Por Evelyn Silva Moreno, Jefa Nacional de Unidad de Gestión de INIA
Este año, la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha hecho un llamado a conmemorar el el Día Internacional de la Mujer bajo el marco de los desafíos urgentes en sostenibilidad, con el lema “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible”.
¿A qué se debe este énfasis? Según datos de la misma ONU, las mujeres representan el 80% de los refugiados climáticos siendo las primeras en sufrir las consecuencias de temperaturas extremas y desastres naturales. Esto se debe a que, las mujeres y las niñas representan el mayor porcentaje de la población más pobre, y tienen mayor dependencia de los recursos naturales. Por otra parte, las mujeres están subrepresentadas cuando hablamos de la crisis climática, lo que se manifiesta en que más del 80% de los puestos de responsabilidad en materia de cambio climático, son ocupados por hombres, según el Instituto Europeo para la Igualdad de Género.
Las mujeres son en general las responsables de la alimentación familiar. Por lo cual, frente al cambio climático, han aplicado la innovación en los procesos para asegurar su sustento, mostrando así un liderazgo eficaz e influyente en sus comunidades, a través de procesos exitosos de adaptación para generar formas y cultivos más sostenibles.
Desde la Unidad de Gestión de la Innovación del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile (INIA) hemos apoyado los procesos internos del Instituto para resaltar el rol de las mujeres en el mundo agrícola. INIA ha desarrollado e implementado una política de equidad de género que, además de disponer de mecanismos para resguardar la igualdad al interior de la institución, establece lineamientos para la dimensión externa, que se traducen en distintas acciones de vinculación del INIA con el entorno, con especial enfoque en las mujeres, para desarrollar I+D+i, extensión y transferencia que responda a sus necesidades actuales y futuras.
A pesar de los esfuerzos, aún queda mucho por avanzar. Es urgente incorporar la diversidad de miradas a la lucha contra el calentamiento global, priorizando, de forma integral, la forma en que tantas mujeres sobrellevan los estragos de la modificación del clima, haciendo frente a la falta de agua, la desertificación, y la pérdida de la calidad de las tierras, entre otros factores. Incorporar su mirada nos puede dar algunas luces del camino que necesitamos recorrer.
Si queremos alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, y del Acuerdo de París en esta materia, debemos continuar incentivando economías territoriales lideradas por mujeres, además de fomentar y resguardar su participación como actoras climáticas, que nos permitan generar alternativas productivas y de equidad esenciales para los sistemas agroalimentarios sostenibles.