mantuvo casi en su totalidad”, explicó Marcelo Huenchuñir, quien además es presidente del Instituto Latinoamericano Passivhaus.
En el evento de apertura de las compuertas, también participaron la Senadora de la República, Ximena Órdenes Neira, presidenta de la Comisión de Medio Ambiente y Bienes Nacionales del Senado, así como la Concejala de la Municipalidad de Santiago, Dafne Concha, en representación de la alcaldesa Irací Hassler.
“Hemos declarado a la comuna de Santiago en emergencia climática y medioambiental como forma de encender las alarmas ante este escenario crítico. Nuestro llamado es a proponer ideas innovadoras como las que hoy conocemos, organizarnos para generar propuestas colectivas, demandar a las autoridades y a las corporaciones e industrias para adoptar medidas urgentes y actuar en conjunto, todos, todas y todes, sin distinciones, para dejar un mundo mejor a las futuras generaciones en el mundo, en Chile y en Santiago”, fueron las palabras de la alcaldesa de Santiago, leídas por la concejala Concha.
Por su parte, la senadora Ximena Órdenes señaló que “tenemos un gran desafío para enfrentar los efectos del cambio climático, y uno de ellos tiene que ver con las modalidades y los formatos de la construcción en Chile, cuáles son los estándares que nos vamos a dar, y me parece que este experimento urbano da cuenta que con materiales como la madera, fibras naturales como lana de la Patagonia, que es la región que yo represento, podemos tener soluciones innovadoras, que además son altamente eficientes desde el punto de vista energético. Agradezco la invitación de Passivhaus, de la Universidad de Chile, valorar este ejercicio porque la crisis climática requiere de soluciones innovadoras, creo que es lo que se ha demostrado hoy día a través del desafío de la caja de hielo”, sostuvo la Senadora Órdenes.
Lana de la Patagonia
El protagonista del exitoso resultado de este desafío fue el alto grado de aislamiento térmico, el control riguroso de infiltraciones de aire indeseadas, marcos de ventanas bien aislados, entre otras técnicas que propone Passivhaus. Una modalidad que se adapta a los materiales de cada país y cada clima.
En Chile y en esta demostración urbana, uno de los materiales fundamentales, junto con la madera, fue la lana de oveja de descarte de la Región de Aysén, que se aplica como el aislante principal.
“El material que está haciendo el trabajo de aislación es justamente la lana. El Instituto Latinoamericano Passivhaus (ILAPH) ha fomentado el aporte de materiales locales, biodegradables y amigables para el medio ambiente, siendo ese su sello. La lana que usamos es de reciclaje del mundo textil, una lana que tiene poco valor textil, que nosotros reciclamos para el uso de aislante térmico. Este material se procesa, se lava, se seca, se escarmena, recibe un tratamiento sin químicos, ni contaminantes. Nosotros vimos esto en España y estamos replicando la idea hace varios años”, señaló María de Los Ángeles Lobos, Gerente de Lanarq, una empresa dedicada a la lana de descarte de la Región de Aysén.
Así concluye este montaje que se ha realizado previamente en ciudades como Vancouver (Canadá), Nueva York o Los Ángeles (en Estados Unidos) y en numerosas capitales europeas como Bruselas o Viena. El último en realizar el reto fue Escocia, quien demostró el pasado agosto que la “passivhaus” lograba mantener 121 kilogramos de hielo después de dos semanas, mientras que en la casa normal, el hielo se derretía por completo.
El experimento en Chile fue organizado por cinco universidades: la Universidad de Chile, la Universidad de Santiago de Chile (USACH), la Universidad del Bío Bío, de Concepción; La Universidad de la Frontera, de Temuco y la Universidad de Aysén, de Coyhaique, siendo una inniciativa del Instituto Latinoamericano Passivhaus, ILAPH.
Comunicaciones FAU / Periodista: Roxana Alvarado – Imágenes: Arquiambiente