Por: Carlos Araya, Marketing Manager de HCMFront
Una gran discusión legislativa se viene generando desde el segundo semestre de 2021 y guarda relación con el proyecto de ley que busca adelantar el horario de cierre del comercio en Chile, con la finalidad de que los trabajadores tengan una mejor calidad de vida. El 25 de enero pasado, la Comisión de Trabajo del Senado avanzó en la iniciativa, aprobando en general y por mayoría, las mociones refundidas que buscan compatibilizar seguridad, calidad de vida y reactivación, acordando un plazo para generar una mesa de trabajo que aborde consensuadamente esas indicaciones.
Pero ¿qué impacto podría tener esta medida tanto en la reactivación económica del país como en la vida de los trabajadores? Sin duda que las implicancias positivas de la propuesta con la vida familiar, con la seguridad de los colaboradores y con su vinculación con los hijos son invaluables. Usualmente una persona que labora en un mall, a las 22 horas recién puede iniciar el término de su jornada para emprender el camino de retorno a casa; si pensamos en un colaborador que trabaja en Las Condes, pero vive en Puente Alto o San Bernardo, sólo en trayecto tiene alrededor de dos horas de su tiempo; lógicamente al llegar a su hogar sus hijos estarán durmiendo, la familia cansada y por ende, la convivencia familiar se restringe únicamente a fines de semana o días libres.
A nivel de reactivación del comercio y tal como propone la Senadora Carolina Goig, si el cierre se anticipa de las 22:00 a las 20.00 horas, es decir, dos horas antes de lo que estamos acostumbrados, minimiza su impacto ante la expansión del e-commerce, además de educar a la ciudadanía a hacer sus compras en un rango horario más acotado, generando un cambio cultural. Por el contrario, un rango mayor de reducción horaria, sí podría afectar al comercio, ya que en promedio la mayor parte de la población que trabaja termina su jornada a las 18:00 horas, por ende, es preciso darles al menos un par de horas para poder hacer sus compras.
Si ahondamos en el e-Commerce, a partir de la pandemia se convirtió y seguirá siendo la forma principal en la que el comercio se está desarrollando y cuya proyección es a ir perpetuando este sistema remoto de consumo como el principal para los chilenos. El acudir a la tienda presencial si bien es una costumbre arraigada del consumidor, claramente ha dejado de ser la única vía en la que se generan las ventas. Por otro lado, la percepción ciudadana es favorable al adelanto del cierre del comercio, de hecho, durante la última sesión de la Comisión de Trabajo del Senado, se dieron a conocer los resultados del informe de participación ciudadana respecto del proyecto de ley en cuestión, donde un 70% de los encuestados -con una edad promedio de 42 años- se declaró a favor del texto legal.
Indiscutiblemente el comercio apunta a una completa y compleja transformación digital que beneficia la posibilidad de cierres anticipados de locales y centros comerciales. Todo es tema de inculcar una cultura de consumo similar a la europea, por ejemplo, además de aplicar sistemas de turnos rotativos en rubros donde el cierre anticipado no es viable como el gastronómico, sector salud, entre otros. Esto se suma a la necesidad de regulación de la jornada laboral, haciendo referencia al proyecto de ley de 40 horas semanales y al apoyo y participación entre trabajadores, legisladores y empresarios.
Con voluntad todo es posible, principalmente, cuando es fundamental compatibilizar la vida familiar con el ámbito laboral para tener una sociedad más sana y justa.