Una campaña oceanográfica para estudiar el fenómeno de la marea roja en los canales australes arrojó resultados que permitirán conocer de qué manera interactúan estos eventos ante los efectos del cambio climático.
Daniela Jofré
Centro IDEAL
Durante nueve días, un equipo multidisciplinario de investigadores navegó por parte del Estrecho de Magallanes y el canal Beagle gracias al proyecto EXOFAN, con el fin de estudiar el fenómeno de las Floraciones Algales Nocivas (FAN´s) y entender los posibles factores que inciden en su aparición y desarrollo.
En la campaña participaron 21 investigadores y estudiantes pertenecientes a la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), la Universidad Austral de Chile (UACh), la Universidad de Concepción (UdeC), la Universidad de Magallanes (UMAG), el Instituto de Fomento Pesquero (IFOP), el Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), el Centro Ballena Azul (CBA) y el Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL), quienes se embarcaron en el buque oceanográfico Cabo de Hornos, perteneciente a la Armada de Chile.
La expedición EXOFAN, financiada por el Programa de Investigación Asociativa de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (PIA-ANID), es la continuación de una primera campaña oceanográfica que llevó por nombre PROFAN, la que durante el 2019 recorrió la zona norte de Magallanes y parte de la Región de Aysén, recopilando información sobre las aguas de los canales australes y encontrando dos nuevas toxinas que no habían sido anteriormente identificadas.
En el trayecto se realizaron muestras de sedimentos, macroalgas, fitoplancton, zooplancton, virus, bacterias, nutrientes inorgánicos, avistamiento de cetáceos y toxinas marinas de tipo amnésica, paralizante y lipofílica (diarreica). Además, se registraron mediciones bio-ópticas para la implementación de telemetría con sensores remotos, a fin de conocer las variables oceanográficas de las zonas más inaccesibles.
El Dr. José Luis Iriarte, investigador del Centro IDEAL y jefe científico de la expedición comentó que “uno de los resultados preliminares más interesantes fue la detección de una floración algal en un área del canal Beagle, correspondiente a un grupo de cianobacterias, de gran biomasa en términos de clorofila. Este es uno de los primeros registros de este fenómeno en el sistema marino de la Patagonia, por lo que necesitamos saber qué especie es, su taxonomía y su ecología y si pudiese estar asociada a la producción de alguna toxina”.
Además de este descubrimiento, el también académico del Instituto de Acuicultura de UACh destacó el monitoreo de amonio en los canales del sur, compuesto químico producido por organismos marinos (libres y en cautiverio), cuyas altas concentraciones influyen negativamente en el ecosistema de la zona sub-antártica.
El proyecto EXOFAN se desarrolló en un particular contexto: durante el 2022 se cumplirán 50 años desde la primera detección oficial de marea roja en Chile, específicamente en seno Pedro, Región de Magallanes, donde tres pescadores artesanales fallecieron. Desde esa fecha se han registrado 23 muertes asociadas al consumo de mariscos y más de 200 intoxicaciones.
“Siempre será relevante continuar estudiando una temática tan importante en Chile como es la presencia de FAN´s, debido a que tiene un impacto no solo a nivel de salud pública, sino que también a nivel socioeconómico, provocando efectos tan nefastos como tener todo el borde costero cerrado para la extracción de mariscos”, agregó el Dr. Máximo Frangópulos, investigador de CIGA-UMAG, el Centro CHIC y el Instituto Milenio BASE.
En cuanto a la logística de la expedición, la fitoplanctóloga del IFOP, Dra. Gemita Pizarro, destacó la importancia de contar con equipamiento de primer nivel para llevar adelante estudios de este tipo en la Región de Magallanes. “El buque Cabo de Hornos tiene la capacidad para navegar entre canales y el mar abierto, zonas expuestas a las que generalmente no podemos llegar ya que trabajamos con embarcaciones más pequeñas”, aseguró.
Las muestras recolectadas en esta nueva expedición serán analizadas en laboratorios especializados de las distintas instituciones, por lo que se esperan resultados concretos en aproximadamente seis meses.