La brecha de género sigue siendo un problema en la educación superior y visibiliza una realidad aún dispar.
¿Se desarrolla ciencia en equidad de género en Chile? Según la Radiografía de Género en CCTI 2020 del Ministerio de Ciencia, las universidades chilenas cuentan con un 22% de representación femenina en el profesorado titular. De este cuerpo académico nacional, sólo un 31% de mujeres poseen doctorado y hacen I+D; el 34% se dedica a la investigación; el 38% posee autoría en revistas indexadas, y sólo el 15% corresponde a solicitudes de patentes.
En otras áreas jerárquicas relacionadas a ciencia y tecnología, los datos siguen esta tendencia y permiten visibilizar una brecha de género transversal, que sigue evidenciando que los cargos de poder aún tienen patrón masculino.
La Dra. Carolina Parra, académica de la USM y destacada en 2021 como una de las “25 Mujeres en la Ciencia Latinoamérica” indica que “aunque los números diagnosticados en términos de la igualdad de género en ciencia, tecnología e innovación en Chile han sido alarmantes, lo cierto es que poco a poco se han ido desarrollando iniciativas de apoyo al liderazgo y empoderamiento de los diversos roles del género femenino, lo que nos ha permitido agruparnos como mujeres, encontrar nuevas estrategias para superar con éxito las barreras con las que nos encontramos a lo largo de nuestras carreras y conocer nuestros testimonios para poder construir un camino común en base a nuestras experiencias particulares”.
Brecha de género
La académica también señala que uno de los programas que actualmente existen para apoyar, impulsar y fomentar el liderazgo femenino es el primer Programa de Liderazgo Femenino en Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (LI*FE) del Ministerio de Ciencia, que se enmarca en la primera Política Nacional de Igualdad de Género CTCI “dicho programa pionero, busca entregar herramientas de liderazgo efectivo a aquellas mujeres científicas e investigadoras que poseen cargos directivos o de liderazgos en instituciones. En este espacio formativo, que inició hace pocos meses, hemos encontrado una instancia de desarrollo muy grata y constructiva, donde hemos aprendido de nuestros estilos de liderazgo y de los paradigmas en los que habitamos, además de herramientas efectivas de negociación y comunicación”, indica.
LI*FE intenta generar cambios concretos impulsados desde las mismas universidades, en su rol democrático y pluralista, para ayudar a formar nuevas generaciones de profesionales desde una perspectiva de género “como punto de partida las universidades deben realizar un autoexamen, un reconocimiento de las inequidades que se dan al interior de nuestras instituciones, para así proveer políticas institucionales que apunten a disminuir las brechas existentes y a potenciar la equidad en los liderazgos y los roles directivos”, finaliza la académica.