Un nuevo estudio busca determinar y cuantificar el consumo de lácteos en la población adulta y adulta mayor en Chile. El proyecto, a cargo de Claudia Bugueño, nutricionista de la Universidad Católica Del Norte, y miembro del Comité Científico de Lácteos, pretende conocer mejor este segmento para generar posibles guías y recomendaciones de consumo. Los últimos datos relacionados, provienen de la Encuesta Nacional de Alimentación 2010, que arrojó que la mediana de consumo de lácteos en la población chilena fue de 330 ml/día, lo que equivale a una y media porción diaria, es decir, la mitad de lo recomendado (3 porciones) por la OMS.
Y solo un 20% a 25%, cumple con el requerimiento. A raíz de esto, Bugueño junto a otros nutricionistas, de las universidades, San Sebastián, de la Frontera y la Pontificia Universidad Católica, plantearon la posibilidad de generar una encuesta nacional que actualice dichas cifras. “Creemos que servirá para fomentar estrategias, programas y/o campañas divulgativas sobre los beneficios del consumo de leche y derivados ya que constituyen un factor de prevención en determinadas patologías como son la enfermedad cardiovascular, algunos tipos de cáncer, la hipertensión arterial, patología ósea o dental y malnutrición por exceso”, señalaron.
El estudio busca asociar el consumo de lácteos en adultos y personas mayores con sus características sociodemográficas, nivel socioeconómico, estado nutricional y barreras de consumo. Respecto al factor etario, participarán mayores de 18 años (hombres y mujeres) en adelante (con consentimiento informado y de manera confidencial) y sólo serán excluidas las que no respondan todas las preguntas, las que por tratamiento médico no estén consumiendo estos productos, mujeres que se encuentren embarazadas o amamantando y extranjeros que residan en Chile hace menos de 5 años.
La modalidad será on-line y en paralelo, para personas que no tengan acceso al cuestionario en la red (adultos mayores y personas de menor nivel socioecononómico) un encuestador entrevistará a personas afuera de supermercados, en ferias libres y otros lugares, en distintas regiones del país. Se espera tener las respuestas de 1.230 personas, aproximadamente. Las preguntas incluyen la ficha de recolección de datos del participante (edad, género, región, nivel socioeconómico, reporte de peso y talla del último control de salud), hábitos de vida como el hábito tabáquico y actividad física.
Cambios de consumo
Para Bugueño es relevante trabajar en este proyecto, ya que a su parecer, han influido muchas variables nuevas en los patrones de consumo, como por ejemplo, la cuarentena (encierro) asociada a la pandemia del Covid-19, el sedentarismo y otros cambios en el estilo de vida. “Hay muchas condiciones que lo han ido modificando, y para hacer cualquier intervención, necesitamos tener esa información al día. Por ejemplo, en los adultos mayores, es probable que la pandemia haya influido en que no hayan podido ir a retirar sus productos al centro de salud, producto del confinamiento. También hay otros que los retiran, pero los venden o regalan”, declara.
Otro factor que puede haber provocado alteraciones son los nuevos productos (que no existían en 2010). La nutricionista destaca que hay una línea de los llamados “protein”, que los adultos jóvenes tienden a comprar más, o la gente que hace ejercicio. Sin embargo, hay otros que no realizan actividad física y los ingieren, pensando que sólo por tomarlos van a generar más masa muscular. “Si no haces actividad de carga o resistencia, o si no tienes un plan de entrenamiento bien llevado, no te va a servir consumir más proteínas. Al final, lo único que hago es que mi riñón trabaje más”, indica
Bugueño señala que las personas con intolerancia a la lactosa también tienen más productos, y las dietas de moda, como la vegana, han provocado que esas personas consuman principalmente bebidas vegetales en base a almendras, o leches que son bajas en aporte de calcio.
Igual o menos cantidad
La especialista de la Universidad Católica del Norte tiene la percepción de que el nuevo estudio arrojará datos similares, en cuánto al consumo de lácteos. “Sin embargo, es probable que se vea más gente comprando la línea protein. Hay muchas personas ahora que tratan de tener un estilo de vida más saludable. En el cuestionario se pregunta sobre actividad física, y esa gente puede que esté consumiendo un poco más de estos productos”, indica. Pero si podría haber un incremento, a raíz de los extranjeros que serán encuestados. “Los extranjeros tienen mejores hábitos alimentarios, por ejemplo los colombianos o venezolanos consumen más frutas y verduras que nosotros”, comenta.
Para Bugueño hay mucha información que circula y que no es verdad, lo que merma en la ingesta de lácteos. “Está muy de moda eso de que si no soy hijo de la vaca, no necesito tomar leche de vaca. Cada animal debe tomar leche de la mamá que le corresponde y mi mamá puede tener leche hasta los 2 o 3 años y después ya no necesito más. Son ese tipo de cosas que he escuchado”, declara.
Análisis en niños
Posterior a esta encuesta, el equipo de Bugueño realizará el mismo proyecto en niños, población que podría haber reducido su consumo de lácteos. “Creo esto, porque lo veo mucho en el colegio de mi hija. Lo recomendado son al menos tres lácteos al día en población de 9 años, pero no ocurre. No llevan de postre o de colación al colegio, y tampoco tienen en sus casas. A ella la han invitado a otros hogares en la tarde, y me ha dicho que toman té en vez de leche”, destaca. La nutricionista explica que años atrás no era tan frecuente que los niños tomaran té, ya que los padres eran un poco más disciplinados con darles leche a los pequeños.
Estos cambios en su dieta preocupan a la especialista, principalmente, porque se relacionan con su crecimiento y desarrollo final, alcanzar su talla esperada y el fortalecimiento de sus huesos. “Tú generas una masa ósea en esta edad, por lo que tiene un montón de consecuencias a largo plazo para ellos, y los papás no lo están viendo”, señala. Según su opinión, existen una variedad de productos para el segmento infantil, pero tampoco ha funcionado. Y agrega que tampoco consumen frutas y verduras.
“Hay un grupo que después de los 6 años queda muy abandonado, ya que los papás dan como terminada la tarea de darles leche, e incluso a veces antes, como a los 2 o 3 años, cuando les dicen que ya pueden incorporar la alimentación del hogar”, comenta. Por eso opina, que el estudio en adultos, será relevante para el de niños, ya que “podremos ver el patrón de conducta, que nos mostrará los hábitos alimentarios, que son los que se traspasan de padres a hijos. Y si en adultos disminuyó la incorporación de lácteos, es probable que en los niños sea igual”, expresa. (Por Cristián Yáñez W. Agencia Inés Llambías Comunicaciones)