Jeannette Valenzuela Mella UdeC
Estos proyectos son una invitación a conocer los recursos que existen en nuestro entorno cercano, valorarlos como parte de un ecosistema, a disfrutar la belleza que transmiten desde sus formas, texturas y colores, y a explorarlos desde las claves que entrega la ciencia.
Nuevas formas de acercar la ciencia al público están explorando dos investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales y Oceanográficas de la UdeC, combinando sus objetos de estudio con el arte.
Ambos trabajan con recursos que están presentes en el entorno cercano y que buscan visibilizar a través de creaciones que resaltan la belleza propia de la naturaleza.
Las vetas y caprichosos dibujos que guardan troncos y ramas de especies nativas son los elementos que el académico del Departamento de Botánica y curador del Herbario de la UdeC, Carlos Baeza Perry, busca destacar en sus aros y anillos.
Todo partió el año pasado con el lanzamiento de la Guía de Campo Árboles Nativos del Parque Botánico de Hualpén, un proyecto del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) en el que trabajó junto al Profesor Emérito de la UdeC, Roberto Rodríguez Ríos ( † 2022), y otros autores.
Con los organizadores quisieron ir más allá de lo meramente científico, de modo que en la presentación del texto -que se hizo en la Estación de Biología Terrestre que la UdeC tiene en la Península de Hualpén- incorporaron originales de acuarelas de Fernando Calvo Silva contenidas en la Flora arbórea de Chile (obra de académicos UdeC), ilustraciones científicas y muestras de la colección de maderas (xiloteca) del Herbario.
Allí se le ocurrió hacer anillos y aros con madera, para unir la información de los árboles descritos en el libro y las piezas de la colección de una manera artística. El ejercicio lo repitió en el Día del Patrimonio en la UdeC, donde sus artesanías llamaron la atención de los asistentes.
“Entonces, si tu muestras algo es totalmente científico, como la colección de maderas, con el corte usual, pero pones al lado uno de estos productos, cambia la concepción; es ver la belleza que está escondida detrás de la corteza de los árboles”, comenta.
Dice que la belleza natural de estos objetos gatilla un diálogo en el que las personas manifiestan interés por saber el nombre de las especies, el lugar donde crecen o su estado de conservación y así empiezan a mirar el libro que los describe de otra manera y a conectarse con la ciencia.
“En el Día del Patrimonio hicimos un ranking y entre los 24 árboles nativos que crecen en la zona elegimos las especies que más les gustaron a las personas por el color o por sus vetas”, relata.
Los más votados fueron el huillipatagua (Citronella mucronata) -un árbol endémico, que está en peligro de extinción-, el peumo (Crytocarya alba), el litre (Lithraea caustica), el olivillo (Aextoxicon punctatum) -que destaca por su madera casi negra-, el ulmo (Eucriphia cordifolia) y el avellanillo (Lomatia dentata).
“Nadie en Chile hace artesanía con estos árboles”, asevera el investigador, quien considera que aquí también hay una oportunidad de dar valor a un recurso, aprovechando troncos o ramas caídas, y sin necesidad de cortar los árboles.
“Entonces eventualmente le podemos contar a un artesano, que quiera conectar arte y ciencia, que puede trabajar con otras maderas chilenas, que se usan normalmente para producir carbón y leña, pero que pueden tener un valor como artesanía”, indica.
Las artesanías del Dr. Baeza serán parte -junto a otros elementos del Herbario- en el stand que la UdeC presentará en el marco de la Segunda Feria Regional de Medio Ambiente de Hualpén, que tendrá lugar en el centro de eventos SurActivo, mañana entre las 9 y las 17 horas.
Atrapadas en resina
La experiencia artística del académico del Departamento de Oceanografía y especialista en algas, Erasmo Macaya Horta, tiene algo más de tiempo. Poco antes de la pandemia comenzó a incursionar en el encapsulado de algas en resina epóxica para contar con una manera atractiva de presentarlas actividades de difusión.
El Director del Laboratorio de Estudios de Algas (Algalab) dice que es poco probable que las personas comunes y corrientes tengan la oportunidad de interactuar con las algas, de modo que cree que ésta es una buena forma de acercarlos a la flora marina.
“Encontramos que la resina es un buen material para fijar estos organismos. Las algas son en general bien delicadas, al herborizarlas pierden su color muy rápido, porque los pigmentos se degradan. Nos hemos dado cuenta de que la resina es un buen preservante, porque las mantiene bien en su forma y color. De hecho todo nació de una muestra muy bonita que me regalaron y que se ha mantenido muy bien por años”, explica.
Ese presente fue la inspiración y modelo para las primeras pruebas. Así empezó a experimentar con moldes para algas pequeñas y luego con muestras de distintos tamaños, principalmente con especies de la zona; para luego traspasar la técnica a los estudiantes-investigadores que se integran al Laboratorio.
Después probaron incorporar fondos que permiten resaltar, por ejemplo, algas que son menos coloridas e investigando las posibilidades que ofrece este material se interiorizaron el uso de tinturas y de moldes que permiten confeccionar una amplia variedad de productos.
Hoy, hacen aros, colgantes, llaveros, marcapáginas, posavasos, sets de dominós y otros objetos que fueron un éxito de venta en el XLII Congreso de Ciencias del Mar, realizado la última semana de mayo.
De este modo, indica el académico, se obtienen recursos para costear la materia prima y también apoyar la asistencia de estudiantes en seminarios y congresos.
Las algas lucen sus formas y colores en una expresión artística que funciona como mediadora de la ciencia. “Son parte de nuestro estand de divulgación y la gente las encuentra bonitas, porque las algas tienen distintas formas y colores que van del verde y el café a los rojos. Obviamente, las personas ven algo atrapado en la resina, pero desde ahí empieza la conversación, entonces les contamos del lugar donde vive la especie, su importancia comercial, si es comestible, etc.”, detalla el académico.
La idea ahora es empezar incorporar los nombres e incluso un código QR que permita a las personas acceder directamente a una página y profundizar en la información de las especies. “Estas son las ideas que tenemos en carpeta”, adelanta el especialista.
Ambos proyectos son una invitación a conocer los recursos que existen en nuestro entorno cercano, valorarlos como parte de un ecosistema, disfrutar de la belleza que transmiten desde sus formas, texturas y colores y a explorarlos desde las claves que entrega la ciencia.