IEB Chile
– Los talleres, que combinan educación ambiental, arte y actividad física, se realizaron durante julio y agosto en el Zoológico Nacional.
-El proyecto fue desarrollado por el Instituto de Ecología y Biodiversidad, IEB y el Zoológico Nacional, con el fin de contribuir al bienestar integral de las personas mayores, y motivarles a convertirse en verdaderos agentes de cambio ecológico.
Un gran lienzo textil se extiende al interior del Zoológico Nacional. Desde lejos, se observan múltiples formas y colores, pero al caminar hacia a él, comienza otra aventura: una que reúne a decenas de cóndores, zorros culpeos y pingüinos de Humboldt. Ninguna figura es igual a otra y cada una está inmersa en paisajes, historias y memorias cosidas a mano, entremedio de telas, lanas, hilos y texturas diversas.
Como si fuera un libro, esta obra reúne capítulos que retratan a algunos animales de nuestra fauna amenazada y los problemas ambientales que sufren sus ecosistemas, pero también, retazos de imaginación, emociones y recuerdos de quienes les dieron forma: un grupo de adultos mayores de la Fundación de las Familias de Recoleta.
Todas ellas y ellos participaron recientemente en la “Ruta Nativa”, un programa piloto de educación ambiental, desarrollado por el Instituto de Ecología y Biodiversidad y el Zoológico Nacional del Parque Metropolitano.
Las actividades, realizadas durante julio y agosto, fueron diseñadas y desarrolladas por nuestra directora de comunicaciones, Nélida Pohl; el sociólogo Michel Parra; la artista Daniela Humeres; la profesora de yoga, Esther Álvarez, y parte del equipo de Educación Para la Conservación del Zoológico Nacional: Esteban Venegas, Gabriela Fuentealba y Guillermo Cubillos.
Este viaje por la ruta nativa, realizado durante seis semanas consecutivas, tuvo por objetivo generar conciencia y compartir aprendizajes sobre nuestra biodiversidad, y al mismo tiempo contribuir al bienestar de las personas mayores. De esta manera, las jornadas tuvieron como protagonistas a animales nativos de nuestro país, lo cuales sirvieron además de catalizadores del diálogo en torno a diferentes dimensiones del bienestar, dando inicio a la elaboración del gran textil colectivo. El ciclo de talleres también consideró un espacio para trabajar con el cuerpo, a través del yoga y la meditación.
Nélida Pohl, se refiere a la importancia de estas jornadas que vinculan diversos saberes, y que culminaron el miércoles 31 de agosto con la realización de encuestas a las y los participantes, más una convivencia de despedida. “Ruta Nativa es una colaboración entre la ciencia, la conservación, el arte, las ciencias sociales y la educación física, que busca llegar a un público rara vez priorizado, como son las personas mayores, para contribuir a su bienestar integral y apoyar su desarrollo como agentes de cambio ecológico. Necesitamos de las personas mayores, de su conocimiento, su visión de mundo, su experiencia, para ayudarnos a difundir intergeneracionalmente la importancia de los ecosistemas nativos que nos sostienen, las amenazas que se ciernen sobre éstos, y la urgencia de defenderlos”, advierte la comunicadora científica del IEB.
Estaciones de la ruta
El programa inició conociendo al cóndor y su ecosistema cordillerano, ave longeva que sobrevuela los Andes, y que invitó a las y los asistentes, a explorar la memoria y los recuerdos, principalmente a través de fotografías históricas del Zoológico y del cerro San Cristóbal. Quienes participaron también pudieron observar de cerca a la pareja de ejemplares que están en el Zoológico Nacional, y cuyos cuidados se orientan a la reinserción de sus crías en su hábitat natural. En las sesiones dedicadas al cóndor, las y los participantes también escribieron cartas a esta ave, y comenzaron a crear dibujos y parches de género para iniciar el gran textil que sigue la ruta.
Las sesiones siguientes se abocaron a conocer de cerca y en profundidad al zorro culpeo y el ecosistema Mediterráneo de Chile central, y luego al pingüino de Humboldt y su ecosistema marino, y los problemas que enfrentan estos animales nativos y sus hábitats. Junto a ello, en cada sesión también se compartieron aprendizajes, experiencias, dando paso también a la creación de nuevos y valiosos vínculos.
“Así como el pingüino de Humboldt nos inspiró a trabajar en red, creo que esta es una hermosa comunidad y eso se ha visto reflejado también en el lienzo que se elaboró. Siento un vínculo importante con cada una y uno de los participantes y creo que todas y todos sin importar la edad, somos claves para la protección de la naturaleza y el cuidado de nuestra fauna nativa. Así que doy las gracias a todos quienes nos acompañaron en esta aventura”, señaló Esteban Venegas, educador ambiental del Zoológico Nacional y co-gestor del Proyecto.
Por su parte, Daniela Humeres, artista y creadora de “Mezcolanza Creativa”, agradeció la instancia a través de una carta personificada por el cóndor. “Desde lo alto traemos mensajes de amor. Estamos aquí para cumplir esos sueños profundos de viajar planeando por estos bellos territorios… Junto al zorro culpeo y el pingüino de Humboldt estamos maravillados por sus hermosas creaciones. La naturaleza nos enseña día a día que la belleza habita en la diversidad de seres. Y ustedes con sus puntadas le han dado vida a muchos más”.
¿Qué significó esta experiencia para las y los viajeros de la “Ruta Nativa”? Carlota Bascuñán, una de las participantes, comenta al respecto. “Quedó hermoso el textil. Esto es muy emocionante para la mayoría de nosotros, después de ver todo lo que fuimos capaces de hacer. También destaco la oportunidad que tuvimos para compartir y aprender. Yo le escribí una carta al cóndor y ahí le decía que sólo lo había visto en el escudo nacional, pero no sabía nada de él. Además, que no venía al zoológico desde que era niña. La verdad es que todo es muy lindo. Conocer al zorro y su alimentación, dónde viven. Aprender del pingüino, que es veloz, que es un ave que tiene alas pero no las usa para volar sino para nadar, y su destreza. Me llamó la atención saber cómo viven en comunidad, y darnos cuenta que tenemos que cuidarlos. Nosotros estamos haciendo tanto daño en el medio ambiente y estas especies se están terminando. Así que tenemos que rescatar eso. El que debemos portarnos bien como comunidad completa”.
Luis Fernández, participante de las jornadas, quien pintó a un zorro culpeo, también valoró la iniciativa: “Fue muy linda toda la labor que hicieron con nosotros, pues muchos no conocíamos a estas especies. Ahora las conocimos en profundidad y podemos decir que aprendimos bastante. Pero esto no debe terminar. Tiene que continuar por el conocimiento que uno debe adquirir y luego repartir”.
Similar percepción comparte Luisa Arredondo. “Yo estoy pasando por momentos malos y esto fue muy hermoso para mí. Ojalá pudiéramos repetir esta experiencia, sobre todo para los adultos mayores”, concluyó.