Komal Dadlani, bioquímica de nuestro plantel, relata el impacto que ha tenido la start-up que comenzó en 2013 y que hoy es conocida como un “laboratorio de bolsillo” en Chile, México y Estados Unidos. En esta nueva entrega de Alumni UChile, la egresada de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas comparte sus metas para estrechar la brecha del analfabetismo científico y digital en Latinoamérica.
“Soy una orgullosa hija de Bello, así que muy feliz de ser parte de la Comunidad Alumni”, comienza diciendo la bioquímica egresada de la Universidad de Chile, Komal Dadlani. Elogiada internacionalmente por la aplicación Lab4U, la ganadora del Premio al Emprendimiento Femenino 2015 no cree en galardones, sino que su meta principal es buscar acortar el analfabetismo científico y digital en todo Latinoamérica.
Con ese objetivo en la cabeza, tanto Komal como su socio Álvaro Peralta, comenzaron en 2013 a elaborar esta start-up que buscaba reemplazar, en cierta medida, la carencia de infraestructura y equipamiento que tenían los laboratorios de colegios y universidades en toda Latinoamérica. Por eso, se propusieron la idea de “democratizar la ciencia y cambiar la forma en que se enseña. ¿Cómo lo hacemos? Transformamos los Smartphone y las tablets en instrumentos de laboratorio. ¿Qué significa esto? Aprovechamos los sensores del celular, y con ellos enseñamos experiencias didácticas y experimentos de ciencias para los colegios”, explica la egresada de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas.
De esta manera, Lab4U entrega Lab4Physics, el cual permite ir descubriendo la energía, las ondas, las fuerzas y el movimiento en formas nuevas y emocionantes; Lab4Chemistry, donde se ven reacciones químicas cotidianas, soluciones químicas, concentración de muestras desconocidas, velocidad de reacciones y más. Junto a ambos, también está Lab4Biology, que ofrece explorar la microscopía usando solo un lente adaptable para la cámara de tu teléfono inteligente.
Komal relata que el impacto que ha tenido la app ha sido tan grande que ya cuenta con presencia en Chile, México y Estados Unidos, llegando a más de 100 mil usuarios de 38 colegios, en los cuales trabajan 150 profesores y profesoras que utilizan la plataforma en los tres países mencionados. “Hemos validado el impacto pedagógico y social junto a investigadores de la U. de Chile, y además tenemos un reporte de impacto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ellos hicieron una prueba aleatoria de colegios con y sin Lab4U, y lo que encontró el BID es que los estudiantes que realizan más de tres experimentos con Lab4U aumentan su interés por carreras de ese tipo, y aumenta su motivación por las ciencias y su auto concepto respecto de la ciencia”, comenta la bioquímica Alumni.
Inversión en educación científica
Una de las cifras que más impacto generó en Komal al iniciar la app, fue que un 88 por ciento de las escuelas en Latinoamérica no cuentan con laboratorio de ciencias. Por eso, su meta hoy es acortar la brecha de aprendizaje en ciencias, atacando el analfabetismo digital y científico que existe hoy en día en los países latinos. Según cuenta la egresada, “estamos muy atrasados en cuanto a números de desarrollo y si hoy no invertimos en investigación científica, en ciencia y tecnología, nos vamos a quedar atrás. El Banco Mundial habla de que estamos enviando niños al colegio sin aprendizaje, pero si ves el PIB por país, los países que más invierten en educación tienen mayor PIB”.
Al respecto, sostiene que “tenemos problemas multifactoriales socioeconómicos que afectan la educación, y por eso son varias las estrategias que tenemos que adoptar para mejorarla. Nosotros no decimos que una app te vaya a solucionar todos los problemas, sino que es todo un ecosistema que tenemos que cambiar, es todo un paradigma a cambiar y lamentablemente en educación los cambios son a largo plazo, y si no hacemos cambios hoy día, es muy difícil que en los próximos 5 a 10 años podamos democratizar el aprendizaje de las ciencias en la sociedad. Ya estamos tarde, atrasados”, asegura Komal.
Algunas soluciones para ese cambio, agrega Komal, consisten primero en asegurar la infraestructura. “No puede haber colegios sin Wifi, tenemos que tener ese cambio a conectividad y acceso a tecnología. Segundo, tener buenas estrategias pedagógicas de involucramiento y motivación que no sea solo teoría. Si logramos inspirar, no necesariamente al próximo Einstein o Marie Curie, a otros a ser un cambio en la sociedad y solucionar algunos de los problemas de la humanidad, a través de la ciencia y tecnología, es un golazo”, cerró.
Diego Espinoza Chacoff
U. de Chile