IEB Chile
Autor: Aníbal Pauchard
El pasado 5 de agosto, investigadores e investigadoras del Instituto de Ecología y Biodiversidadparticiparon del “VI Encuentro Científico de Biología vegetal y Biotecnología 2022” -ECBVB2022-, organizado por el Programa de Doctorado en Ciencias con mención en Biología Vegetal y Biotecnología, y el Instituto de Ciencias Biológicas de la Universidad de Talca.
Esta actividad científica, que contó con la charla inaugural de la SEREMI de Ciencia de la Macrozona Centro Sur – Dra. Sofía Valenzuela- tuvo como objetivo atraer a futuros estudiantes al programa de postgrado, y convocar a científicas y científicos a compartir investigaciones sobre el estrés que enfrentan las plantas ante temperaturas extremas o sequías, y cómo se adaptan a condiciones adversas, comprendiendo este fenómeno desde las moléculas hacia los ecosistemas.
En este contexto, el encuentro finalizó con una mesa redonda para abordar e integrar diversas disciplinas en torno a los efectos que sufre la especie Araucaria araucana ante el cambio climático en nuestro país, espacio en el que participó el Dr. Aníbal Pauchard, director del IEB, la investigadora principal IEB y de la U. de Talca, Dr. Frida Piper, y asociada IEB y de la U. de Concepción, Dra. Patricia Sáez. “Como IEB pensamos que para entender realmente la problemática de Araucaria araucana y su declive poblacional tenemos que tomar una aproximación ecosistémica en la cual evaluemos varios factores que están influyendo, desde pestes, patógenos, cambio climático, sequía, las especies invasoras, incendios forestales, e incluso la urbanización. Básicamente creo que la fortaleza del IEB es dar una visión ecosistémica más global que permite entender que la araucaria está en declive por la combinación y sinergia de estos factores”, destacó el Dr. Pauchard.
En este sentido, la investigadora Dra. Frida Piper señala que en Chile “tenemos excelentes científicos que abordan la araucaria, estudiando desde sus moléculas hasta los ecosistemas en que habitan -como vimos en este encuentro-. Sin embargo, no tenemos integración de todas esas piezas y evidencias científicas, incluso a veces los científicos no se conocen. Por lo tanto, es importante aprovechar esta plataforma para concentrarnos en cómo podemos mejorar la conservación de esta especie emblemática en nuestro país, sobre todo para ciertas comunidades que se benefician directamente de estos bosques”.
La araucaria no es tan diferente a otros árboles. Hay muchas especies y bosques completos que tienen mortalidades, y en algunos casos no existe explicación concreta sobre qué factor las gatilla. “Estas mortalidades son realmente un elemento que está ocurriendo a nivel global. Lo que podamos aprender con la araucaria también podrá ser aplicable, o por lo menos nos va a dar luces de lo que pasa con otras especies”, señaló el investigador Pauchard, quien enfatiza que en el hemisferio norte el estudio de estos fenómenos lleva tiempo, pero en el hemisferio sur, es reciente. Ante ello, la Dra. Frida Piper destaca la intención de establecer esta mesa de araucaria de una manera sistemática todos los años, y documentar qué pasa con ella, apoyados con evidencia científica sólida.
En este sentido, la Dra. Patricia Sáez presentó un trabajo titulado “Algunos rasgos fisiológicos de la araucaria” donde destacó la carencia de estudios sobre los rasgos fisiológicos de Araucaria araucana. Ante ello, la investigadora señala que es importante conocer el comportamiento de estos rasgos bajo condiciones óptimas (al menos de agua y temperatura) para determinar luego cómo cambian los valores de estos rasgos en condiciones estresantes.
La científica nutre y amplía una base de datos -con información fisiológica- para conocer qué sucede con esta y otras especies evolutivamente antiguas que son muy importantes, pues nos dan luces de cómo era el ambiente en el cual evolucionaron, y cómo sus rasgos se han ido ajustando para hacer frente a los cambios ambientales. “Ellas han vivido miles de años, soportado cambios importantes en los patrones climáticos, por tanto, son un reservorio de mecanismos de resistencia al estrés. Si bien los mecanismos subyacentes a las respuestas de las plantas al cambio climático son aún poco conocidos en general, existe una creciente evidencia de que varios de los eventos globales de mortalidad son en parte producto de cambios en las condiciones ambientales. Por lo tanto, conocer sus características fisiológicas es un paso clave para comprender su respuesta al cambio climático y aumentar nuestro conocimiento sobre las posibles respuestas de otras especies evolutivamente antiguas a esta amenaza», destacó la Dra. Patricia Sáez.
Otro de los estudios compartidos en el encuentro, fue “Coordinación metabólica mediada por temperatura entre Dromiciops spp. (monito del monte) y Nothofagus pumilio (lenga)” de la Dra. Frida Piper, quien investiga la relación entre el monito del monte y los árboles de lenga.
La importancia del proyecto radica en que se comprende que el cambio climático actúa sobre ecosistemas, y no sólo sobre especies. “Los colapsos ocurren a escala de todo el ecosistema, y sin embargo los esfuerzos de la comunidad científica todavía son en cada nicho, cuesta integrar y abordar el problema a esta escala.
A partir de este proyecto, científicas y científicos esperan documentar cómo la temperatura controla el metabolismo de estas especies, y si lo realiza de forma coordinada entre el bosque y todos los organismos que sustenta -como es el caso del monito del monto y las levaduras que viven en la corteza de la lenga. “Si ese patrón existe y si podemos documentarlo, va a ser mucho mas fácil modelar las predicciones del ecosistema en respuesta al cambio climático”, destacó la investigadora. Esto implica que a mayores temperaturas van a ejercer menos control metabólico, lo que podría llegar a acelerar el metabolismo de distintas especies, alargar sus períodos de crecimiento y reducir su reserva energética, entre otros. En consecuencia, estos efectos podrían traducirse en cambios en rangos de distribución o extinciones locales.